Héroes con capa blanquivioleta
La desbandada va camino de provocar un retroceso histórico. Ante el Málaga solo acudieron 12.700 espectadores. La decadencia no es novedad, viene de jornadas anteriores
Zorrilla es como Marvel. Las butacas están llenas de héroes anónimos. Como el señor que se ha hecho viral gracias a un vídeo en el ... que, en pleno diluvio, se intenta ajustar un chubasquero morado y no es capaz de sacar la cabeza. Pensándolo bien, a lo mejor era un teatrillo y realmente no quería ver el esperpento. Uno de esos héroes con capa blanquivioleta es mi hijo mayor. El hombre va con sus colegas aunque nieve. No hay mejor plan de sábado noche para unos chavales de 17 tacos que subir al estadio y luego apretarse un kebab saboreando la victoria. La faena es que el Pucela les lleva atragantando el dürüm desde hace ya demasiadas jornadas. Y eso duele, porque como a ellos, al resto de los fieles se les está escurriendo la ilusión entre derrotas indecorosas y empates surrealistas. Entre uys y errores groseros. Entre pases fallados y descontrol táctico. Entre estadísticas vacías y goles invisibles.
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En el medio del huracán está el fútbol, que no existe. Aunque el técnico eche la culpa a la falta de puntería, el problema es mucho más profundo. Es tan hondo, que a este paso Juanito y sus panas van a preferir irse de fantas a tirar a la basura dos horas de su vida esperando a que el equipo de sus amores tenga a bien ganar un partido. No son los únicos. La desbandada va camino de provocar un retroceso histórico. Ante el Málaga solo acudieron 12.700 espectadores. La decadencia no es novedad, viene de jornadas anteriores. Y la culpa no la tienen ni la lluvia ni el frío, ni siquiera el día o la hora. La responsabilidad es única y exclusivamente de Almada por no construir una identidad de juego reconocible; de los futbolistas, que cortocircuitan cuando tienen que embocar y se desparraman cuando reciben el primer sopapo; y de la dirección deportiva, que no ha sabido armar una plantilla capaz de asentarse en la zona noble (al menos hasta la fecha).
Dice Almada que no nos quedemos en el resultado, que hay estadísticas mejores. Es la típica excusa del estudiante cortito que llega a casa con la mochila llena de suspensos e intenta convencer a sus padres de que atiende en clase y clava codos. A lo mejor es verdad, pero si las horas de estudio no se traducen en buenos resultados, tal vez su futuro deba enfilar otro camino diferente al de la universidad. Podemos fijarnos en lo que queramos, pero la única estadística fiable es la clasificación. Y puedes merecer la Champions porque generas 200 uys por partido. Ahora bien, si tu portero es tu mejor futbolista y el de enfrente apenas tiene que intervenir porque disparas al palo, a la chepa de un rival o mandas el balón a la grada, entonces la estadística de los tiros a portería es un timo.
Con el equipo a tres puntos del descenso, a lo mejor hay que replantear el curso. Tal vez aquello de «llevar al club al lugar que se merece» no sea más que un circunloquio. Es hora de que la dirección deportiva, los copresidentes o quien sea hablen claro y digan si la plantilla está hecha y tiene capacidad para pelear por el ascenso o estamos ante una temporada de transición para salvar los muebles. A lo mejor haciendo este ejercicio se evitan tantas decepciones. Y si no es así, si el objetivo es el ascenso, que se comprometan a conseguirlo porque, de seguir así, el Pucela va a tener que pelear por esquivar el precipicio con las tribunas de Zorrilla vacías de colegas y llenas de cemento.
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