Los blanquivioleta celebran el primer tanto. Alberto Mingueza
Gambetas Largas

El filo en la presión descorcha la goleada

El Real Valladolid aplasta al Ceuta con un fútbol práctico y vertical, que se asentó en el trabajo coral y solidario de todo el equipo

Sábado, 16 de agosto 2025, 00:36

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Almada cumple y propone un once coherente

Guillermo Almada se quitó el corsé de la pretemporada y abrió el abanico para dibujar el once más competitivo posible. Hasta la segunda parte del ... choque contra el Burgos, el uruguayo solo necesitó una página de su libreta. Siempre los mismos, para él los mejores. Un camino demasiado directo hacia un once ideal, que se deshizo de forma natural en el último amistoso. En el debut liguero, el preparador blanquivioleta borró de la pizarra el doble nueve y repartió las fichas sobre el verde de forma coherente, sin aspavientos innecesarios. El Pucela se mostró muy superior a un Ceuta, que pagó su estreno en Segunda. Su único lunar ayer fueron los cambios, por poner un pero. Con el partido resuelto, pudo haber movido el banco antes para evitar cargas innecesarias.

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La presión como punto de partida del ataque

La idea de Almada arranca en la presión afilada. Es el primer movimiento defensivo, pero también se constituye como la palanca ofensiva sobre la que pivota la verticalidad del fútbol del Real Valladolid. De hecho, dos de los goles llegaron precisamente desde el robo en la terraza del área del Ceuta. Latasa no estuvo demasiado fino para embocar, pero se enfundó el mono de faena y se convirtió en el primer peón para recuperar el balón y acortar la distancia hasta la última frontera. Almada esculpió un 4-2-3-1 más ofensivo que lo exhibido en pretemporada, con Meseguer por Alani. Chuki, Amath y Biuk se alistaron por detrás de Latasa y de su movilidad nació la fragilidad defensiva del Ceuta, muy inferior desde el primer silbido.

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Biuk marca la diferencia en el costado zurdo

Mientras el Real Valladolid se debatía en medio de un océano de negligencias técnico-tácticas, Biuk exprimía su talento, lo que le dejaron, en Croacia. Una de las sinrazones de la anterior etapa, la del descenso y las decepciones. El extremo volvió ayer a su sitio y deslumbró desde el costado zurdo. De su aceleración brotó el brío del fútbol ofensivo del Pucela y en su gambeta pereció la frágil resistencia ceutí. Almada permitió la libertad de movimientos de sus tres puñales y acertó. Amath, Chuki y Biuk volaron por los aires la pizarra del técnico visitante.

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Chuki cose galones a su chaqueta en la media punta

Guillermo Almada es un especialista en extraer talento de la cantera. Al menos es una de las cualidades que cincelan el denominador común de su carrera profesional. En el Real Valladolid tiene una gran oportunidad de ligar esta virtud con el storytelling que ha diseñado el club para que el Pucela vuelva al sitio que le corresponde. Y en ese camino por alinear los valores que emanan de la tierra con el espinoso trecho que separa al club del ascenso, un canterano, Chuki, agarró el escudo, olvidó el bloqueo del pasado y se convirtió en el '10' que necesita el proyecto para enganchar con la grada. El vallisoletano estuvo en todas las acciones ofensivas, se movió con desparpajo y demostró personalidad para liderar las operaciones ofensivas del cuadro castellano. Marcó, asistió y pudo firmar el doblete si no se hubiera adornado demasiado antes de viajar al banquillo en el minuto 80. Queda mucha temporada por delante, pero Chuki puso las cosas en su sitio. Ahora, su misión en el equipo pasa por dar continuidad a un gran estreno.

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La virtud de no acunarse en el elogio anticipado

Debutar en Segunda ante un recién ascendido es un arma de doble filo. Ganar es una obligación y perder descorcha debates que pueden encender el nervio antes de hora. Y más si eres uno de los equipos que el año pasado militaba en la zona noble. El Real Valladolid aplastó al Ceuta sin muchos alardes, pero con un fútbol prieto y vertical. El sacrificio representa uno de los aspectos innegociables para Almada y el conjunto blanquivioleta comenzó a construir su ADN con un planteamiento valiente y un trabajo coral que dejó sin oxígeno al cuadro visitante. Es pronto para saber si fue más mérito del Pucela o incompetencia del rival, pero comenzar el curso con un triunfo siempre es importante para esquivar dramas y espantar desconfianzas. Sobre todo, cuando la propiedad es nueva y el reto mayúsculo. Orta todavía tiene trabajo por delante. Cuando estén todos, es posible que Almada retoque su pizarra o siga abriendo su abanico para armar un sistema con las variantes suficientes como para llegar con opciones a los últimos metros, que realmente es lo que importa. Golear al Ceuta no debe servir para que el equipo se acune en el elogio. Todo lo contrario, es una demostración de que el conjunto pucelano debe actuar con sus argumentos y su personalidad, por encima de cualquier oponente. Ayer fue el Ceuta, mañana será un aspirante al ascenso. La clave residirá en que el Real Valladolid sepa dibujar su camino sin preocuparse de lo que hacen los demás.

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