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Si hay un héroe poco subrayado en el Real Valladolid actual ese es Jordi Masip. Sin hacer mucho ruido, el guardameta catalán ha resultado clave ... para el despegue del equipo blanquivioleta. Los datos no engañan: el Pucela no ha perdido aún con Masip en el once y sus números individuales empiezan a ser para enmarcar. El cancerbero solo ha encajado cinco goles en nueve partidos disputados (cuatro en los dos últimos), ha firmado la mejor racha sin tantos recibidos de toda la historia del club (646 minutos) y ha protagonizado exhibiciones portentosas como la del viernes en Cartagena.
Este último encuentro mostró a Masip en su versión más octópoda. Con rápidos tentáculos, el portero multiplicó guantes para frenar las continuas acometidas del conjunto albinegro. Ejecutó ocho paradas, seis de ellas con remates rivales dentro del área y despejó dos balones por alto. Amargó especialmente a Dauda, pero también frenó peligrosos remates de Gastón Silva y Pedro Alcalá.
Los 180 centímetros de altura que figuran en su ficha (una estatura no demasiado alta para un portero profesional) no son óbice para que Masip se haya convertido en el portero más resolutivo de toda la Liga SmartBank. Al menos, en este tramo de la temporada.
Desafortunadamente para él, su nombre no aparecerá en las clasificaciones del Trofeo Zamora incluso aunque mantenga su portería cerrada con múltiples candados de aquí al final de curso. El premio al guardameta menos goleado de la Liga SmartBank incluye entre sus requisitos disputar al menos 28 partidos con un mínimo de 60 minutos en cada uno de ellos. Masip solo lleva nueve y, con 14 jornadas de competición regular por delante, ya no podrá alcanzar esas cifras.
A pesar de todo, la media de goles concedidos por el sabadellense revelan el alto nivel de la portería blanquivioleta. Con un promedio de 0,56 tantos encajados por encuentro, no hay otro portero en Segunda División que presente tanta seguridad con al menos cinco encuentros ligueros disputados. Obviamente, a más partidos jugados, más posibilidad de encajar y, por eso, Juan Soriano (Tenerife) encabeza actualmente el Trofeo Zamora con un coeficiente de 0,68, media realmente notable teniendo en cuenta que ha disputado íntegras las 28 jornadas hasta la fecha, en las que únicamente ha encajado 19 goles.
El Real Valladolid ha vivido momentos de solidez defensiva durante el último tramo del campeonato (ante rivales que llegaban poco al área pucelana) , pero en los dos últimos encuentros se ha visto expuesto a intercambios de disparos que han obligado a continuas intervenciones de Masip. El Cartagena ejecutó el pasado viernes la friolera de 18 tiros al marco blanquivioleta, once dentro del área y diez de ellos a puerta. Una jornada antes, el Girona probó suerte con doce lanzamientos (once cercanos) y cinco entre los tres palos
Estos dos últimos compromisos ligueros han permitido a Jordi Masip colarse en el 'top ten' de los porteros que más paradas ejecutan por encuentro. Con 29 intervenciones exitosas en nueve partidos, el guardameta catalán promedia 3,22 atajadas o despejes. Este dato también habla de la sobreexposición defensiva de un Pucela volcado al ataque. De los equipos que figuran en la zona alta de la tabla, no hay portero que pare tanto por encuentro como Jordi Masip. El éxito colectivo, por tanto, tiene un buen componente individual en el arco.
El Real Valladolid ha sumado 21 puntos con Masip entre los tres palos, fruto de seis victorias (cuatro de ellas seguidas) y tres empates. José Rojo 'Pacheta' acometió el cambio en la portería después de que Roberto Jiménez empezase a mostrar síntomas de flaqueza. La fragilidad defensiva del equipo en esos momentos tampoco ayudó entonces al guardameta madrileño, especialmente fuera de casa: en los tres últimos partidos que disputó el Pucela a domicilio, Roberto encajó diez goles (cuatro en Lezama frente al Amorebieta, tres en Almería, tres en Huesca). Tras el choque en El Alcoraz, Roberto, que antes había atravesado grandes momentos pero que fue perdiendo fuelle, pasó a ser suplente. En la jornada siguiente frente al Real Oviedo (2-1), Masip encajó un gol, aunque demostró personalidad y mucha valentía para salir por alto en su primer partido liguero de la temporada. A partir de ahí, se inició la larga racha de seis encuentros sin recibir goles y los nueve encuentros sin perder.
Los guardametas desempeñan un papel clave en los esquemas de Pacheta. «Para mí, el portero no solo tiene que parar, tiene que entender el juego», escribió el actual entrenador del Real Valladolid en el libro 'Un equipo honesto'. «Si mi defensa está adelantada, tiene que vivir fuera del área. Tiene que estar relacionado con la línea defensiva, con el juego. Mi modelo de juego tiene esos riesgos. Necesito porteros valientes».
Por tanto, entender el juego es el factor más importante para que un cancerbero se consolide con Pacheta. «Si hay un balón largo y creo que es del portero y no se comporta así, lo analizamos y buscamos soluciones», añadió el técnico en el citado volumen.
Gestionar los equilibrios de la portería no es algo que asuste a Pacheta, como ya demostró en un momento clave antes de ascender a Primera con el Elche. A falta de seis partidos para acabar la campaña regular de la temporada 2019-2020, el entrenador dejó en el banquillo a Edgar Badía, considerado el mejor guardameta de Segunda, para dar carrete a Miguel San Román, el segundo portero en la plantilla ilicitana. «Contra el Cádiz, que era el líder, jugó San Román. Porque creía que tenía que jugar, porque se lo había ganado, lo merecía y me lo pedía el corazón. A mí el corazón lo que me pide, va para adelante [...]. En el caso de los porteros, el grupo humano se fortaleció [...]. Edgar Badía reaccionó maravillosamente, y volvió a jugar tres partidos después. Jugó todos los minutos de las eliminatorias de ascenso a Primera, como estaba previsto, y no encajó ni un solo gol», consignó Pacheta.
Jordi Masip trabajaba muy bien en los entrenamientos cuando Roberto Jiménez fue elegido como mejor jugador blanquivioleta del mes de octubre y el madrileño brillaba en la portería del Pucela. El guardameta catalán había asumido su rol de suplente después de haber jugado como titular en 95 encuentros durante las tres anteriores campañas en Primera. Entonces no hubo roces con Roberto mientras el madrileño formaba parte de las alineaciones, igual que tampoco los hay ahora tras la inversión de papeles en el arco.
Masip aprovecha bien su gran juego de pies para ayudar a la circulación de la pelota. Hasta los 14 años, se desenvolvió como futbolista de campo (se puso los guantes por primera vez en un partido en la valisoletana Finca de Canterac en 2003 y acabó siendo decisivo en la tanda de penaltis). Antes de convertirse en portero tuvo la opción de incorporarse a la estructura de cantera del FCBarcelona(superó las pruebas), pero prefirió no separarse de su familia y sus amigos. Posteriormente, llegó a la Masia, ya como cancerbero, y acabó convirtiéndose en el tercer portero de la primera plantilla culé por detrás de Claudio Bravo y Marc-André ter Stegen. En julio de 2017 fichó por el Real Valladolid y volvió a Primera al verano siguiente. Ahora, tiene en sus guantes ayudar al Pucela a lograr otro ascenso a la élite.
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