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El detalle puede pasar desapercibido pero es de un peso brutal; tanto como que equivale a sentenciar el porqué de un descenso merecido al que ... aspiramos de salida, vista la deriva dirigente, y que ayer con todo merecimiento culminamos con éxito.
¿Cómo si no explicar el porqué de las treinta derrotas conseguidas en las treinta y ocho jornadas disputadas y como justificar las doce consecutivas que nos llevan al ínclito logro?
Hay que ser muy contumaz en tus erráticos planteamientos gestores, tanto administrativos como deportivos, para conseguir tamaña hazaña.
Cuando allá por el mes de septiembre del pasado 2024 el Real Valladolid malvendía a Osasuna a Enzo Boyomo, el boquete de ese Titanic comandado por Ronaldo y Catoira preludió un hundimiento indefectible que solo era cuestión de tiempo y paciencia.
Algo que solo podría modificarse en un hipotético remolcamiento si el mercado invernal llegaba a tiempo.
Y no llegó –estaba claro que no podía hacerlo– porque el dinero escaseaba y la aparición de un Juma Bah poderoso se desvaneció lamentablemente a las primeras de cambio.
Las maniobras orquestales en la oscuridad de Domingo Catoira malvendiendo nuevamente a Kike Pérez y Lucas Rosa terminaron de escorar el barco y romper el casco en dos. E insisto en lo de malvender porque por mucho que nos dieran, que lo dudo también mucho, no vale para paliar todo lo que acabamos de perder. ¿O no..?
Así las cosas y con los bandazos de un Pezzolano, que como anécdota firmó dos victorias en todo su periplo, de un incrédulo Diego Cocca que en cuanto pudo se ausentó, y de un sumiso Álvaro Rubio, al que tengo la sensación de que no dio el visto bueno a la mitad de lo que firmó, y del que afirmo que le faltó carácter para derribar el burladero de los escondidos ideólogos, conseguimos ayer ¡por fin! llegar al Gólgota.
Hoy las estadísticas del fútbol español nos proclaman campeones de los peores guarismos de la historia de la Primera División, justo en el momento en el cual en la cubierta del navío no queda ni el Capitán ni sus más allegados colaboradores. Otra naviera nos ha comprado y acabamos de cambiar de rumbo según se desprende de mensajes y comunicados, redes sociales mediante.
Mientras tanto Arnu, Maroto y Alani, rubio moreno y negro, dan color al que se adivina Real Valladolid del inmediato futuro.
Yo les invito a que se ilusionen con esto y que orillen un poco el resto. Saber que Iván Sánchez se quede junto a Juric, que se recupere a un decepcionado Amath o que que vuelvan Garriel, Aceves y alguno más me resulta mucho más futbolístico que todo lo demás.
E invito a la nueva propiedad que se gasten el dinero en un buen entrenador como principal y absoluta prioridad, ya que directores deportivos no hay que salir fuera a buscarlos.
Una buena red de seguimiento de jugadores y mucho realismo para lo que somos, esa es la clave. A Ronaldo, junto a Baptista, se lo explicaron un día y terminó por despreciarlo. ¡Ojo!
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