La derrota de las 'erres': Redes, 'referee', rival y recambios... ¡menuda tarde!
Análisis ·
Javier Yepes
Sábado, 14 de enero 2023, 21:09
No fue el de ayer un día propicio para un Pucela castigado desde todos los lados en clave de 'R'. Algo que comenzó entre semana ... con la redifusión nacional de una cosa tan simple como un rifirrafe entre jugadores que acabó por invadir redes y portadas.
Casi sin solución de continuidad, 26 minutos llevaba Kenedy cuando se lesionó y abandonó el terreno para que Weissman se uniese a Guardiola y de paso cambiase el esquema de juego.
Y ya con el cilicio en modo operativo y en forma de silbato, el 'referee', con el Nuevo Testamento de la Internacional Board en mano, nos obsequió con un penal justo ya que a Monchu, ¡craso error!, no se le ocurrió colocarse en posición de firmeza militar mientras ejecutaba el salto de cabeza.
Al castigo para Roque Mesa, y por ende para el equipo, con su ausencia en el once inicial, se añadieron recambios imprecisos, repetitivos y hasta anecdóticos, para terminar por ver desfilar a un central alto, que como atacante es un buen defensor del balón aéreo más que otra cosa.
Menos mal que Masip le atajó el balón a Palazón en una accción excelente para que el equipo tuviese opción de reponerse.
Sin embargo, lejos de reponerse, y a pesar de que Plano para entonces ya ocupaba su sitio natural, el Real Valladolid jugaba en modo encogido ante un rival como el Rayo que juega como en Primera pero corre como los de Segunda División.
Y entre lo blandos que resultábamos en acciones defensivas aisladas y lo beligerante y agresivo, deportivamente hablando, que es el Rayo, pues ocurrió que Isi Palazón se resarció de su fallo en el penal y marcó en la primera que tuvo.
Antes, justo un minuto antes, Weissman tuvo en sus botas el gol pero marró la ocasión y dio paso a la muerte atacante del equipo, ya que El Yamiq, voluntad aparte, no hacía intuir que fuese la solución.
Se fueron los tres puntos tras el castigo al que la difusión de una pelea intrascendente, deportivamente entendida, el absurdo arbitral, el juego del Rayo y las propias limitaciones que nosotros mismos nos impusimos en forma de ausencias y presencias injustificadas.
Frente al Atlético, volvamos a la lógica y cordura habituales y oremos por el salto de cabeza.
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