
El oro y el moro
«A poco más de diez días del cierre del mercado de invierno, el Real Valladolid sigue con los mismos problemas, pero no parece que eso sea importante para Domingo Catoira»
Alberto Cuesta
Lunes, 20 de enero 2025, 18:01
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Alberto Cuesta
Lunes, 20 de enero 2025, 18:01
El día de Reyes llegué a casa de mis padres dispuesto a devorar el roscón, pero al llegar descubrí que le faltaba un trozo. Mantendré el anonimato del ejecutor y no diré que fue mi padre para que no se mosquee. Según él, no había ... comido roscón, sino que había probado una 'raspuelina'. En su cabeza sonaba tan espectacular como una gambeta de Garrincha, pero al roscón le seguía faltando un pedazo.
Me pongo serio. A poco más de diez días del cierre del mercado de invierno, el Real Valladolid sigue con los mismos problemas, pero no parece que eso sea un importante para Domingo Catoira. Como mi padre con el roscón, pensará que no ha pasado nada, pero el hueco se sigue notando. Que a estas alturas del mercado, el Pucela no haya anunciado ni un solo refuerzo y continúe sin un puñetero lateral izquierdo con ficha profesional es una absoluta negligencia que en un club dirigido por gente medianamente seria, competente y comprometida, le habría costado el cargo al señor Catoira.
Aunque esto, en realidad, habría pasado ya hace varios meses. Especialmente sangrante es el tema del mercado y los refuerzos cuando el partido en Barcelona se pierde por el gol de un nuevo fichaje que debutaba ese día con el equipo perico. No puede haber una indirecta más directa y dolorosa por lo que supone ese gol para las (escasas) aspiraciones del Pucela.
Cuando Ronaldo llegó a Valladolid prometió trabajo, y ya ni está ni se le espera. Dijo que no se compraba un equipo para irse de vacaciones y que el Real Valladolid no sería un juguete, pero un día aparece jugando al tenis y otro esquiando a la vez que su club se desintegra. Aseguró una gestión transparente y eficaz, y nadie sabe dónde está el dinero ni qué se hace con él. Dijo que pondría su conocimiento del fútbol a disposición de unos jugadores a los que ya no visita. Incluso comentó, en qué momento se le ocurriría, que llevaría al equipo a la Champions en cinco temporadas y siete años después tenemos los peores números de la historia del club y lo ha convertido en una chirigota. Sólo nos quedaba una última esperanza, pero se lesionó gravemente en Cornellá. Ni oro ni Moro. Se están cargando el club, de raspuelina en raspuelina, pensando que no lo notamos, pero el agujero es cada vez más evidente.
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