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Javi Sánchez abandona el césped del estadio La Florida tras la eliminación copera. Marcos Calvo
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Una Copa para manchar la historia

«El Real Valladolid del siglo XXI siempre encuentra la manera de seguir tocando fondo cuando ya parece que no puede seguir haciéndolo»

Alberto Cuesta

Martes, 4 de noviembre 2025, 17:32

La última eliminación en Copa del Rey del Real Valladolid no es una más. La humillación sufrida ante el Portugalete supone, además de perder la ... oportunidad de seguir avanzando en la competición más bonita que se juega en España, una mancha permanente e imborrable que nos recordará, según vaya pasando el tiempo, uno de los peores momentos (otro más) en los casi cien años del club. Una herida abierta en el corazón de todo blanquivioleta que sienta un mínimo aprecio por la historia del Pucela.

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Para entender la magnitud de la debacle bastan tres datos ilustrativos: primera vez en la historia del Real Valladolid que es eliminado por un equipo de quinta categoría; primera vez que es eliminado dos temporadas seguidas por equipos a los que les saca, al menos, dos divisiones; y segunda vez en la historia que es eliminado por un rival con el que existen tres categorías de diferencia (la primera vez fue el Langreo en la temporada 1986/87). En definitiva, la derrota ante el Portugalete no solo es injustificable por el hecho en sí de caer contra un equipo que milita en Tercera RFEF, sino que es todavía más grave después de lo sucedido en Ourense la temporada pasada. El Real Valladolid del siglo XXI siempre encuentra la manera de seguir tocando fondo cuando ya parece que no puede seguir haciéndolo. Sensación que se reafirma cada minuto que juega Javi Sánchez y crece exponencialmente cada partido en el que sigue siendo capitán.

«Hay que tirar la Copa para centrarse en la Liga». No hay una frase más complaciente, condescendiente, nociva e inútil. Ya se asume como algo normal tirar una competición como si realmente no sirviera para absolutamente nada. Se ha rebajado la exigencia hasta el extremo de normalizar y sentir la necesidad de «abandonar» una competición para, supuestamente, poder mejorar los resultados en otra. Se justifican ridículos como los de las últimas campañas apoyándose en una falacia que dice que sin Copa es más fácil centrarse en la Liga cuando, en el mejor de los casos, llegar a la final supone jugar solo siete partidos en siete meses. Afirmar que es positivo caer en Copa de cara a la Liga no tiene ninguna base sólida ni ninguna lógica real, y no es más que una demostración de que el conformismo ya es algo intrínseco al Real Valladolid.

Un club profesional está obligado siempre a rendir al máximo de su capacidad. La exigencia debe empezar por evitar actuaciones como la de Portugalete y, en el caso de que se produzcan, entender que es algo excepcional que no tiene justificación. Para ello, claro está, hay que contar con jugadores que no acaben el partido sin sudar y más limpios que cuando lo empezaron. Que Javi Sánchez fuera titular ante Portugalete y Granada de manera intencionada y no fortuita (Almada ya sabía que iba a dar un toque de atención a Tomeo en Liga) y que, encima, sea capitán en ambos partidos, sólo demuestra seguimos siendo humillados a la vez que nos representan futbolistas que tienen un hueco privilegiado en la historia del Real Valladolid mientras normalizamos situaciones anormales que se se empiezan a repetir con demasiada frecuencia.

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Urge darle una vuelta a todo. A como se toma el club cada competición, a cual es el perfil de jugador que sigue gobernando a su antojo, al rendimiento deportivo y a por qué hemos sufrido, tan seguido, la peor temporada en Liga y la peor eliminación en Copa en la historia del club. Faltan hechos, sobran las palabras.

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