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Adam Aznou, el futbolista que empezó a cumplir sueños en los parques de L'HospitaletFatima Ben Cheikh se estableció en Barcelona con 30 años desde su localidad natal de Kenitra, en Marruecos. En la Ciudad Condal dio a luz ... el 2 de junio de 2006 al pequeño Adam, un alumbramiento que iba a permitir a Abdul Aznou, el marido de Fatima y padre del bebé, residir en España. Adam creció con un balón en los pies y desde los cuatro años peloteaba en los parques de L'Hospitalet de Llobregat, donde residía la familia. «Fue mi padre el que me empujó a coger el balón y que practicase el fútbol. Se sacrificó mucho porque siempre iba a los clubes a preguntar y hacía lo que fuera para que yo llegase a ser futbolista. Él sabía que no era un camino fácil, pero me facilitó las cosas. Todo se lo debo a mi padre», dice Adam Aznou, de 18 años, lateral izquierdo del Real Valladolid cedido en invierno por el Bayern de Múnich.
Aznou es un futbolista con gran talento para triunfar, excelentes condiciones técnicas y fuerte resiliencia. No le asustan los retos, sabe admitir sus fallos sobre el césped y no se rinde bajo ninguna circunstancia. «Jugué mi primer partido con el Real Valladolid en un contexto complicado: salí desde el banquillo, sin calentar y en un campo difícil como el del Rayo. Cometí un par de errores, pero yo no bajo la cabeza ni los brazos. Sigo trabajando porque tengo 18 años y debo seguir aprendiendo», asume.
En su segundo partido como blanquivioleta, todavía con Diego Cocca en el banquillo, Aznou apareció en el once como extremo, algo que no le sorprendió por su vocación ofensiva, a pesar de que nunca había jugado en la élite en posiciones atacantes. «Me sentí bien porque pensaba que podía encarar, aunque no me llegaran muchos balones. El entrenador me pidió que jugara más por dentro, en la posición del 'diez', porque por ahí podía crear peligro».
La polivalencia no asusta a Aznou, que dio sus primeros pasos como futbolista federado en el Collblanc Torrassa cuando tenía seis años. «Entonces jugaba como medio y el entrenador me decía que subiera y bajara, que atacara y defendiera. De allí me marché al Sistrells, en Badalona. Además, estaba jugando en la Escuela del Barça. Posteriormente pasé por L'Hospitalet y Damm. El cambio de fútbol 7 a fútbol 11 fue el más complicado para mí y fue en el Damm cuando empecé a destacar».
La idea de subir y bajar, atacar y defender, sigue grabada en Aznou, un lateral de ida y vuelta. Sus virtudes empezaron a quedar a la vista en su tercer encuentro como blanquivioleta, el pasado viernes frente a Las Palmas. «Es el primer partido en el que me siento cómodo en el campo y en el que he podido demostrar un poco lo que soy. Pero aún quedan partidos por delante. Yo le doy muchas vueltas a todas las ocasiones que fallamos en general. Tuve una muy clara con la derecha para marcar. Debo mejorar el golpeo con esa pierna».
Con Raúl Moro como extremo por su orilla, la banda izquierda del Pucela contó con dos puñales frente a los canarios. Álvaro Rubio, entrenador del Real Valladolid, pidió a Aznou que «no doblara» a Moro para dejarle el uno contra uno al recuperado extremo. «Luego sí que le doblé en algunas ocasiones porque lo veía oportuno y consideraba que podía crear más peligro. Con jugadores como Moro no hace falta hablar mucho: es fácil entenderse con él sobre el césped».
Aznou sabe que dispone de un gran margen de progresión defensivo y todo el 'staff' técnico blanquivioleta anda pendiente de pulir sus tareas de protección atrás. «Sí, es algo que tengo que mejorar», admite el lateral zurdo.
Adam Aznou empezó a estar bajo los focos cuando el FC Barcelona lo captó para formar parte de su exitosa cantera. «Aquello era otro mundo. Yo ya entrenaba con ellos desde la Escuela del Barça, pero me ficharon para fútbol 11. El primer año fue difícil por la pandemia. Llegué con mucho respeto desde la Damm a un club muy grande. Me empecé a soltar a partir del segundo año, en el que ya era más yo mismo. Allí coincidí con jugadores con los que me llevaba muy bien: Lamine Yamal, Pau Prim, Brian Fariñas, Héctor Fort... una generación increíble. Lo pasé muy bien y crecí mucho como futbolista, pero sobre todo como persona. Fueron grandes compañeros».
Aznou recibió el interés del Bayern de Múnich y tomó la decisión de dejar la cantera del Barça, sin preguntarse ahora qué habría sido de su carrera si se hubiera quedado. Consideraba «más atractivo» el proyecto del club bávaro e hizo las maletas junto a su familia para instalarse en Alemania. «Fue complicado. Tenía 16 años y no me daba cuenta de lo que supondría: un idioma diferente, el tiempo, la comida... Al final me adapté. En La Masia estaba todo más estructurado y en la cantera del Bayern tenía más libertad para desarrollar mi juego». Su progresión se desarrolló como esperaba: el pasado mes de noviembre debutó en la Bundesliga con el primer equipo del Bayern y en diciembre se estrenó en la Liga de Campeones. «Quería ganarme un puesto, pero no pude con los pocos minutos que tuve. La sensación de jugar en el Allianz es increíble. Un sueño para cualquier niño. Lo mismo que debutar en la 'Champions'».
Habitual en las categorías inferiores de la selección española, Adam Aznou acabó decantándose finalmente por jugar con Marruecos, la tierra de sus padres. «Ellos no tuvieron nada que ver con la decisión. Me dijeron que jugara donde fuera feliz. Para mí fue un tema de corazón: sentía que era mejor jugar con Marruecos y que estaría más cómodo allí. Estoy feliz de haber jugado y debutado con la absoluta. No puedo describir con palabras lo que supuso para mí».
Neymar como referencia
Con 18 años, Aznou aún tiene frescas las sensaciones de la infancia. De pequeño, idolatraba a Neymar Jr. y antes de los partidos solía repasar sus mejores jugadas en vídeo como fuente de inspiración. «Lo vi en una gala en Dubái y me pude hacer una foto con él», recuerda con brillo en la mirada. Entre los entrenadores que más le han marcado hasta la fecha aparece en un lugar destacado Vincent Kompany, técnico del Bayern de Múnich. «Tiene una mentalidad increíble, las cosas muy claras y ayuda mucho a los jóvenes. También me ha influido Pol Planas, que estuvo conmigo en el Cadete del Barça. Me ayudó mucho porque sabía que yo venía de una familia humilde y sabía cómo manejar las cosas. Me ayudó a crecer».
Adam Aznou tiene un hermano menor, Amir, de 13 años , con «talento para el fútbol, aunque no quiere entrenar mucho». La familia de Adam le acompañó cuando se trasladó a Múnich y ahora está con él en Valladolid para vivir su experiencia en la élite española. El lateral ve «más calmado» el ritmo en Primera en comparación con la Bundesliga, donde «hay menos tiempo para pensar». «Estoy muy cómodo jugando aquí. Me gusta mucho LaLiga. Mi objetivo personal pasa por seguir ganando minutos y mejorar cada día. En lo colectivo, luchar por la permanencia con el Real Valladolid. Aunque sea complicado, nunca me voy a rendir. No voy a bajar los brazos»,
En su tiempo libre, Aznou se divierte con la PlayStation y quema el mando con el FIFA, NBA y Call of Duty, jugando 'on-line' con sus amigos de L'Hospitalet. En el vestuario blanquivioleta ha hecho muy buenas migas con Amallah, Anuar, Sylla, Moro, Javi Sánchez... «Con todos en realidad. Estamos muy unidos y hay muy buen rollo. Eso se agradece».
Como musulmán, Aznou celebra ahora el mes del Ramadán, lo que le obliga a ayunar durante las horas de sol. «No es fácil estar sin comer y beber, pero es algo sagrado para nosotros y no se trata sólo del ayuno. El Ramadán es algo muy bonito de nuestra cultura y religión. El 'staff' del Real Valladolid anda muy pendiente y estoy encantado de que nos ayuden».
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