«La Fiesta de la Vendimia es un escaparate abierto al mundo»
Entrevista a María del Val, concejala de Cultura, Turismo y Enoturismo de Cigales
La Fiesta de la Vendimia de Cigales es un escaparate enoturístico de primer nivel para el municipio. María del Val, concejala de Cultura, Turismo y Enoturismo, conoce bien los orígenes de esta gran fiesta que arrancó a principios de la década de los 80 del siglo pasado. En esta entrevista repasa su evolución, la importancia del folclore y el papel de las asociaciones locales en su organización.
Concejala, ¿qué supone coordinar una fiesta tan emblemática como la de la Vendimia?
Es una gran responsabilidad, pero también un orgullo. Comenzó organizándola, allá por 1980, la Asociación Cultural Vacceos, de la que tanto mi familia como yo formábamos parte. Entonces se celebraba únicamente un festival de folclore, se vendían bocadillos de morcilla de La Maruja y se pedía vino a las bodegas para una degustación gratuita. La fiesta fue creciendo hasta ser el referente que es hoy. Haberla vivido desde dentro, tanto en mi familia como desde la asociación, es lo que me llevó a dar el paso a la política y a ser concejala de Cultura.
¿Qué criterios habéis seguido para diseñar un programa de actividades tan variado?
Lo principal es mantener lo que funciona y mejorarlo. Por ejemplo, en las catas son una de las actividades estrella, este año hemos duplicado la capacidad. También hemos incorporado conciertos al mediodía y por la noche para asegurar que siempre haya ambiente en las calles. La vendimia es, ante todo, una fiesta de calle, de convivencia y amistad.
En sus orígenes, estaba muy ligada al folclore.¿Qué papel sigue jugando éste hoy en día?
Es fundamental. En Cigales tenemos dos asociaciones folclóricas muy activas, la Asociación Cultural Vacceos y la Asociación Cultural Las Torres. Ambas cuentan con escuela de música y danza, y mantienen vivas tradiciones como la jota y el paloteo, este último muy ligado a la Cofradía de la Virgen de Viloria. Gracias a ellas podemos estar orgullosos de que un pueblo como el nuestro conserve y difunda su patrimonio cultural. Hay que destacar que además de estas dos asociaciones de folclore, en la organización de la fiesta colaboran también el Club de Cata Acaci, la asociación taurina Astaci, la Banda Sinfónica y vecinos como Ángel Barrero que colabora con los juegos autóctonos. Sin su implicación, esta fiesta no sería posible. Y tampoco lo sería sin el apoyo institucional de la Junta de Castilla y León, que nos reconoce como Fiesta de Interés Turístico Regional, y de la Diputación de Valladolid, que siempre está dispuesta a colaborar cuando la necesitamos. La Fiesta de la Vendimia es un proyecto colectivo y eso es lo que le da fuerza.
¿Cómo contribuye la fiesta a reforzar la imagen de Cigales como destino turístico?
Es un escaparate abierto al mundo. Todas las actividades son accesibles para cualquier visitante, no solo para los vecinos de Cigales. Además, este año damos un paso más hacia la inclusividad, con espacios reservados para personas con movilidad reducida en el pregón y en el festival de folclore. Esa proyección abierta es la que nos ayuda a consolidarnos como destino enoturístico.
¿Cuáles son los retos de futuro para seguir haciendo crecer esta celebración?
Nuestro objetivo es garantizar siempre la calidad y seguridad de las actividades. Este año hemos instalado una gran carpa de 500 metros cuadrados en la Plaza Mayor para proteger de la lluvia o el calor tanto a los conciertos como a la Feria del Pincho Uvero. También queremos seguir apoyando a los artesanos locales, que cada vez participan más en la muestra de oficios, y mantener el respaldo de todas las asociaciones y del personal municipal, sin los que esta fiesta no sería posible.
Y como cigaleña, ¿qué sientes al ver el pueblo lleno de visitantes disfrutando del vino, la cultura y la música?
Es una sensación difícil de describir. Yo he bailado jotas desde niña y he vivido la fiesta desde siempre, así que verla crecer y ver a tanta gente disfrutarla es emocionante. Me llena de orgullo comprobar que el folclore sigue vivo, que las asociaciones y los artesanos se implican cada año más, y que Cigales se convierte en un lugar de encuentro y amistad.