Un centro pionero en la lucha contra la violencia de género
El Centro de Igualdad desarrolla actividades en pos de la misma y en apoyo a las mujeres que han sido víctimas de esta lacra
Que las utopías pueden dejar de serlo cuando uno apuesta por ellas es algo que viene demostrando desde su inauguración el 28 de febrero de 2018 el Centro de Igualdad del Ayuntamiento de Valladolid. No porque haya conseguido la plena consecución de su 'apellido', una igualdad por la que todavía lucha la sociedad vallisoletana, sino por haber constatado la utilidad del proyecto, pionero y cuyas bases se encuentran tres años y medio después completamente asentadas, gracias al esfuerzo de la Concejalía de Educación, Infancia, Juventud e Igualdad, de las demás áreas del Ayuntamiento y de los agentes sociales que en él confluyen convirtiendo sus cuatro paredes en cobijo y hogar.
Las profesionales de dicho centro, bajo el auspicio de la Concejalía que ostenta Victoria Soto y el auspicio del Servicio de Igualdad que lidera Raquel Carracedo, trabajan en materia de igualdad informando sobre derechos, oportunidades y recursos sociales a la ciudadanía en general, no solo a las mujeres, un error frecuente y que parte del desconocimiento o del recelo hacia estas políticas. El objetivo de la labor del centro es el de sensibilizar y contribuir a un necesario cambio de mentalidad en pos de la igualdad y de paliar la violencia de género, algo por lo que confluye en sus instalaciones el tejido social de la ciudad en cursos, exposiciones o talleres. Con un pilar fundamental: el Plan de Inserción Laboral destinado a mujeres víctimas de violencia de género o en situación de exclusión social por causa de género, cuya quinta edición se encuentra aprobada e incluida dentro de los Presupuestos del Consistorio para el curso 2022-23.
Una de las mujeres que han formado parte del PIL es Ana quien, después de toda una vida de dedicación a una labor profesional, ha encontrado trabajo en un sector diferente al que se formó, como recuerda, con el apoyo de Naiara, Montse, Puri y el resto de profesionales del centro: «Me he formado para ello; siempre me apunto a todo. Me supe vender bien en la entrevista [ríe], pero es que ellas me han ayudado mucho». No en vano, esa autonomía es una parte fundamental en la cual se incide en casos como el suyo, a la que va destinado el Plan de Inserción Laboral: a romper una situación «complicada», como la define Ana, facilitando que la supere mediante un trabajo que le permita tener independencia económica y recuperar una sensación que en ocasiones se pierde por ese sendero pedregoso, como es la de sentirse útil tanto para con una misma como para con la sociedad. Este acceso al empleo se convierte, de esta forma, en una herramienta de empoderamiento para que la mujer se sienta mejor y, con ello, para que la sociedad mejore.
Refuerzo positivo
Esa percepción tiene también José Feliciano Borrego, quien imparte en el Centro de Igualdad un ciclo de ocho sesiones de coaching en el que Ana también participa. «El empoderamiento consiste en enseñar a la persona a aprender qué motivación les mueve en la vida», considera. Más simplificado, consiste en encontrar un foco de motivación, o la motivación misma, si uno tiene en cuenta cómo percibe Ana estas charlas: «Yo estaba completamente bloqueada, y ahora ya no veo esa niebla. Antes estaba confusa, pero ahora sé que aunque esté en una situación difícil, la quiero superar».
Aunque cada participante acude usando 'sus propios zapatos', cada una viniendo «de un problema de origen propio y particular», encuentra en este espacio en el que confluyen un lugar en el que abrirse, en el que expresarse, en el que se complementan y en el que se quedan «súper a gusto». «Hemos programado ocho sesiones, en principio, de una hora y media, pero a veces se van a las dos o a las dos y media. Estamos generando un grupo muy potente de refuerzo y de apoyo y van viendo la claridad», apercibe Borrego, que explica hacia dónde va direccionada la actividad: «La función es ayudarlas a que se empoderen. El coaching, a través de dinámicas de autoconocimiento, trata de generar una motivación para acercarse a donde uno quiere estar». Ese acercamiento pasa por un camino que le hace 'mandar deberes' para casa a quienes participan de sus charlas, hecho que tiene su lógica: ese refuerzo positivo que suponen los ejercicios del taller puede verse difuminado sin la autoconsciencia de la necesidad del cambio previa a que este pueda darse... como se están dando el de Ana y sus compañeras, mujeres que se convirtieron en crisálidas participando en el Centro de Igualdad y que hoy despliegan las alas gracias a sus actividades. «El centro es la diferencia que marca la diferencia, el cambio que marca el cambio», resume con acierto su hacer José Feliciano Borrego.
Garantía de éxito
El Plan de Inserción Laboral para mujeres víctimas de violencia de género o en situaciones de exclusión social por causa de género trata de dar a las mujeres una formación útil de cara a su empleabilidad, ofreciendo no solo cursos de habilidades, sino también acreditativos mediante certificados de profesionalidad para ejercer una dedicación. La situación de las usuarias que forman parte del PIL se revisa periódicamente por parte de las profesionales del Centro de Igualdad, si bien más de la mitad de aquellas que han participado en el mismo están trabajando a día de hoy. Quienes están encontrando empleo con mayor frecuencia son aquellas que hacen el curso de atención sociosanitaria, en residencias o en casas privadas, lo que supone una garantía de éxito del PIL y de resiliencia y empoderamiento de las mujeres.