Villamuriel reparte 2.500 raciones de pan, queso y vino como seña de hospitalidad
Los vecinos renuevan una tradición que data de mediados del siglo XVI después de varios años de sequía y hambruna que afectaron al pueblo
LUIS ANTONIO CURIEL
Martes, 16 de agosto 2022, 23:30
Villamuriel de Cerrato celebró ayer su día grande en honor a San Roque. Los actos comenzaron con la eucaristía solemne en la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor. Durante la celebración, presentaron el pan, vino y queso para su bendición, como una de las señas de identidad y tradición de la fiesta. Por la tarde se llevó a cabo el reparto de estos productos básicos en la alimentación tradicional y en la agricultura y ganadería locales. En un primer momento, el reparto se llevó a cabo en el Hogar del Pensionista. Posteriormente, amenizados al son de dulzaina y tamboril y con la actuación del Grupo de Danzas Aldaba, los villamurielenses se concentraron en las inmediaciones del Ayuntamiento para recoger los productos de la tierra, tras esperar pacientemente en la fila preparada para la ocasión. «El reparto de pan, vino y queso es uno de los actos tradicionales de nuestras fiestas. Este año hemos vuelto a realizarlo de la manera que se hacía antes de la pandemia y los vecinos lo han acogido de gran agrado. Es muy curioso ver a cada villamurielense con su botella, que se le llena de vino, mientras que el queso y el pan se dan en la mano. Es un acto muy típico y querido por todos los vecinos», comentó Roberto Martín, alcalde de la localidad. Durante el reparto, estuvieron presentes los miembros de la corporación municipal, el párroco y representantes institucionales.
El Ayuntamiento ha adquirido el vino en la Bodega de Remigio de Salas, en Dueñas; el queso, en Fuentes de Nava;y el pan en los dos obradores de la localidad. El acto contó también con la colaboración de los voluntarios de Protección Civil de Villamuriel de Cerrato.
De mediados del XVI
La fiesta de San Roque está unida a los actos religiosos y al tradicional reparto de pan, queso y vino. Un acto de hondo calado entre los vecinos que refleja la hospitalidad del pueblo, especialmente en tiempos de pandemia. Esta tradición data de mediados del siglo XVI, después de varios años de sequía y hambruna que afectaron la vida de la localidad.
Por este motivo, la iglesia y las autoridades municipales decidieron entregar a los vecinos pan, queso y vino para paliar el hambre. Un acto que se viene repitiendo cada 16 de agosto, como símbolo de hermandad y unión entre los vecinos. De hecho, durante los dos años de la pandemia el Ayuntamiento se ha mantenido fiel a la tradición, adaptándose a las circunstancias en cada momento. Por eso, en el año 2020 el reparto se realizó en los bares, mientras que en el año pasado se entregó una bolsa a cada vecino con una botella de vino, el pan y el queso.
Un año más, los villamurielenses han disfrutado del reparto de los productos de la tierra, manteniendo la tradición transmitida de generación en generación. Porque andar el camino y celebrar la fiesta compartiendo pan, queso y vino siempre es motivo de hermandad, armonía y alegría. Un contexto festivo en el que también han estado presentes las jotas de la tierra a cargo del grupo local Aldaba.