Villaherreros vive su día grande entre tradición y altas temperaturas
La Peña El Desorden, que celebra su decimoquinto aniversario este año, participa activamente en las fiestas de San Pedro
Villaherreros vivió ayer su día grande de San Pedro entre tradición y altas temperaturas. Con el mercurio por encima de los 38 grados al mediodía, el municipio rindió homenaje a su patrón con un programa que combinó actos religiosos, pasacalles, música y encuentro vecinal bajo un sol implacable.
Desde primera hora, a las 8:30, el repique de cencerros despertó a los vecinos. Un grupo de jóvenes recorrió las calles principales agitando su metal estridente y festivo para anunciar el inicio de la jornada. Dos horas más tarde, dulzainas y tambores tomaron el relevo en un pasacalle de dianas que atrajo a residentes y visitantes, desafiando el calor con cada nota.
A la una de la tarde, las campanas de la parroquia convocaron primero a la procesión. La imagen de San Pedro –escoltada por dulzaineros, representantes municipales y vecinos– recorrió la manzana al compás de letanías y música, ofreciendo a los fieles un momento de recogimiento antes de la eucaristía. Acto seguido, los bancos se llenaron para la misa mayor. Abanicos y pañuelos se convirtieron en aliados imprescindibles en busca de alivio frente al sol.
El encuentro vecinal arrancó a las 14 en la Plaza Mayor de Villaherreros, donde se sirvieron vino y vermut en vasos para brindar juntos contra la ola de calor.
La Peña El Desorden –que celebra su decimoquinto aniversario este año– se sumó al brindis con un mensaje de gratitud a quienes han acompañado sus fiestas desde sus orígenes. La animación corrió a cargo de Más Menos Band y El Carruco, cuya música mantuvieron vivo el espíritu festivo, mientras los más pequeños disfrutaban en los hinchables instalados junto al frontón de la plaza.
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Finalmente, el grupo El Blash clausuró la programación con un concierto al aire libre que se prolongó hasta bien entrada la noche. Con gran afluencia de público, Villaherreros demostró que la devoción y la diversión pueden convivir incluso bajo el calor más implacable.
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