«La vida no se acaba; no es lo que ha pasado, es lo que queda»
Álvaro Sánchez, director del corto 'Mermelada de flores', reivindica la figura de la mujer rural, que «sostiene el mundo en la casa, en el trabajo, en el campo y en las relaciones sociales»
Laura Linacero
Palencia
Miércoles, 19 de mayo 2021, 08:23
Convertir lo que observabas con ojos de niño de la mano de tu madre en una proyección audiovisual. Dibujar el futuro que imaginabas entonces en una realidad ahora. Esta es la esencia que impregna el cortometraje 'Mermelada de flores', del palentino Álvaro Sánchez García, que se presentó el lunes en la Muestra de Cine Internacional de Palencia en la sección Panorama Castilla y León. Aunque afincado en Madrid, sus raíces en Herrera de Pisuerga le hacen conocedor de la cultura rural y la fuerza que las mujeres tienen en los territorios de interior. Inspirado en su madre, busca mostrar y demostrar el optimismo del papel femenino en la sociedad.
–La proyección de 'Mermelada de flores' es el reconocimiento a más de un año de esfuerzo, y se ha presentado en Palencia...
–Tenía muchas ganas de que el público lo pudiera ver en una sala de cine, porque es un trabajo que hemos hecho con mucha ilusión. Además, poder presentarlo en Palencia supone para nosotros cerrar un círculo que comenzó en el mes de marzo del año pasado.
–Un círculo que concluye en la capital palentina y que comenzó como una idea. ¿Ha cumplido con sus expectativas?
–No solo las ha cumplido, sino que las ha sobrepasado. Queríamos dar rienda suelta a la creatividad cultural y artística, y aprovechando este fatídico año donde todo se paró pudimos llevarlo a cabo. La respuesta del público y los medios ha sido fantástica, yo ya me siento premiado con que la gente de Palencia se sienta identificada con esta historia que es tan costumbrista.
–¿Ha resultado muy complejo comenzar un proyecto audiovisual coincidiendo con una pandemia mundial?
–Más que complejo, ha sido diferente. Todo lo tuvimos que hacer a distancia y es verdad que, aunque todo ha ido rodado, igual el proceso ha sido más lento. Pero lo importante es transmitir que en Palencia se pueden hacer muchas cosas culturales y la gente tiene una disposición muy buena para participar en este tipo de proyectos.
–Atrevido, teniendo en cuenta que la cultura audiovisual ha sido uno de los sectores más perjudicados por la crisis sanitaria…
–Así es, pero quisimos romper un poco con la inercia negativa del año pasado en el mundo del cine y justo eso nos dio más fuerza para querer rebelarnos ante esta situación. Además, teníamos la sensación de que era ahora o nunca, porque para nosotros era muy difícil desarrollar un proyecto como este por falta de tiempo.
Las frases
«Yo ya me siento premiado con que la gente de Palencia se sienta identificada con esta historia»
«Toda la provincia es un gran plató natural de cine y presenta oportunidades»
«La imagen que se suele trasladar de los pueblos como rancios y catetos no es real»
–¿Ese aplomo por continuar es el mismo que pretende transmitir el corto, que es difícil abrirse camino en el mundo audiovisual dentro del entorno rural, pero no imposible?
–Exactamente, queríamos mostrar que toda la provincia de Palencia es un gran plató natural de cine y por supuesto, que hay oportunidades, aunque se necesite el apoyo de instituciones públicas y privadas. Es cierto que en una ciudad a priori puede haber más posibilidades, pero también es cierto que el trato personal del entorno rural te ayuda mucho en tema de gestiones, por ejemplo.
–¿Cree que la cultura audiovisual ha ignorado el papel y la importancia del medio rural?
–Sí, y no solo esto. También creo que cuando se ha plasmado ha sido a través de unos estereotipos muy anticuados sobre el entorno rural. La imagen no es la que normalmente se suele transmitir de esa España rancia y cateta, queríamos huir de esos conceptos porque no son ciertos. Nosotros mostramos a gente que tiene ganas de vivir y de emprender porque es la realidad que conocemos.
–Y precisamente esa es la esencia del cortometraje, y poniendo el foco en el papel de las mujeres en este entorno…
–Eso es, este corto es una historia femenina y feminista, pero siempre desde un punto de vista optimista. Refleja la figura de la mujer como un valor vital y fundamental que sostiene el mundo rural tanto en el trabajo en el campo como en la casa y en las relaciones sociales. La idea es reivindicar ese papel porque yo he visto la vitalidad de las mujeres de Castilla cuando era pequeño e iba con mi madre de la mano y creo que es necesario contar esa historia como un homenaje.
–El cortometraje narra la valentía del emprendimiento y refuerza el pensamiento de que nunca es tarde. ¿Espera que el público reflexione con esta idea?
–Eso espero sí, de hecho, es una de las intenciones que planteamos. Tenemos que abandonar la idea de que la vida se acaba con 30 años, la vida es lo que queda por vivir, no es lo que ha pasado ya. Siempre que se tenga ilusión y se tengan ganas, se pueden afrontar proyectos o sentimientos nuevos.