La sucursal que llega a los pueblos de Palencia por carretera todos los meses
Las oficinas móviles de CaixaBank ya prestan servicio a 30.976 vecinos de 72 municipios, cinco con menos de 100 habitantes y tres con menos de 50
En una provincia donde más de la mitad de los municipios ya no tiene oficina bancaria, las oficinas móviles de CaixaBank se han convertido en ... la única ventanilla abierta al sistema financiero para miles de vecinos. Desde 2022, estos vehículos adaptados han devuelto un servicio esencial que en muchos lugares se daba por perdido.
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En total, 30.976 vecinos de 72 municipios palentinos, cinco de ellos con menos de cien habitantes y tres con menos de 50 vecinos, reciben atención financiera gracias a este programa impulsado por la Diputación de Palencia, que mantiene desde 2022 un contrato anual con la entidad por importe de 154.394 euros.
Cada mes, las ofimóviles recorren 18 rutas que cruzan la provincia de norte a sur. En cada parada, los vecinos sacan dinero, consultan su pensión o pagan recibos, pero también aprovechan para conversar con los empleados del banco, que ya son casi parte de la comunidad.
Para la vicepresidenta primera de la Diputación, María José de la Fuente, el balance del servicio es «muy positivo» y demuestra que la colaboración público-privada puede evitar que la España rural quede fuera del sistema financiero. «Es un servicio muy apreciado por los vecinos del medio rural, porque contribuye a evitar la exclusión financiera y a acercar servicios a los pueblos, por pequeños que sean», sostiene. De la Fuente destaca además que la cobertura llega a los municipios que lo han solicitado y garantiza que la institución provincial mantendrá el contrato «revisando y mejorando su funcionamiento para asegurar su continuidad».
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Sin embargo, la valoración no es unánime en el territorio. En Cisneros, un municipio de unos 450 habitantes que perdió su última sucursal hace años, la alcaldesa Rosa Aldea reconoce que la llegada del ofimóvil ha sido «una solución parcial, pero insuficiente». «Pasamos de tener oficina abierta cinco días a la semana, a tres, luego a uno, hasta el cierre total. Ahora el banco viene una vez al mes, y eso para un pueblo como Cisneros es poco» lamenta.
Aldea explica que los vecinos, la mayoría personas mayores que siguen manejando cartillas y efectivo, tienen que sacar dinero para todo el mes, lo que genera inseguridad y dependencia. «Nos preguntan cuándo viene porque necesitan sacar dinero, pero no les gusta tener grandes cantidades en casa porque muchos viven solos», explica Aldea. «Necesitamos que el servicio venga al menos dos veces al mes porque no es lo mismo un pueblo de 100 habitantes que uno de 450 sin ningún servicio presencial fijo», continúa.
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Más de la mitad de los municipios de Palencia ya no tienen oficina bancaria para dar servicio a los vecinos
A pocos kilómetros, en Villada, por donde también pasa la ofimovil de CaixaBank, hay una oficina de Cajamar y un agente del Banco Santander. «Allí los clientes de CaixaBank se pueden arreglar con solo una vez al mes, pero en Cisneros no, porque no tenemos ninguna otra entidad, ni oficina de correos», sostiene Aldea. Sin olvidar que muchos vecinos de Cisneros son agricultores y contribuyen con sus gestiones y la PAC al mantenimiento de la oficina de Cajamar que hay en Villada, añade, mientras lamenta que hoy los bancos solo busquen rentabilidad y no servicio, abandonando a toda una generación que aún necesita trato presencial.
Muy distinta es la experiencia de Villamartín de Campos, un municipio que no llega a 200 habitantes y que nunca tuvo sucursal bancaria. Su alcalde, Jesús López Lobejón, asegura que el servicio de la oficina móvil ha sido bien recibido, aunque su uso es limitado. «Está muy bien y los trabajadores son majísimos, pero lo usan sobre todo los más mayores. Los jóvenes lo hacen todo con el móvil y prefieren seguir yendo a Palencia cuando tienen que hacer algo importante», explica.
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Las oficinas móviles recorren cada mes un total de 18 rutas que cruzan la provincia de norte a sur
En este pueblo, el ofimóvil pasa una vez al mes y apenas unos pocos vecinos acuden a retirar dinero o realizar pagos. «Es un servicio casi a la carta. Para la media docena de personas mayores que aún sacan dinero en efectivo, es fenomenal. Pero cada vez son menos», admite el alcalde.
Pese a las diferencias, todos coinciden en que estas oficinas sobre ruedas son una herramienta vital para mantener viva la red de servicios rurales y reducir las desigualdades entre los pueblos y la ciudad. No solo acercan la atención bancaria, sino que refuerzan la idea de que, aunque cambien los tiempos y los medios, la vida en los pueblos sigue mereciendo una infraestructura básica.
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