San Cebrián de Mudá rinde homenaje a su vecino centenario

Pedro Arto Lombraña cumplió 100 años rodeado de toda su familia, amigos, y vecinos del pueblo donde reside y otros pueblos cercanos. Alrededor de 200 personas se reunieron en la tarde del jueves en San Cebrián de Mudá para celebrar con Pedro este emotivo cumpleaños.

«Allí hubo mil detalles: desde regalos, placa conmemorativa, homenaje de los niños del pueblo, hasta un libro firmado y con huellas de los asistentes; además de la actuación de las pandereteras de la Montaña Palentina con su alegre folclore, los del club del tiro con arco Aguilarco poniendo música, los amigos que colaboraron en las planchas asando la panceta, los chicos tocando las campanas», explican sus familiares que percibieron el gran cariño que le tiene la gente.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando Pedro se reencontró con sus amigos más mayores, que se desplazaron de otras ciudades para estar con él en este especial cumpleaños. Ha llegado hasta los 100 años con un físico envidiable y una mente en forma, que según los que le conocen es gracias a la calidad de vida proporcionada por la vida en el pueblo donde es tan querido. «Posee una memoria privilegiada, y debe de tener un GPS en la cabeza porque siempre sabe por dónde hay que ir a cualquier parte», destaca su familia.

Pedro nació en el norte palentino, en Herreruela de Castillería, en el seno de una familia humilde de 5 hijos. Le pilló la guerra y la posguerra. Tuvo que ir de criado a León, donde le tocó pasar hambre, y trabajar mucho. Con 17 años entró en la mina de San Cebrián de Mudá. Allí forjó su vida. Se casó con Isidora García, y con mucho trabajo construyeron su casa. Tuvieron tres hijos: Ramiro, Manoli, y Amelia; y tres nietas: Eva, Nuria y Marta. Unos viven más cerca y otros más lejos, pero no le falta compañía y cariño. Tiene cinco biznietos a los que mima y les da caprichos siempre que tiene ocasión.

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