Roban en veinte minutos en dos bares de Herrera y Alar
Los ladrones reventaron las máquinas tragaperras y huyeron de forma inmediata tras los gritos de los propietarios, que residen encima de los establecimientos
Noche de robos, gritos de alarma y huidas a toda velocidad en la zona norte de la provincia de Palencia. Los ladrones lograron reventar dos ... tragaperras en menos de veinte minutos en dos municipios diferentes, Herrera de Pisuerga y Alar del Rey, y lo intentaron también en al menos otro establecimiento de la localidad herrerense.
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El primero de los asaltos se produjo en torno a las 5:40 horas de la madrugada, cuando los propietarios del bar Eclipse, ubicado en el centro de la localidad de Herrera, oyeron fuertes golpes en la persiana de la puerta principal del establecimiento y a continuación en el cristal de seguridad de la entrada. Desconcertados, los dueños no podían esperar que se tratase de un robo, pero los golpes que siguieron a continuación para destrozar la máquina tragaperras y apoderarse de la recaudación no les dejaron ya ningún lugar a las dudas.
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Asomándose a las ventanas, comenzaron a dar gritos de alarma y llamaron de inmediato a la Guardia Civil, con lo que los ladrones, alertados, tuvieron que precipitar su huida y únicamente se llevaron el cajetín con el dinero de la tragaperras, aunque los daños en el establecimiento, especialmente en las puertas y en el suelo, han sido cuantiosos.
Los dueños del bar pudieron ver desde la ventana cómo dos encapuchados abandonaban en local y se subían en un vehículo, en el que esperaba un tercer compinche. El coche arrancó a toda velocidad, pero se topó con el camión del servicio de recogida de basuras, que se cruzó para impedirles la huida. Esto permitió que los testigos pudieran apuntar el número de la matrícula y el modelo del vehículo, que, según ha confirmado la propietaria del bar Eclipse, Sheila Revilla, se trata de un coche alquilado, a tenor de las averiaguaciones realizadas por la Guardia Civil.
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«La verdad es que ha sido un susto muy grande, porque vivimos encima del bar y nos ha dado mucho miedo por los niños. El mayor incluso cuando oyó los primeros ruidos quería bajar a ver qué pasaba, pero le hemos dicho que se estuviera quieto que seguro que era un robo. Ha sido todo rapidísimo, porque en cuanto mi marido ha empezado a gritar llama a los guardias que nos están robando, los ladrones se han marchado da toda velocidad», explica la propietaria del bar Eclipse, quien señala que su establecimiento no ha sido el único señalado por los ladrones en esta pasada noche.
«He hablado también con el chico del bar de la estación de autobuses y me dice que cuando ha llegado ha visto que han entrado en su almacén, aunque parece que con las prisas no se han llevado nada», señal Sheila Revilla.
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Y la sopresa ha llegado poco después, ya durante la mañana, cuando los cristaleros que han ido a arreglar la puerta destrozada por los ladrones les han explicado que venían de Alar de realizar una reparación similar, en este caso en el restaurante La Cueva.
La propietaria de este establecimiento alarense Miriam Mesones confirma también el robo, producido en un escaso margen de tiempo. A las 6 menos cinco, solo un cuarto de hora después de que abandonasen el bar Eclipse de Herrera, los ladrones ya se encontraban reventando la ventana del comedor de La Cueva de Alar, por donde uno de los asaltantes entró y destrozó otra máquinas tragaperras, apoderándose del cajetín con el dinero.
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Como en el establecimeinto de Herrera, también en el de Alar los propietarios viven encima del restaurante, con lo que rápidamente dieron la voz de alarma, lo que precipitó la huida de los ladrones. «Comenzamos a gritar y se marcharon a toda velocidad. Con las cámaras hemos podido ver cómo uno ha entrado por la ventana y otro quitaba bien los cristales para facilitar la huida. Había un tercero en un coche esperando», relata Miriam Mesones, quien lamenta que ya se esperaban que esto pudiese ocurrir. «El pasado domingo ya vieron por aquí rondando a unos encapuchados, pero tuvieron que huir cuando alguien dio la voz de alarma, y además, no es la primera vez que nos entran al local. Creo que la última vez fue el año pasado», señala esta hostelera, cuyo local se encuentra justo al lado de la antigua carretera Nacional 611, localización que facilita la huida de los ladrones.
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