«La realidad de la psiquiatría es dura y desconocida y no se quiere afrontar»

–¿Cómo afronta esta nueva etapa profesional?

–Con mucha ilusión y una profunda responsabilidad. Este centro es bastante más que una empresa. Es un legado con 133 años de antigüedad, del que depende la atención a personas muy vulnerables con enfermedad mental grave y prolongada, así como a personas con adicciones, y que proporciona trabajo a casi 400 profesionales de forma directa, además de empresas colaboradoras de cocina y seguridad. Quiero aportar, con humildad, el conocimiento y experiencia que he adquirido en el sector y a la vez continuar aprendiendo de los compañeros.

–¿Cuáles son los retos a corto y medio plazo que tiene el centro?

–Hemos de reflexionar y revisar nuestra cartera de servicios para adecuarla a las necesidades de la sociedad. En la institución el principal objetivo son las personas, especialmente los más vulnerables, y en este centro en particular todos aquellos que sufren algún tipo de enfermedad mental y adicción. Un objetivo claro es mejorar la calidad de vida de nuestros residentes, usuarios y pacientes de acuerdo con los valores de la institución. Otro objetivo, y sigo hablando de personas, en esta época de crisis, es el mantenimiento del empleo, incluso incrementándolo, si bien en este caso estamos condicionados por los contratos con las administraciones públicas a las que se debe gran parte de nuestra actividad. Debemos incidir en cuidar a los que cuidan, es decir a nuestros profesionales.

–¿Alguna otra necesidad?

–Me consta que no es una reivindicación nueva, y a mi particularmente me ha llamado la atención el primer día que he accedido al centro la nula comunicación, salvo en coche, que hay con la ciudad de Palencia, donde residen la mayoría de nuestros profesionales y muchos de los familiares de nuestros usuarios. No entiendo cómo un centro de esta entidad, donde trabajan más de 400 personas, no disponga de un servicio público de autobuses, al menos acomodado a los turnos de entrada y salida del trabajo.

–¿Qué evolución ha tenido desde la pandemia la salud mental?

–Desde la pandemia ha aumentado el índice de enfermedad mental en la población general, siendo poblaciones especialmente vulnerables el personal sanitario y las personas que han sufrido covid, observándose síntomas que indicaban una alta probabilidad de padecer depresión, ansiedad, ataques de pánico, trastorno de estrés postraumático y, en menor medida, abuso de sustancias.

–¿A quién afectan sobre todo?

–La propia Asociación Española de Pediatría estima que antes de la pandemia en torno al 10% de los niños y el 20% de los adolescentes sufrían algún tipo de trastorno mental, situación que se ha deteriorado cuadriplicándose los cuadros de ansiedad, depresivos y de trastornos de la conducta. Y terrible es la evolución de los suicidios en la población joven, siendo ya la segunda causa de muerte por detrás del cáncer.

–Los ancianos también ha sido otro colectivo muy golpeado...

–Sí, ha sido el otro gran grupo de damnificados por la covid. Nuestros mayores, que han sufrido y sufren soledad no deseada, suponiendo un riesgo grave de salud pública porque aumenta el riesgo de desarrollar demencia y otras afecciones. Es crucial la detección de mayores en situación de soledad y ahí está también este centro para colaborar.

–¿Se ha percibido un aumento de usuarios desde el año 2020?

–Durante 2020 se detectó una disminución de usuarios en el ámbito residencial, posiblemente derivado del miedo ocasionado por lo ocurrido en residencias y las medidas restrictivas en las fases iniciales de la pandemia. En 2021 estas cifras regresaron progresivamente a la normalidad, alcanzando niveles previos a la pandemia.

–¿Ha cambiado la percepción social de la salud mental?

–La pandemia ha ayudado a difundir y concienciar sobre la importancia de la salud mental, pero no se ha roto el estigma. En una sociedad donde solo es visible lo bello, lo perfecto, lo divertido, y un ejemplo claro son las redes sociales, todo lo que tiene que ver con enfermedad, ancianidad o discapacidad está escondido, tapado. La realidad, si es dura y desconocida, duele y no se quiere afrontar.

–¿Por dónde pasa el futuro de la salud mental en España?

–La salud mental en España tiene como reto llegar a toda la población que requiere ayuda en este área, para lo cual debemos seguir trabajando en borrar el estigma que aún supone para gran parte de nuestra población, lo cual debe ir asociado a una disposición de medios económicos, profesionales y estructurales que puedan dar respuesta a las necesidades que se irán presentando.

–¿Qué modelo sanitario debe prevalecer para poder hacer frente a estos retos?

–Un modelo de atención asertivo-comunitaria, como es el caso de las mini residencias, pisos tutelados dirigidos a atención de pacientes con enfermedad mental en la comunidad. Y también la necesidad de la atención a nuevas adicciones, como las digitales, sin olvidar la atención prevista a los migrantes.