Las raíces de Palencia, nuevo reclamo turístico

Tiene la tercera catedral más grande de España. El Cristo del Otero es el más alto del país. A cinco kilómetros del centro se pueden ver ciervos. Y la Calle Mayor es una de las vías peatonales más largas de la Península. ¿Acaso estos atractivos no son suficientes para visitarla? Palencia es ciudad del turismo y la cultura. Y como histórica que es, alberga diversos edificios y espacios de gran atractivo patrimonial en los que el visitante puede perderse, desconectar y conocer cómo fue la ciudad siglos atrás.

Su mercado de abastos fue diseñado por el arquitecto Juan Agapito y Revilla. Se inauguró en 1898 y hoy es el escaparate perfecto para conocer algunos de los productos más emblemáticos de la gastronomía de la zona. Durante la visita, hay que contemplar su exterior, en el que destacan varias series de azulejos que representan los oficios que históricamente se daban cita en la plaza.

La mirada hacia arriba invita a ver al protagonista de la ciudad: el Cristo del Otero. Una emblemática escultura de 21 metros de altura, que es símbolo indiscutible de Palencia. Pesa 392 toneladas y se construyó en tan sólo ocho meses. La primera piedra se colocó el 15 de junio de 1930 y la obra se terminó en febrero de 1931.

En Palencia hay espacio para el arte. Su principal edificio escénico se levantó a inicios del siglo XIX y es el Teatro Principal. Fue proyectado al estilo de los teatros italianos de finales del siglo XVII y constituye el epicentro de la actividad escénica. Su programación estable se abre a espectáculos de artes escénicas (danza y teatro), creaciones para público infantil y propuestas musicales. Con un aforo de 420 localidades, es sede –desde hace cuatro décadas– del Festival de Teatro Ciudad de Palencia, uno de los certámenes más antiguos del país.

Y es que la ciudad que albergó la primera universidad de España tiene otros encantos. El lugar de encuentro y paseo por antonomasia es la Calle Mayor. La columna que vertebra el alma de la ciudad. Sus más de 900 metros de longitud la convierten en una de las vías de mayor recorrido de nuestro país. Está abrazada por elevados soportales y flanqueada por palacios y lugares sorprendentes, entre los que destaca el Casino o el modernista Colegio Villandrando.

El primero, un primitivo edificio levantado en el siglo XVI que sirvió para celebrar las sesiones del antiguo Ayuntamiento. En el piso bajo se emplazaba el 'Mesón de la Fruta', que operaba como un puesto regulador, así como el 'Peso Real', por el que pasaban todas las mercaderías cuyo peso debía comprobarse antes de obtener el permiso necesario para su posterior venta. En 1862 pasó a la Sociedad del Casino de Palencia y en la década de los años 20 Jacobo Romero llevó a cabo una completa transformación que le otorgó la apariencia que tiene hoy, reproduciendo el ambiente más característico de la burguesía palentina de la época.

En cuanto al Colegio Villandrando, de estilo modernista, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1998 y fue reformado en el año 2007. En la actualidad, el Ayuntamiento impulsa la rehabilitación y puesta en valor de este singular edificio para potenciar la cultura y el desarrollo local. Acogerá una innovadora oficina de turismo que incorporará las últimas tecnologías para convertirse en un espacio único donde se prestará un servicio de información completo y atractivo.

Así, el claustro, la capilla y los patios invitarán a disfrutar de un recorrido por la historia de la ciudad y sus principales recursos con propuestas lumínicas y sensoriales a través de efectos especiales que generarán un ambiente envolvente para que el espectador conecte con las emociones sirviendo de carta de presentación para conocer la ciudad. Palencia es lugar atractivo, que espera al visitante con los brazos abiertos y esconde secretos que averiguar.

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