Jordi Merca, cómico
«En mi juventud se vivía con más intensidad que ahora»El espectáculo 'Yo sobreviví a la EGB', que supera los 100.000 espectadores, llega este domingo al Teatro Ortega
Más de 100.000 espectadores ya se han desternillado de risa con 'Yo sobreviví a la EGB', un show protagonizado por el cómico Jordi Merca ( ... Badalona, 1983) en el que rememora y reflexiona sobre historias, anécdotas y costumbres de las generaciones que crecieron en los años 70, 80 y 90 y en las que se ve reflejada la mayoría de los asistentes. Hoy, a partir de las 18 horas, el público palentino revivirá esas experiencias en el Teatro Ortega. Merca –Mercader es su apellido– se subió a los escenarios con dieciocho años y, tras probar distintos géneros, optó por dedicarse exclusivamente a la 'stand-up comedy' –monólogo humorístico–, de donde no se ha apeado desde hace tres lustros.
–Pepe Rubianes fue su referencia en el humor.
–Sí, sí. En Cataluña Pepe Rubianes fue uno de los pioneros de la 'stand-up comedy', o uno de los primeros a los que yo vi, y me encantaba y pensé que, quizás, podría dedicarme a lo que él mismo hacía. A Buenafuente también se le veía en la televisión autonómica y muchos cómicos de mi generación nos hemos fijado también en él.
–En sus inicios, llegó a protagonizar espectáculos de magia.
–La magia es una de mis aficiones y me mola un montón. Y, al principio, hice algún espectáculo, pero requiere una dedicación absoluta. Cuando puedo, participo en algún show con amigos magos. La magia es muy adictiva y la reacción del público es maravillosa. Cuando yo empecé en ella, con dieciocho años, no había Internet y para hacer ilusiones se requería leer muchos libros, ver infinidad de vídeos y practicar.
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–¿Los Reyes Magos le trajeron 'Magia Borrás', uno de los juegos más populares de los 80?
–¡Por supuesto! Incluso, a mi hija, que tiene diez años, los Reyes Magos le han traído 'Magia Borrás'. Es un juego que se ha vendido durante décadas y que, aún hoy, sigue existiendo.
«Lo vivido en los años 70, 80 y 90 nos hizo ser gente más auténtica y valiente»
–Lleva desde 2018 triunfando con 'Yo sobreviví a la EGB'. La enseñanza y determinadas costumbres de los años 70, 80 y 90 dan mucho de sí…
–Dan muchísimo de sí porque esas décadas fueron muy guais. Vivíamos intensivamente y el día a día, el momento, porque no teníamos ordenadores ni tablets ni existía la inteligencia artificial.
–Supongo que la pandemia frenaría sus expectativas iniciales, pero luego remontó y con creces.
–La pandemia fue, sin duda, un episodio muy duro y lo más positivo que podemos sacar de esa tragedia fue el aprendizaje personal, ya que aprendimos a conocernos a nosotros mismos y a trabajar de otra manera. En nuestro caso, trabajábamos en teatros con aforos reducidos a la mitad y siguiendo el protocolo de mascarillas, gel, separación entre espectadores… Y, aún así, el público seguía respondiendo y acudía al teatro. Esa confianza del público no tiene precio y hay que agradecérselo porque ellos nos sacaron adelante a los artistas.
–Más de 100.000 espectadores han ido a ver su espectáculo. ¡Apabullante!
–La verdad es que no llevamos la cuenta exacta, pero, quizás, nos acercamos a los 120.000. ¡Es una pasada! La respuesta del público ha sido fantástica y lo que más nos gusta no son los números, sino que los teatros se llenen y que la gente se lo pase genial.
«La única pretensión de este tipo de monólogos es que el público se parta de risa»
–Después de siete temporadas, ¿no le desgasta?
–De momento, no. Nos los pasamos guay en el escenario. Tenemos un equipo técnico y musical maravilloso. En Palencia nos acompañará Mario Martínez, que es un músico fantástico. Cada espectáculo es diferente porque en este nuevo tipo de comedia, donde se abordan temas sociales con humor, prima el contacto con el público y de esa interacción surge más improvisación y nuevas situaciones, distintas en cada sitio.
–En esta larga gira, ¿qué número de parada hace Palencia?
–¡Ostras! Pues no lo sé, pero es un sitio al que le tenemos muchas ganas porque en la capital no hemos actuado nunca. Además, el público está respondiendo muy bien y tenemos casi lleno el Teatro Ortega. Eso sí, nos han llegado muy buenas referencias del público palentino y nos han dicho que los monólogos funcionan muy bien. Y es que este tipo de teatro no te hace pensar y su única pretensión es que el público se lo pase bien y se parta de risa. Los monólogos son una forma de evadirse de los problemas y de pasarlo bien con historias y anécdotas divertidas.
–Música en directo, interacción con el público, un examen de Primaria… ¿Se le hacen cortos los noventa minutos que dura?
–A mí se me hacen muy cortos, hay actuaciones en las que he mirado el reloj y, de repente, me he dado cuenta de que había pasado una hora y no había llegado ni a la mitad de situaciones. La cercanía con el público invita a que los asistentes participen y si ellos te dan juego, yo no corto ahí.
––¿Qué valores le inculcó la etapa educativa y social del período que retrata?
–El valor más importante que nos doy fue vivir el momento, no eso de que te envío un 'whatsapp' para quedar y si no se puede, quedamos mañana u otro día. En mi época de juventud era ahora o nunca, se vivía con mucha más intensidad que ahora; cuando algo te pasaba por delante, te subías al tren o lo perdías. Esa etapa nos dio autenticidad a la gente que nacimos o nos criamos en los años setenta, ochenta y noventa porque, al final, somos lo que somos ahora: gente valiente, echada 'pa'lante', decidida.
–¿Siente nostalgia por 'Aquellos maravillosos años' –título de una serie que se emitió en aquel período de tiempo en España–?
–Me acuerdo mucho de esa serie… Lo bonito de la nostalgia, que es lo que plasmamos en este show, es revivir la época pasada con alegría sin olvidar que tenemos que vivir el presente y adaptarnos a los nuevos tiempos.
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