Los nuevos vecinos de Hornillos de Cerrato. Marta Moras

Hornillos de Cerrato suma 16 vecinos y se convierte en espejo de la repoblación

Cuatro familias de Madrid, Mallorca, Noruega y Coruña llegan con el proyecto Arraigo y elevan el censo a 192 habitantes

Domingo, 5 de octubre 2025, 08:43

Hornillos de Cerrato, un pueblo que hace apenas una década contaba con 110 vecinos, da un paso más en su camino de repoblación. En los ... últimos meses, gracias al Programa Arraigo y la colaboración con la Diputación Provincial de Palencia, cuatro familias se establecen en el municipio, aumentando la población a 192 personas. Se trata de un avance muy significativo para este municipio del Cerrato que refleja la consolidación de una estrategia de revitalización rural que busca ofrecer oportunidades de vida y trabajo en el medio rural.

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El Consistorio les ha dado la bienvenida con un acto para presentar a las familias y facilitar su integración. El alcalde, Ignacio Valdeolmillos, destaca la importancia de esta iniciativa para Hornillos de Cerrato. «Estos nuevos vecinos ya forman parte de nuestro municipio. Hace diez años éramos unos 110 vecinos y ahora somos 192 ya. Eso quiere decir que las cosas están funcionando. Vamos subiendo y esperamos seguir haciéndolo. Al final es lo que necesitamos, que nuestros pueblos no mueran. Hemos conseguido también tener bastantes niños y es algo satisfactorio ver que la gente sigue viniendo y el pueblo sale adelante».

El alcalde subraya la colaboración entre Ayuntamiento, Diputación y Proyecto Arraigo como clave para que, en apenas tres meses, se lograra la llegada de estas 16 personas. «Damos las gracias a Diputación y al Programa Arraigo porque en apenas tres meses hemos conseguido traer a esta cantidad de personas que es muy importante. Algo que realmente nunca hubiésemos pensado conseguir. Tiene que ver también con el tema de viviendas que durante mucho tiempo hemos ido haciendo durante los últimos años, lo que hace que tengamos un sitio digno donde poder alojar a esa gente que quiere compartir la vida con nosotros», afirma Ignacio Valdeolmillos.

La diputada Provincial y alcaldesa de Magaz de Pisuerga, Patricia Pérez Blanco, celebra también la iniciativa por todo lo que aporta a la comarca del Cerrato. «Podemos decir con mucho orgullo que son más de 500 las personas que se han implantado y han decidido rehacer su vida en Palencia gracias a este proyecto en el que la Diputación fue pionera. Fuimos en 2021 la primera que apostó por un proyecto de repoblación de estas características».

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La diputada pone especial énfasis en la calidad de vida que ofrecen los pueblos palentinos. «Soy una absoluta convencida de que como en los pueblos no se vive en ningún sitio. Poder pasear entre esas encinas es un regalo que muchos no pueden disfrutar. Es algo que damos por hecho, pero realmente es un potencial y un valor que debemos agradecer cada día».

Cada familia que llega a Hornillos aporta un relato distinto y refleja las distintas motivaciones que llevan a dejar atrás la ciudad o el extranjero para apostar por la vida rural.

Keissi Mendoza y Mariela Cardona, procedentes de Madrid, llegaron con su hija Irene y esperan un segundo bebé en noviembre. Para ellos, la decisión de trasladarse a Hornillos significó un cambio de vida radical. «La decisión de venir a Hornillos viene sobre todo porque Madrid es muy agobiante. Se vive muy bien, hay muchas oportunidades de trabajo, pero buscábamos un cambio de vida radical. Vimos aquí una casa y la compramos. Llegamos primero a Baltanás con el proyecto Arraigo, y buscando y buscando, nos gustó mucho Hornillos. Mariela tenía un trabajo cerca de aquí y al pasar por delante comentamos que era un pueblo muy bonito. Nos vinimos de Madrid por buscar más tranquilidad y huir de los muchos atascos y la contaminación.Estamos muy agradecidos porque la gente nos ha acogido muy bien», cuentan. Su historia refleja la búsqueda de un entorno más tranquilo, un espacio donde criar a sus hijos y disfrutar de una vida más pausada, lejos del estrés urbano.

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Saturados del bullicio, el ruido y los atascos

Desde Palma de Mallorca, Nuria Ponce de León Pascual y Luis Reus llegaron junto a sus hijos Martí y Leia. Su relato combina el esfuerzo de dejarlo todo atrás con la ilusión de construir un futuro en un entorno más humano y cercano. «Venimos con muchísimas ganas de arraigar en Hornillos. Venimos agobiados de esa saturación de gente de la ciudad, atascos y ruido constante. Llevábamos detrás de esto dos años. Estábamos muy cansados de la vida que teníamos allí y hemos tenido que cerrar toda una etapa para empezar otra. Lo dejamos todo, familia y demás, para venir aquí. De momento, el recibimiento ha sido espectacular y desde el primer momento nos hemos sentido adaptados e integrados».

«Una cosa muy buena es que aquí la gente se preocupa por las otras personas. En las ciudades no conoces a nadie, no sabes quién vive al lado. Aquí tienes ese sentimiento de comunidad que se está perdiendo poco a poco y aquí sigue existiendo. No hay nada mejor que aportar cuando llegas, creo que es lo primero que debes hacer con cualquier cosa. No había otra perspectiva para nosotros, para los niños, y queremos que desde aquí podamos enfocarlos a un futuro diferente. Tienes miedo cuando los cambias de sitio, los nuevos amigos, si se lo tomarán bien, si echarán de menos. Ha sido una adaptación natural y totalmente transparente. Tienen su rutina, tienen sus amigos y solamente podemos decir gracias», relatan.

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La familia de Clara Antón Fernández y Dimitar Stefanov Dimitrov, procedente de Noruega, presenta un matiz diferente. Se trata de un retorno de talento con experiencia internacional. Clara, investigadora burgalesa que ha trabajado en Estados Unidos, Grecia y Noruega, decidió regresar a Castilla con la intención de invertir su experiencia en su tierra natal. «He estado quince años trabajando en Noruega como investigadora y ya me aburría allí. Tenía claro que quería volver a mi tierra y traer conmigo todos mis conocimientos para invertirlos aquí. Conseguí una ayuda y un contrato de cuatro años, entonces decidí volver. Quería vivir en un pueblo, busqué durante meses y finalmente encontré Proyecto Arraigo. Encontrar una casa para cinco personas no era fácil y salió la oportunidad de Hornillos», explica.

Sus tres hijos, con altas capacidades, se incorporarán definitivamente a la vida de Hornillos a partir del próximo mes de enero o como muy tarde, para el inicio del siguiente curso escolar. «Hablan castellano y no tendrán ningún problema de adaptación. Aquí irán a escuelas rurales con pocos alumnos, así que, seguro que se adaptarán sin dificultad», añade.

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Por último, la familia venezolana formada por Dioscarina González, su marido, su hija Camila y el hermano de Dioscarina, Jesús, completa el mosaico de historias. Su llegada desde La Coruña aporta un matiz multicultural y refuerza la idea de Hornillos como un pueblo acogedor para familias de distintos orígenes. «Conocimos el proyecto Arraigo a través de YouTube. Viendo a familias similares comentando sus historias nos dijimos que por qué no animarnos nosotros a hacer ese cambio. Investigamos más sobre el tema y hablamos con los responsables del proyecto. Nos enseñaron varios pueblos y Hornillos fue el que más nos gustó. Lo vimos como un sitio muy limpio, tranquilo y seguro. También tomamos la decisión por la pequeña, para que tuviera más libertad. Va a atención temprana y nos han dicho que la adaptación ha sido muy buena. Buscábamos un sitio que nos aportase paz y tranquilidad y estamos muy contentos», explican.

La acogida por parte de los vecinos ha sido muy positiva. Durante el acto de bienvenida, numerosos vecinos participaron activamente, preguntando a las familias sobre su procedencia, sus motivos para venir y sus experiencias previas.

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Trabajo conjunto

El alcalde de Hornillos de Cerrato destacó también los aspectos prácticos y laborales de la llegada de estas familias. «La iniciativa inicialmente iba a realizarse con otra asociación, pero al final no se vio potencial por falta de viviendas. Nos pusimos en contacto con Diputación y con Proyecto Arraigo. Nos han ido trayendo familias interesadas y finalmente hemos conseguido traer a 16 personas. Para un pueblo como el nuestro es una cifra muy importante. Se ha unido el trabajo de las tres partes y va a suponer un gran impacto, tanto social como económico, porque son familias que ganan dinero y gastan, lo que hace que la economía local funcione mejor», señaló.

En cuanto a la inserción laboral, casi todos los nuevos vecinos ya están trabajando. Dioscarina lo hace en la residencia de Torquemada;su marido colabora con el Ayuntamiento;Jesús ha comenzado en la Cámara Agraria;Clara trabaja en la Universidad de Valladolid; y Nuria y Luis están próximos a iniciar sus proyectos profesionales con apoyo del Consistorio, que les ayuda a gestionar subvenciones y abrir nuevas líneas de colaboración con otros pueblos.

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«Los primeros en llegar fueron Dioscarina y su marido hace unos tres meses. Luego llegaron Clara y Mariela, y el último ha sido Luis. La gente se sorprendía de sus procedencias: Palma de Mallorca, Madrid o incluso Noruega. Los vecinos se han encargado de arroparles para que pudiesen adaptarse, en alguna comida ya hemos coincidido y todos están encantados», agregó el alcalde, reflejando la positiva reacción de la comunidad ante este flujo de nuevas familias.

Fortalecer la diversidad

La llegada de estas cuatro familias no solo incrementa la población y revitaliza la vida del municipio, sino que también fortalece la diversidad y aporta un flujo de talento, multiculturalidad y juventud.

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Hornillos de Cerrato se consolida así como un ejemplo de cómo los pueblos de la España vaciada pueden reinventarse gracias a la colaboración institucional, la voluntad vecinal y la apuesta de familias por un proyecto de vida diferente.Con estas incorporaciones, Hornillos de Cerrato demuestra que la despoblación puede ser revertida y que el medio rural sigue siendo un espacio atractivo para quienes buscan calidad de vida, tranquilidad y la posibilidad de contribuir activamente al desarrollo social y económico del municipio. Cada una de estas familias llega con su propia historia, pero todas comparten un objetivo común, el de arraigar en un pueblo que les recibe con los brazos abiertos y en el que esperan construir su futuro y el de sus hijos.

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