Fallece el 'arquitecto de las cabañas' de Antigüedad
Adolfo Cancho se dedicó a recuperar las cabañas de pastor y realzar esta muestra de la arquitectura popular del Cerrato
El pueblo de Antigüedad ha dicho adiós al 'arquitecto de las cabañas', Adolfo Cancho Cancho, fallecido este lunes a los 91 años. Durante años, Antigüedad ... ha encontrado un aliado en la conservación de este patrimonio en uno de sus vecinos. Natural de Antigüedad, donde trabajó como pastor, al igual que ya lo hicieron sus antepasados, pues es un oficio familiar que se transmitió de generación en generación, una vez jubilado, Adolfo Cancho se dedicó a recuperar y realizar varias cabañas de pastor, poniendo en alza esta muestra de la arquitectura popular del Cerrato. Además, su legado se refleja en la donación de varias maquetas de cabañas de pastor para edificios singulares de Antigüedad y Baltanás, muchas de ellas utilizadas en el montaje de belenes. También puede verse una de sus maquetas en el Museo del Cerrato Castellano.
El 2 de noviembre de 2013, Adolfo Cancho recibió un cálido homenaje de su pueblo natal, que quedó plasmado en la placa que el Ayuntamiento colocó en la cabaña realizada a la entrada del pueblo, el último trabajo llevado a cabo en ese momento. Gracias a este pastor, la localidad cerrateña disfruta de seis nuevas cabañas que realizó siguiendo el método tradicional, aprendido de la observación en sus largas horas en el campo. También rehabilitó dos chozas e intervino en varias fuentes y manantiales.
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Lo que en principio pareció ser un mero entretenimiento, se convirtió en una especie de obligación para Adolfo, que con sus actuaciones pretendía concienciar a los antigüedeños y cerrateños de lo que significaba y suponía este patrimonio para muchas generaciones. «Es algo que hago con ilusión y que quizás sirva para que todos tomemos conciencia de la necesidad de apostar por la conservación de este patrimonio, muy característico del Cerrato, y que está en serio peligro, la mayoría de las veces motivado por la mano del hombre», señalaba Adolfo Cancho en una entrevista para El Norte de Castilla con motivo del homenaje que le rindieron en su pueblo natal.
Durante su jubilación se dedicó a realizar cabañas en distintos parajes de Antigüedad, como Valdefuentes, junto al avión, en La Cuesta, en el Pico Pajarero, en La Atalaya o a la entrada del pueblo, cuyo trabajo finalizó en octubre de 2013. Además, Adolfo recuperó varias cabañas que estaban deterioradas en los términos de Terrileja, El Girón y La Nava. Pero su inquietud por conservar elementos de la arquitectura popular también se ve reflejada en la recuperación y canalización del agua de fuentes y manantiales.
En Valdefuentes realizó la choza de protección para la acometida de donde sale el agua, la Fuente de la Encina permitió canalizar el sobrante del agua del Depósito, al igual que realizó en Fuente del Roble, desde donde se divisa una magnífica panorámica del pueblo y donde muchos vecinos almuerzan los días soleados gracias a las mesas y asientos realizados por Adolfo. Algunas de las cabañas realizadas pertenecen a vecinos particulares.
La sensibilidad de Adolfo Cancho por la arquitectura popular venía de lejos. Mientras cuidaba sus ovejas, arreglaba los baches de los caminos con piedra y tierra. Este pastor jubilado pasó muchas horas en el campo que le permitieron observar las diversas cabañas de pastor que aún se conservan en Antigüedad y en otros pueblos del Cerrato. De esta observación surgieron sus actuaciones. El secreto está en la traza, que suele ser de base circular, sobre la que se colocan las piedras en hilera, que se van cerrando para acabar con el humero. Lo característico de este patrimonio es que no se utiliza argamasa, sino que se rellena con tierra y cantos. Y así se ha pasado de generación en generación durante siglos.
Uno de los secretos de estas construcciones está en la puerta, que se realiza siempre mirando al sol del mediodía, para que no entre el aire encañado y porque suele llover menos. Además, las puertas se hacen bajas para entrar agachado, con el fin de conservar mejor la temperatura. El humero permitía realizar lumbre en el interior de la cabaña, con el fin de calentarse en las frías noches del invierno o para preparar el almuerzo o 'rancho' en los pucheros de barro.
Las chozos de pastor son un claro ejemplo de la arquitectura popular, que encuentran en el Cerrato uno de sus máximos exponentes en cuanto a calidad y cantidad. Este patrimonio, en la mayoría de los casos, se encuentra en desuso y abandonado a su suerte. Unas construcciones que en muchos casos son centenarias y cuya conservación se ha mantenido de generación en generación, gracias principalmente a la labor de los pastores y ganaderos.
La entrega y generosidad de Adolfo Cancho se ve reflejada en la conservación del patrimonio tradicional de Antigüedad, un legado que enseñó a varios vecinos para que ahora sean ellos los que continúen en esa estela de colaboración que permita mantener este legado para las generaciones venideras.
El fallecimiento de Adolfo Cancho ya ha suscitado una bonita iniciativa del Grupo Sendas que amanece, que ha organizado una marcha homenaje para este próximo sábado. Los participantes se concentrarán a las 7 la mañana en el chozo de la entrada del pueblo, pasarán por la fuente del roble para llegar hasta la cabaña 'Los 30 pastores' y sugieren llevar almuerzo.
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