La Escuela Agraria de Palencia lanza al mercado a 1.400 titulados en ocho años
Josefina Vila traspasa a Joaquín Navarro la dirección de un centro que ha reducido su plantilla de 118 a 94 profesores, pasando a su vez de 7 a 10 catedráticos y de 37 a 44 profesores titulares
Se mantiene en lo más alto de los ránking de calidad internacionales, a pesar de las deficiencias en infraestructuras y de la sobrecarga de trabajo ... que conllevan los recortes presupuestarios y la creciente necesidad de actividades divulgativas. Es la radiografía inicial de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias, que esta próxima semana cambiará de directiva. La directora saliente, Josefina Vila, constata que durante sus ocho años en el cargo lo más duro ha sido tratar de mantener la ilusión entre sus compañeros mientras «la administración recortaba la contratación de profesorado, el descenso demográfico hacía mella en el número de alumnos y las instituciones locales y provinciales palentinas no parecían comprender que nuestro centro forma profesionales que contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida y la sostenibilidad de nuestro planeta», afirma.
La calidad de la docencia y de la investigación de la escuela y su posicionamiento frente a las demás escuelas de ingenierías verdes españolas está más que acreditada. Pero se plantea Josefina Vila: «Es duro constatar la irrisoria colaboración de nuestras administraciones frente a la que recibe nuestra misma Universidad de Valladolid en los campus de otras provincias. Y cuando al visitar el Palacio de la Diputación nos explican los frescos que representan las gestas de los antepasados palentinos defendiendo su tierra, y la creación de los Estudios Generales Palentinos... ¿qué ha pasado con el orgullo de ser palentino, que hoy se contenta con escribir Palencia con P?», afirma muy crítica.
Su sucesor en la dirección del centro, Joaquín Navarro Hevia, es igualmente crítico con el trato que considera que dispensan y deberían dispensar las instituciones. «Tenemos una oportunidad clara, porque este centro produce ingenieros agrícolas, ingenieros agroalimentarios, ingenieros forestales de montes. Todas estas profesiones están ligadas al medio rural, somos una alternativa clara al nivel estratégico. Si las administraciones autonómicas y estatales se dan cuenta de que tienen este tipo de efecto para impulsar todas las estrategias del medio rural, las escuelas pueden pegar un empujón muy importante. Tenemos que buscar colaboraciones con las administraciones central, autonómica y local. En esta última cobran importancia los jardines de la capital. Tenemos gente que sabe de arbolados, que es capaz de identificar enfermedades que pueden ayudar al Ayuntamiento a mejorar la gestión de parques y jardines. Tenemos gente que es capaz de apoyar a la Diputación en programas de formación en el medio rural, tratamientos fitosanitarios, información de productos y cultivos, en el desarrollo del cereal», afirma dentro de una larga lista de entusiastas bondades sobre su escuela casi sin final.
Pero lo cierto es que desde 2012 hasta 2020 la plantilla de profesores de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias se ha reducido de 118 a 94. En el otro lado de la balanza, el centro ha pasado de contar de 7 a 10 catedráticos de Universidad, y de 37 a 44 profesores titulares de Universidad. Igualmente, en estos ocho años –coincidiendo con el mandato de Josefina Vila–, los miembros en personal investigador han pasado de 15 a 36, lo que refleja también el incremento de la actividad investigadora.
En estos ocho años también, alrededor de 1.400 alumnos han finalizado sus estudios en la escuela, que ha pasado de ser casi única a compartir espacio con otros centros de ingenierías verdes. Pero la población estudiantil también ha cambiado, el centro ya no absorbe las cantidades de alumnos que llegaban a finales de los años 90 y principios del 2000. El centro nació en 1972, convirtiéndose en uno de los más antiguos de España de los que imparten varias ingenierías verdes y uno de los pioneros en impartir Enología.
En todos estos años, ha lanzado al mercado a casi tres millares de profesionales titulados en sus aulas, unas aulas que en este curso están ocupadas por aproximadamente 600 matriculados, una cifra muy por debajo de los casi 1.900 que tenía al inicio de este siglo, en el año 2000, que se debe fundamentalmente a la proliferación de centros con estudios similares, y a la pérdida de atractivo de estas titulaciones verdes entre los preuniversitarios.
«Ahora hay un pequeño repunte, pero la gente piensa que este tipo de estudios son complicados. Mientras que antes aseguraban puestos muy competitivos, ahora es más complicado porque hay que trabajar mucho y los sueldos son menos interesantes. Hay una caída muy significativa de los estudios agrarios. Igual que se produce el vaciado del mundo rural, las profesiones ligadas con este medio no son tan bien reconocidas por los estudiantes actuales, porque buscan cosas más centradas en servicios, economía, educación..., de manera que en muchos países las escuelas de ingeniería agraria e industrial han perdido muchos alumnos», lamenta Joaquín Navarro.
Y es que el mapa de las escuelas también ha cambiado ostensiblemente. Cuando Palencia era Escuela de Ingenierías Agrarias, no existían escuelas en Soria, Pontevedra, Lérida o Ávila, pero si el número de escuelas que ofrecen los mismos estudios se multiplican por ocho o diez, los alumnos también se reparten. Yes que ahora hay prácticamente una escuela agraria por provincia. Y de la especialización de Forestales hay catorce, cuando durante muchos años había tres o cuatro. «Es un problema que sufrimos de una estrategia de una política universitaria que ha sido demasiado laxa en la apertura de centros, pero el número de nuestros alumnos es prácticamente igual que el del resto de universidades», remarca Joaquín Navarro.
En lo que sigue siendo un referente la escuela es en Enología, ya que ofrece el único grado en Enología que habilita para el ejercicio de la profesión de enólogo en Castilla y León, e incluso la propia Asociación de Enólogos de Castilla y León tiene su sede en la escuela. Además, según recalca la directora saliente en el balance de su gestión, «la demanda de titulados supera al número de egresados; las bodegas españolas y extranjeras continúan necesitando enólogos, de ahí que algunos titulados puedan desarrollar dos vendimias anuales entre los dos hemisferios. Asimismo, el ámbito forestal es muy dependiente de las administraciones, y el hecho de contar con un Ministerio de Transición Ecológica pone de relieve el papel prioritario de los Ingenieros Forestales y los Ingenieros de Montes en el futuro de nuestros bosques», explica.
En estos últimos ocho años se han implantado los programas de estudios conjuntos que permiten a los estudiantes cursar dos grados o dos máster simultáneamente; y se ha implementado el semestre internacional en Forestales, que permite a los alumnos cursar asignaturas en inglés. «Han pasado por nuestras aulas estudiantes procedentes de Vietnam, Rumanía, Nigeria, Ghana, Brasil, Togo, Kazajistán, Egipto, Sudáfrica, Islas Fiji, Ucrania, Colombia, Mozambique, Bangladesh, Ecuador, Gabón, Francia, Nicaragua, Argentina, Honduras, Bolivia, Guinea ecuatorial, Angola...», relata.
El concurso 'Tu Tesis en Tres Minutos', las estancias en empresas, mediante movilidades Erasmus, la Olimpiada Agroalimentaria, la colaboración con el Bachillerato de Investigación del instituto Trinidad Arroyo y otras muchas actividades de apertura a la sociedad están en el lado positivo de la balanza. En el negativo, ha quedado el edificio de investigación, la reparación del edificio verde y su calefacción, la residencia para estudiantes y profesores visitantes, o la mejora de los accesos a las instalaciones.
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