«A mí me cuesta menos desprenderme de mi vis cómica que al público»
Metida en el papel de la alcahueta más archiconocida de la literatura clásica española, recala este miércoles en Palencia
Jose Rojo
Miércoles, 27 de septiembre 2023, 00:19
Con cuatro décadas en el mundo de la escena, tocando diversos palos, Anabel Alonso (Baracaldo, Vizcaya, 58 años) está embarcada en una gira en la ... que se mete en el papel de la alcahueta más archiconocida de la literatura clásica española y Palencia está incluida en el calendario. El Teatro Principal acoge este miércoles, 27 de septiembre, la adaptación de 'La Celestina' que firma Eduardo Galán y cuya dirección corre a cargo de Antonio Castro Guijosa.
–¡Cuarenta años en la escena!
–Calla, calla, que me da hasta un poco de vértigo. El tiempo se me ha pasado volando. En el mes de julio me dieron un premio a toda mi trayectoria en Alcañiz y me dije «¡ya cuarenta años!». También me ha pasado en algunos programas en los que han entrevistado y repasan mi vida en imágenes. Y es que, claro, empecé con 18 años en el mundo de la interpretación.
–Ha tocado muchos palos: teatro, cine, series de televisión, monólogos de humor, presentadora de concursos y galas… Una profesional muy polifacética...
–Afortunadamente me han dado la oportunidad de tocar diversas teclas… y no las he tocado mal. Me divierte mucho presentar concursos y galas, son 'shows' y en ellos el porcentaje de tu personalidad es mucho mayor que la interpretación mientras que en la ficción se invierten las variables.
–¿En qué rodaje está inmersa en estos momentos que está tan liada?
–Estamos en el esprint final de 'Amar es para siempre'; acabamos a finales de septiembre. Un rodaje que me ha coincidido con un par de sesiones de Santiago Segura.
–¿Ya tenía ganas de subirse a un escenario para destapar su registro dramático encarnando a la alcahueta más ilustre de la literatura clásica española?
–'La Celestina' es, junto con 'El Quijote' y 'Don Juan', los personajes que la literatura ha aportado al imaginario universal. Cuando Eduardo Galán me propuso interpretar 'La Celestina', me sorprendió porque siempre se ha asociado este personaje a actrices de más edad y, también, por el personaje en sí. Aunque he hecho drama, a mí se me reconoce más por el humor. Entonces, interpretarla me parece un sueño.
–¿Qué Celestina nos descubre Eduardo Galán en su adaptación?
–En esta adaptación damos una visión menos arquetípica del personaje; no es tanto la mala del cuento. Se ha pretendido humanizar a esta mujer, con sus debilidades y su atractivo, ya que camela a todo el mundo y consigue lo que se propone. Todo lo que hay en esta versión es exactamente lo que hay en la obra literaria, aunque se ha actualizado el lenguaje porque, de lo contrario, no se entendería absolutamente nada; conserva el aroma del castellano antiguo por las formas gramaticales, pero es perfectamente comprensible. También se ha condensando mucho porque la obra podría durar perfectamente cuatro horas.
–¿Se identifica con algunos aspectos del personaje?
–La Celestina es una mujer muy vital, ama la vida y por eso se dedica a remendar virgos, a ser mediadora de amores… Su lema es el 'carpe diem'. En un momento de la función ella dice: «No hay viejo que no pueda vivir un día más y mozo que no pueda morirse hoy mismo». Ahí se refleja un poco su filosofía, que es la mía, aunque a veces se nos olvida: ¡Esto se puede acabar en cualquier momento! También es una mujer de palabra. Tiene muy mala fama, parece la lianta, pero luego, cuando he estudiado la obra y nos hemos puesto con ello, te das cuenta de que es la única que cumple con la palabra dada.
–¿Cómo encaró este papel que también han mimetizado actrices de la talla de Nuria Espert, Irene Gutiérrez Caba o Terele Pávez, grandes de la escena española?
–Grandes, grandísimas, las más, primerísimas. Al principio, un poco apabullada y, después, no he querido tener ninguna referencia de ellas. Cada una es cada una y lo han hecho a su manera. Yo no puedo emular a ninguna de ellas; tengo que hacer lo mío. Afortunadamente en esta profesión todas somos únicas e irrepetibles y para hacer una mala copia de una de ellas, prefiero hacer un original mío. Siempre he tenido presente que es un personaje que ha sido interpretado por las grandes y he procurado no dejarme apabullar. He tenido que documentarme bastante; me he leído el texto original y he descubierto que hay mucho catedrático y estudioso de La Celestina y eso te da pistas sobre esa mujer que es pizpireta, que no para nunca y que va de un sitio a otro. En otro momento de la función ella dice: «A Calixto no le dolerá pagar, ni a mí el andar».
–¿En algún momento de su vida ha ejercido como alcahueta?
–¡Hombre! En mi vida privada y, también, en dos concursos: 'Estoy por ti' y 'El flechazo'. O sea que yo ya venía muy documentada para hacer de Celestina…
–¿Le ha costado desprenderse de la vis cómica, su ADN profesional y personal?
–Menos de lo que esperaba. Porque en esta obra también hay humor; no es comedia, pero La Celestina es una mujer que tiene humor y es divertida. Fíjate, yo creo que a mí me cuesta menos quitarme ese deje de comedia que al público. A los espectadores les sorprende mucho verme en este papel.
–¿No le agobia a veces tener que demostrar siempre su cara más amable y divertida?
–Yo soy así, como me ves. Hombre, todos tenemos días buenos, días malos… Yo hablo mucho, como has podido comprobar y, por ejemplo, no me cuesta hacer entrevistas; creo que forman parte de la profesión. Lo mío no es una pose; creo que me costaría mucho más mostrarme distante o inalcanzable.
–¿Es la primera vez que aterriza en tierras palentinas?
–Sí, es mi primera vez. Tengo ganas de conocer la ciudad.
–¿Estar presente en las redes sociales le proporciona más alegrías que lágrimas?
–Hay muchos ataques, insultos, mentiras… Hay gente que tira ahí mucha basura protegida por el anonimato y no parece bien esa impunidad. Las barbaridades que puedan decir de mí no me las tomo en serio, no me afectan. La gente que vierte ese odio, no argumenta; son ataques gratuitos. Yo suelo bloquear a los que se dedican a proferirme insultos y si no, paso o les suelto una fresca; no merecen más.
–¿Persigue algún sueño a nivel profesional?
–Lo bueno de este trabajo es que siempre aprendes, siempre tienes cosas por hacer, personajes que interpretar, géneros que tocar… Yo como soy bastante culo inquieto, me pregunté un día que qué me gustaría haber hecho y no he podido y me dije «parece que ya se me está haciendo muy tarde»… A mí me hubiera gustado hacer una revista, pero ya me queda mayor para el asunto. Me gustaría hacer Shakespeare o una película de acción o una comedia negra. Hay todavía muchas cosas por hacer en este trabajo y eso que llevo ya cuarenta años.
–¿Qué tal le va en su papel de madre?
–Estoy feliz y estoy disfrutando. Era un regalo con el que yo ya no contaba; hacía ya muchos años que había aparcado esa idea. Y ahora ha llegado a mi vida como algo inesperado y es todo alegría luz y maravilla. Mi hijo tiene tres años y me tiene en forma… Si lo hubiera tenido con treinta años, quizás no lo habría apreciado tanto. Ahora tienes otra distancia, he saltado muchos charcos y es mi prioridad absoluta. Estoy mucho más tranquila.
–Vive en Madrid. ¿Suele ir con frecuencia a su tierra natal?
–Poco porque mis 'papis' ya fallecieron. Cuando vivían allí, iba a menudo y, luego, me los traje a Madrid. Y últimamente he estado muy liada, si no, sí que hubiera ido a ver a mi cuadrilla. A ver si se tranquiliza todo un poco y voy a verles.
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