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Representación en el barco Marqués de la Ensenada.

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Representación en el barco Marqués de la Ensenada. Nuria Estalayo

El Canal de Castilla recupera su esplendor histórico con los viajes teatralizados

Doscientos pasajeros han podido disfrutar de las escenificaciones que solo se han podido desarrollar en Herrera

Nuria Estalayo

Palencia

Domingo, 27 de agosto 2017

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Los viajes teatralizados por el Canal de Castilla llegan a su fin. Los últimos pases se ofrecerán este domingo y volverán a desarrollarse en el barco Marqués de la Ensenada, atracado en Herrera de Pisuerga, ya que los previstos en el barco Juan de Homar de Villaumbrales no se han podido celebrar por falta de caudal y todos se han pasado al barco herrerense, que ha contado cada domingo de agosto con dos sesiones matinales. Alrededor de 200 viajeros han disfrutar durante estas jornadas teatralizadas no solo de un idílico paseo fluvial, sino también de una cuidada escenificación de la historia del Canal de Castilla.

Llegan los mercaderes leyendo los requisitos para acceder al puesto de trabajo. Los turistas escuchan encantados. Son los aspirantes a la plaza vacante. Aunque ellos no lo saben, uno es el elegido. Será el capataz. Es el primero en sumergirse en esta experiencia que trasladará a todos los participantes al siglo XVIII y a conocer ese sorprendente universo de ingeniería y comercio creado a través de la tierra de Castilla. Así, comienza el viaje en el barco Marqués de la Ensenada de Herrera de Pisuerga.

La dinamización en las embarcaciones se realiza a través de sesiones de animación que acercan a los viajeros a la historia del Canal, acompañados en todo momento por los principales personajes históricos, como el rey Fernando VI, el Marqués de la Ensenada y los ingenieros. Y son Ana Rueda y Alejandro Fernández de la compañía Ana Rueda Eventos los que se transforman en estos personajes a lo largo de estos viajes turísticos. De su baúl, que han cargado a bordo, obtienen los ilustres trajes que les convierten en los protagonistas de antaño y los voceros de cómo aconteció la construcción del Canal de Castilla. Del mismo modo, comparten con los pasajeros curiosas vestimentas que los desplazan junto a ellos hasta el Siglo de las Luces.

Nombre de ministro

Con una capacidad máxima para 30 pasajeros, el barco herrerense, bautizado con el nombre del ministro reformista de Fernando VI, es tripulado por el capitán Manuel Durántez y su ayudante Juan Carlos Urdiales. Ellos pilotan la nave que discurre entre la presa de San Andrés y la esclusa sexta. El barco de Villaumbrales, tiene una capacidad para 38 viajeros y lleva el nombre de Juan de Homar, ingeniero que dirigió las obras del Canal de Castilla en la última fase de la construcción de esta magna obra hidráulica, que tiene 207 kilómetros entre las provincias de Palencia, Valladolid y Burgos.

Los viajes discurren por los ramales Norte y Campos, lo que se traduce en la observación de diferentes características paisajísticas, de fauna y de flora. A su vez, las localidades en las que se ubican las dos embarcaciones tienen distintos recursos turísticos que los convierten en atractivos destinos.

El barco Juan de Homar se botó en las aguas del Canal en el año 2011. Su embarcadero está ubicado junto a la Casa del Rey. Este edificio ha sido rehabilitado para albergar el Museo del Canal de Castilla. El tramo del cauce en Villaumbrales se construyó entre 1753 y 1757, aunque la Casa del Rey es posterior, de 1759. Su función inicial fue almacén y casa en la planta alta, pero la remodelación llevada a cabo en los últimos años ha permitido habilitar en su interior un museo didáctico que explica la historia del Canal de Castilla. Sin subirse al barco, además del museo, el visitante puede contemplar los restos del antiguo astillero, en el que se reparaban las barcazas del Canal de Castilla. En Villaumbrales, además del museo, se puede visitar la iglesia de San Juan y también los municipios aledaños contienen un patrimonio artístico digno de visitar, como San Pedro Cultural, el museo de Santa María y la iglesia de Santa Eugenia en Becerril de Campos o la iglesia museo de Santa Eulalia en Paredes de Nava. Todos los viajes teatralizados previstos para los sábados de este mes de agosto han sido trasladados a Herrera.

Por su parte, el Centro de Interpretación del Canal de Castilla en Herrera es un museo que permite conocer la historia del Canal, sus tramos, funciones y la flora y fauna que lo rodean. Se pueden contemplar fotos, mapas y maquetas de todo el recorrido del Canal, destacando las maquetas de las esclusas, que permiten conocer el funcionamiento de estas obras de ingeniería, quizás las más singulares del Canal.

El paraje que rodea al centro de interpretación se compone de numerosas zonas verdes donde se puede disfrutar de una agradable comida, además de pasear y realizar actividades entre las cuales destaca la navegación en barco por un tramo del Canal.

El Barco Marqués de la Ensenada recorre las aguas del Canal de Castilla desde el día 1 de octubre del año 2009. Una pasarela situada al lado del embarcadero permite cruzar el río Pisuerga, tanto a pie como en bicicleta, y disfrutar de una bonita vista del río, el Canal y la presa.

Punto estratégico

La obra de ingeniería hidráulica de la Ilustración en estas tierras aporta un punto estratégico de confluencia entre el Canal de Castilla, el río Pisuerga y el nacimiento del Canal del Pisuerga. Gracias a estas tres vías fluviales se nos permite una comprensión directa a través del Centro de Interpretación del Canal de Castilla, de los cambios económicos, poblacionales y medioambientales generados en Tierra de Campos desde el siglo XVIII.

Esta actividad se ve completada con un acercamiento directo al medio rural con cómodos paseos en barca entre la retención de San Andrés y la esclusa sext, que se encuentra actualmente operativa. Esto permite que se pueda realizar la operación de llenado de la esclusa y que el barco pueda ascender aguas arriba (4,20 metros) y llegar hasta la quinta esclusa. La sexta es una de las pocas esclusas de todo del Canal de Castilla que se encuentran en servicio, lo que permite revivir el proceso de llenado y vaciado como en los años en que el Canal estaba en funcionamiento para el transporte.

El Canal de Castilla es una importante obra pública concebida por los ilustrados españoles del siglo XVIII. Las obras del llamado ramal del Norte, que abarcaba desde Alar del Rey hasta Calahorra de Ribas, se ejecutaron en el período 1759-1791, aunque el Canal no se empezaría a explotar hasta 1849, momento en que se concluyen todas las obras.

Por el término de Herrera, el Canal cubre un recorrido de unos 5 kilómetros, que se halla jalonado por cuatro esclusas (de la cuarta a la séptima), varios puentes, una compuerta de retención, un batán y una central eléctrica. En las márgenes del Canal. todavía se aprecian los caminos de sirga por donde transitaban las caballerías que tiraban de las barcas.

Pueblos con encanto

Herrera de Pisuerga está a la altura de la cuarta esclusa del Canal de Castilla. Siguiendo el curso de las aguas, el viajero se topa con la primera esclusa del Canal en Barrio de San Vicente, a cuyos pies descansa el acueducto de la Conejera. La segunda está a la altura de San Quirce, un pueblecito que guarda el encanto de la arquitectura popular de casas de barro y piedra.

Bajo esta esclusa, el turista se sorprenderá con el acueducto de Cuérnago. Un poco más adelante aparecem la tercera, la cuarta –donde hay una central eléctrica restaurada– y la quinta esclusa. A la altura de la sexta se encuntra el municipio de Herrera de Pisuerga.

Se trata de una localidad que, entre sus muchos atractivos, destaca por su conjunto urbano, declarado Bien de Interés Cultural. Los soportales de la Plaza Mayor invitan al turista a recorrer sus calles pobladas por casas de cuyas fachadas penden escudos nobiliarios. Los restos del castillo y de los lienzos de muralla recuerdan al viajero el origen medieval de la villa.

Merece la pena contemplar uno de los arcos de la muralla del siglo XVI, decorado con el escudo del emperador Carlos I de España y V de Alemania. La iglesia parroquial de Santa Ana, de tres naves y portada gótica, conserva en su interior un bello retablo del siglo XVI. Ya en la parte baja del pueblo está la ermita de la Piedad, de siglo XVIII.

Herrera es la capital del cangrejo de río y también se convirtió en asentamiento romano. El campamento Pisoraca prueba que las legiones ocuparon la villa.

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