El Banco de Alimentos ayuda cada mes a 520 familias en Palencia desde el inicio de la pandemia
La alta presión perdura en la asociación palentina que atiende a un 48% más de personas que antes de la llegada del coronavirus
Las olas de la pandemia se siguen sucediendo, esta quinta ha pillado a todos a contrapié, mientras la crisis económica derivada del coronavirus continúa haciendo ... mella en muchas familias. La recuperación económica, al igual que la sanitaria, es actualmente una utopía, una luz que aún no se ve al final de un túnel, demasiado largo y oscuro ya. «Aquí no ha variado la demanda, seguimos teniendo el mismo número de familias que tanto se incrementó desde marzo del año pasado», señala Rosa Ortega, secretaria del Banco de Alimentos de Palencia.
LA CIFRA:
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3.900 palentinos de la capital y de la provincia demandan ayuda al Banco de Alimentos. Antes de la pandemia eran 2.000.
Las cifras no mienten. Antes de que el mundo estallase por los aires por un virus que obligó a encerrarse en casa, a taparse la boca, a lavarse las manos todo el tiempo y a mandar besos a través de las pantallas de los móviles y las tablet, unas 280 familias necesitaban ayuda. Ahora mismo y desde hace casi año y medio esa demanda asciende a 520 familias. «Yo no noto mejoría ni bajón de familias. La crisis de la covid sigue igual, se aumentó un 48% y así nos mantenemos, esto no ha bajado», sentencia.
Se ha pasado de repartir a unas 2.000 personas a tener a más de 3.900 que demandan alimentos. La velocidad de transmisión del virus es igual de rápida que el reguero de pobreza que deja a su paso. Cierto es que alguna de estas familias que necesitan ayuda ha encontrado trabajo estos meses de estío. «Un par de ellas nos han llamado y nos han dicho todo felices que no necesitan pedido este verano que tienen trabajo. Pero otros han conseguido empleos de muy poco tiempo y con sueldos muy bajos, y siguen necesitando alimentos», argumenta Rosa Ortega.
El perfil de las familias, que varió desde el comienzo de la pandemia, continúa siendo el de jóvenes, con trabajo y estabilidad económica hasta ese momento y que no se habían visto en una situación así antes. Nunca.
Otra cosa que rememora los peores momentos de la pandemia son los confinamientos. Desde el comienzo de esta pesadilla, el Banco de Alimentos se acercaba hasta la casa de las personas que tenían que guardar cuarentena por positivo o por contacto estrecho si tenían el pedido de la comida. «Otra vez hay muchas personas confinadas. Sí que nos hemos dado cuenta de eso. Se lo dejamos en su puerta y listo, no tenemos problema», asegura Rosa Ortega, sorprendida por la virulencia de la quinta ola.
Para acogerse a la ayuda del Banco de Alimentos es necesario ponerse en contacto con los asistentes sociales, que estudian individualmente cada caso y lo derivan donde ellos consideren necesario. Puede ser Cáritas, Cruz Roja o el mismo Banco de Alimentos. Este prepara los pedidos para que las asociaciones lo repartan entre los usuarios que lo necesitan, no lo entrega directamente a una familia a no ser que sea un caso de extrema necesidad.
La primera campaña de este año ha tenido lugar del 5 al 11 de julio, aunque anteriormente se celebraba en marzo. «De la Operación de Carrefour aún no tenemos datos porque es a título nacional y los trasmiten todos a la Federación Española de Bancos de Alimentos. Luego dan a cada uno lo que ha salido en su supermercado, cuando la federación sabe lo que ha ganado cada uno de los 54 bancos», explica Rosa Ortega. En esta ocasión, al igual que el año anterior, las donaciones tenían que ser económicas y se realizaban en caja. La covid ha cambiado todo, hasta las campañas de recogida de alimentos.
«No sabíamos si se podría poner voluntarios o no, y esperamos hasta el último momento. Como todo volvió a complicarse otra vez con más contagios, se decidió finalmente que no se podía hacer como siempre, sino que era un donativo económico en caja, sin almacenar alimentos y poner voluntarios en los supermercados», argumenta.
El año pasado, en la Gran Recogida de noviembre -también con donativos-, los palentinos dieron a través de los supermercados de la provincia y de la capital un total de 35.600 euros. Una cifra muy alta, necesaria para poder dar apoyo alimenticio a las familias más vulnerables en estos tiempos. Gracias a tanta generosidad, se puede aguantar hasta que se reciba lo recaudado en esta campaña de julio. Concretamente, en la campaña de noviembre de Carrefour se sacó 8.700 euros. «Estamos aguantando con lo del año pasado aún. Hemos gastado mucho dinero, que para eso es, para alimentos», afirma.
Para el Banco de Alimentos de Palencia, esta nueva forma de donar es mucho más cómoda para tener exactamente lo que se necesita. Por ejemplo, siempre hay carencia de leche y aceite, que es lo que más se consume, pues ahora se puede adquirir toda la que se necesite al disponer del dinero para comprarlo. «Ahora estoy dando 18 litros de leche por familia y es poco, porque hay niños y lo toman varias veces al día. Y es un lujo que pueda dar eso, porque ha habido veces que he podido dar solo dos litros, otros seis», reconoce.
«Que la gente nos da alimentos y nos vienen genial, y yo encantada. Pero, hemos comprado atún, sardinas en lata, macedonia de verduras cocidas... Dependiendo de la estación compras unas cosas u otras. Me viene genial tener dinero y comprar lo que se demanda», agrega.
Aparte de las campañas como tal, siempre hay personas que hacen una compra en el supermercado y al llegar a la caja advierten de que es para el Banco de Alimentos y la dejan ahí apartada. Posteriormente, un voluntario pasará a recogerla.
También se pueden realizar ingresos económicos en el número de cuenta del Banco de Alimentos de Palencia (ES81 2100 1258 8202 0019 7625). «Al principio de la pandemia, nos llegaron muchos ingresos. Ahora sí que hay gente que da algún donativo, de 10 euros o así, que me viene genial, pero no tengo una cantidad suficiente para coger 1.000 euros y comprar leche, por ejemplo. Los donativos del año pasado fueron necesarios para aguantar y poder comprar los alimentos con tanta demanda», reconoce Rosa Ortega. «Pero ahora las cosas están de otra manera y yo lo comprendo, es que está todo muy complicado», agrega.
Rosa Ortega ya tiene la vista puesta en septiembre, en la vuelta al cole y el desembolso económico que supone para cualquier familia con hijos. «Todos sabemos lo que puede llegar a ser con los libros, con ropa que ya está pequeña y hay que comprar más, el material escolar... Para estas familias que no llegan es muy difícil», sentencia.
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