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El pozo vertical de carbón Rafael, uno de los más antiguos de España. el norte
La Asociación de Patrimonio Industrial compra seis inmuebles mineros en Vallejo de Orbó

La Asociación de Patrimonio Industrial compra seis inmuebles mineros en Vallejo de Orbó

Recupera el Pozo Rafael, una vivienda obrera, la bocamina de San Ignacio, la boca de salida del canal subterráneo navegable y un calero-horno

PILAR GIMENO

Palencia

Domingo, 21 de noviembre 2021, 09:58

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Proteger y conservar el patrimonio industrial es clave para el desarrollo de muchos territorios. En Europa y en algunas comunidades autónomas españolas lo tienen claro desde hace años, y en la Montaña Palentina algunos también. Recientemente, la Asociación para la Recuperación de Patrimonio Industrial y Cultural del Norte (ARPI) ha dado un paso de gigante con la adquisición de algunos vestigios de la minería del carbón del siglo XIX como el Pozo Rafael, la bocamina de San Ignacio, una vivienda obrera, la boca de salida del canal subterráneo navegable de Orbó y un calero-horno a escasos metros de la salida del canal. Han sido una decena de «valientes» –afirma el presidente de ARPI, José Luis Ruiz– los que, con sus aportaciones económicas, han hecho realidad una negociación que comenzó hace una década.

Esta iniciativa –se está negociando la compra de otros bienes– da respuesta a «la necesidad de preservar este legado. Se trata del pasado más reciente de esta comarca, esplendoroso en su día, decadente y víctima del rechazo después y, ahora, prácticamente olvidado», asegura Ruiz. Preservar la memoria oral, así como no perder técnicas y tecnologías posteriores a la revolución industrial y específicas de las labores ligadas a la extracción, tratamiento y el transporte del carbón, «no solo es un derecho, sino una obligación con las generaciones venideras».

ARPI se creó en 2012 con la intención de impedir el deterioro de las infraestructuras mineras que jalonan Vallejo de Orbó y Barruelo de Santullán, y en 2021 comienza a visibilizarse el proyecto 'Paisaje minero de Vallejo de Orbó', fruto de años de estudio histórico detallado y pormenorizado por un equipo interdisciplinar de arquitectos, historiadores de arte, ingenieros, urbanistas, geógrafos y economistas. «Estamos terminando los proyectos que atañen a estas infraestructuras para que, una vez visados, sean presentados en los correspondientes ayuntamientos y que estos nos concedan las licencias de obra necesarias para que en un corto o medio plazo no sigan deteriorándose y puedan visitarse», concreta Ruiz.

Bocamina de San Ignacio, salida de la Bocamina del Canal subterráneo y cuartel de dos plantas con seis viviendas. El Norte
Imagen principal - Bocamina de San Ignacio, salida de la Bocamina del Canal subterráneo y cuartel de dos plantas con seis viviendas.
Imagen secundaria 1 - Bocamina de San Ignacio, salida de la Bocamina del Canal subterráneo y cuartel de dos plantas con seis viviendas.
Imagen secundaria 2 - Bocamina de San Ignacio, salida de la Bocamina del Canal subterráneo y cuartel de dos plantas con seis viviendas.

Ya han presentado a los ayuntamientos de Brañosera y Barruelo, a la Diputación de Palencia y a la Junta un plan director provisional cuyo objetivo final es la visibilización de un 'Paisaje cultural minero' para Vallejo de Orbó y Barruelo. «No tenemos dudas de que este proyecto saldrá adelante con el apoyo indispensable y necesario de las administraciones, con las que trabajamos de forma muy cercana», da a conocer el presidente de la asociación.

El último Plan Nacional de Patrimonio Industrial destaca precisamente que las intervenciones van más allá, es decir, crean territorio. En la práctica y en la Montaña Palentina, en palabras de Ruiz, lo primero que debe visibilizarse es «el apropiamiento de los moradores de ese patrimonio, que es suyo y que, debido a su decadencia, ha sido rechazado por los que perdieron su puesto de trabajo e incluso su vida al tener que emigrar del pueblo donde habían nacido. Si conseguimos que se sientan dueños y orgullosos de ese patrimonio, creo que lo hemos salvado», afirma. Ahora, con la ayuda de las administraciones, es hora de buscar «un plan para que se sostenga, atraiga gente y recursos».

El patrimonio industrial es un recurso de notable potencial. Así lo atestiguan proyectos como el Centro de Artes Contemporáneas de Azores (Portugal), el Centro Cultural de Genk (Bélgica), un edificio de viviendas en Escher (Suiza) o el Lekuona Fabrika de Errenteria (País Vasco), pero su gestión es imperfecta. «El patrimonio industrial no es fácil de gestionar. Precisa catalogación, jerarquización –no se puede proteger todo–, consolidación y, sobre todo, algo que está tan de moda: sostenibilidad», manifiesta Ruiz. ARPI aboga por actuaciones y prácticas basadas en «el respeto por el bien, el rigor en su tratamiento y la reversibilidad» y es que, profundiza, «debemos centrar nuestros recursos solo sobre parte de nuestros bienes».

«Mantener la torre de la Térmica de Velilla hubiera supuesto un desembolso brutal»

El pasado 28 de octubre la Térmica de Velilla reducía a escombros su torre de refrigeración, una decisión que se tomaba dos años atrás en ausencia de proyectos alternativos. Una vez derrumbada, parece que muchos se han llevado las manos a la cabeza –incluso la Junta ha presentado una propuesta para que el Gobierno de España paralice el desmantelamiento de algunas de las centrales térmicas existentes en el país, para preservarlas como parte del legado histórico español– y puede que sea un ejemplo del carácter tardío e incompleto de las intervenciones que se realizan. Al respecto, el presidente de ARPI insiste en que no es fácil. «Las ideas a bote pronto de la ciudadanía pocas veces son viables, los recursos económicos son los que son, las necesidades de personal para gestionar estos bienes son cuantiosas y en la mayoría de las ocasiones su uso posterior se ha analizado demasiado a la ligera… ¿Qué haríamos con una torre de refrigeración? ¿Otro museo, oficinas, viviendas…? Adecuarlo a la normativa actual exigiría un desembolso económico brutal, solo el mantenimiento lo haría insostenible», asegura.

En cuanto a la protección y gestión del patrimonio industrial de Aguilar de Campoo, durante décadas el principal núcleo productor galletero de España, Ruiz asegura que ARPI echa en falta la existencia de un contenedor fabril relacionado con la industria galletera. «Alzamos la voz por si hubiera algún interés en poner a disposición de ARPI la gestión de un lugar de este tipo», incide.

La Montaña Palentina cuenta con un descomunal patrimonio industrial y ARPI ya ha puesto su granito de arena en esa tarea de salvaguardarlo y con el fin último de crear riqueza. «Trabajamos para el que viene, pero pensando en el que ya está. Es un proyecto pensado para el territorio y para las gentes que lo habitan o los nuevos moradores, en el que los propios vecinos se sientan partícipes y los sientan como suyos. Ésta es la única fórmula de que todas estas iniciativas tengan futuro y gente dispuesta a defenderlas», concluye.

Va más allá y precisa que se debe «potenciar lo genuino», pero también considera que es necesario «tener un plan de negocio: si no sabes qué hacer con ello, protégelo y espera». Recuerda cómo justo antes de la crisis de 2008 este tipo de proyectos proliferó en exceso: «Cada ayuntamiento tenía un museo etnográfico y eso es inviable. Ningún viajero en un fin de semana visita cuatro museos en 15 kilómetros donde los recursos son demasiado repetitivos. La necesidad de recursos económicos y, sobre todo, de personal 'ahoga' muchas veces estos proyectos».

En Europa y Latinoamérica, la protección del patrimonio industrial se ve como un objetivo y el turismo industrial es una de las consecuencias, pero desde ARPI apuestan no solo por la explotación de estos recursos como producto turístico, sino también como «contenedores culturales, artísticos, comerciales, hosteleros, de empresa…».

El respeto, el rigor y la reversibilidad están detrás de este proyecto, que se ampliará también –extendiendo las visitas ya consolidadas al Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo– al poblado minero de Vallejo de Orbó con paradas por la mina visitable y por las instalaciones de Peragido. Y es que la adquisición de las antiguas instalaciones de Uminsa en la colonia de Vallejo de Orbó servirá a su protección física y legal.

El historiador Fernando Cuevas destaca el valor contrastado del patrimonio adquirido por ARPI. El Pozo Rafael «es uno de los pozos verticales de carbón más antiguos de España. Estaba perforado en 1874 y tiene muchas singularidades», asegura. Se trata de un pozo maestro que fue construido por la empresa Esperanza de Reinosa (comerciantes de grano de Reinosa) con una profundidad de 113 metros. A esta profundidad, unos años más tarde (1879) se construiría un anchurón del que partiría el canal navegable diseñado por Mariano Zuaznávar y que, tras un recorrido de 1.775 metros, conduciría el carbón hasta las proximidades de la estación de Cillamayor. «Es el pozo del que sale el canal subterráneo de las minas de Orbó y es una obra única de la minería española y casi mundial porque transportaban el carbón por debajo de la tierra en barcas», concreta.

Cuevas recuerda que Vallejo, al ser una colonia obrera, tuvo una enorme pluralidad de viviendas, de las que los cuarteles de dos plantas son los más típicos. «Carbonera construyó cinco edificios de este tipo en la zona oeste de la colonia, dos de ellos con seis viviendas (tres en cada altura). La adquirida está en la planta inferior y sus planos aparecen fechados en Barcelona el 22 de junio de 1910, por lo que fueron las primeras residencias levantadas por la empresa para los mineros», manifiesta.

La Montaña Palentina tiene un ingente patrimonio industrial. Consciente de que no se puede mantener todo, Cuevas sí que nombra otros inmuebles importantes que se deberían recuperar por su sentido de 'Paisaje cultural': «Los lavaderos, todo el cerco industrial de Barruelo; Vallejo entero; los últimos restos de Velilla en el valle de Valdehaya; la parte de Guardo –lavaderos antiguos y la estación de La Robla–; el Pozo Pedrito II de Castrejón o los lavaderos de San Claudio, por nombrar algunos…».

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