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Una máquina cosechadora descarga el grano recogido en una tierra de cultivo de Monzón de Campos.

Una cosecha desigual por la falta de lluvia merma en un 30% la producción de cereal

Los pueblos de Tierra de Campos limítrofes con Valladolid tienen los peores datos de la provincia

raquel martínez

Jueves, 9 de julio 2015, 11:33

Poco esperanzados se mostraban los agricultores palentinos acerca de la cosecha de este año cuando hace dos meses celebraban al patrón de los campos, San Isidro. Las altas temperaturas de principios del mes de mayo y la falta de precipitaciones dañaron gran parte del cereal, por lo que los profesionales del campo auguraban por entonces unos malos rendimientos. Sin embargo, las abundantes precipitaciones caídas a principios de junio han mejorado un poco las previsiones iniciales. «Aunque la lluvia llegó muy tarde, a alguna parcela le ha venido bien, por lo que se está cogiendo un poco más de lo que esperábamos», explicaba ayer Honorato Meneses, presidente de Asaja, mientras faenaba en una de sus parcelas.

Como él, centenares de agricultores cosechan desde hace unas semanas sus tierras con la esperanza de llevarse una grata sorpresa y que la producción sea mejor. «Soy realista y no está siendo tan catastrófica como se pensaba, pero sí muy desigual, incluso dentro de las fincas de un mismo agricultor hay parcelas que igual le salen a 2.000 o 2.500 kilos por hectárea y otras en las que se están recogiendo 1.500, hay una diferencia importante entre unas y otras, y se debe, principalmente, al momento en que se sembraron», asegura David Tejerina, presidente de Coag.

Menos optimista que los presidentes de Asaja y Coag se muestra Domiciano Pastor, secretario provincial de UPA, quien cree que las previsiones que manejaban por San Isidro «se han confirmado totalmente». Así, Domiciano Pastor señala que la cosecha está siendo más baja de lo normal, con caídas importantes, tanto en la producción como en la calidad del grano, que rondan el 30% dependiendo de las comarcas.

Zonas muy afectadas

Los líderes de las cuatro organizaciones agrarias de la provincia (Asaja, Coag, UCCL y UPA) coinciden en definir como desigual e irregular la cosecha de este año y en que la zona más afectada es la de los municipios de Tierra de Campos próximos a la provincia de Valladolid, como Castromocho, Mazariegos o Fuentes de Nava, «donde los agricultores están hablando de 700 kilos recogidos por hectárea», según indica David Tejerina. «Es una zona muy temprana y las lluvias han llegado tarde porque el ciclo vegetativo ya estaba cubierto, así que las cosechas son un desastre», apostilla Francisco Salvador, coordinador de UCCL.

El presidente de Asaja realiza una radiografía rápida y concreta de la producción en la provincia de Palencia. «Conforme avanzamos hacia el norte, los rendimientos son mejores. En el norte de la provincia puede llegar a ser un año bueno, lo que pasa es que el grueso de la superficie está en el sur», señala. Más profundo es el análisis que hace el presidente de Coag. «Aunque no es bueno aventurarse dando cifras, me han comentado que en algunas explotaciones de la zona norte, en las inmediaciones de Osorno, han recogido entre 3.500 y 4.000 kilos de media de cebada. En la comarca del Cerrato, unos 3.000 kilos; en las localidades de Tierra de Campos menos afectadas por la sequía pueden estar en los 2.000 kilos de media, mientras que los pueblos con peores datos, próximos a la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco, están recogiendo unos 700 kilos».

Influencia de los precios

Además del rendimiento de las tierras, es muy importante el precio al que se pagan los cereales, según destaca Francisco Salvador, de UCCL. «No se puede hacer una comparativa de la producción de este año con la del pasado hasta que no esté finalizada la cosecha, porque ahora todas las máquinas están a pleno rendimiento y, además. dependemos mucho de los precios, que ahora están muy bajos», reconoce. «Así, hay años en los que un agricultor recoge 2.000 kilos y obtiene más ganancias que otros en los que recoge 2.500, depende de los precios, que se estabilizarán cuando termine la cosecha», apostilla.

A la sequía y la falta de lluvias que padecieron los agricultores en 2014 se sumó un problema más, el de los topillos. Afortunadamente, este año las poblaciones de estos roedores están controladas y los trabajadores del campo no han atisbado consecuencias negativas en sus tierras por la acción de estos animales. «Parece que no hay topillos en el campo, hay poblaciones normales», explica Honorato Meneses. Una apreciación que comparten el resto de representantes de las organizaciones agrarias. «Parece que no se ven, son plagas endémicas que desaparecen y que son algo cíclico que cada cuatro años nos toca sufrir», puntualiza David Tejerina.

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