Miembros del jurado del concurso de guiso de caracoles degustan los quince platos presentados antes de emitir su veredicto.

Una romería de paraguas

San Marcos, el patrón de los charcos, no quiso defraudar y tuvo que celebrarse pasado por agua

Raquel Martínez Carrascal

Sábado, 25 de abril 2015, 23:54

San Marcos ha hecho honor a su sobrenombre, el patrón de los charcos, impidiendo que la romería que se celebra en el parque del Sotillo cada 25 de abril luciera en todo su esplendor.

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Aunque las oscuras nubes que poblaron el cielo durante toda la mañana hacían presagiar que la predicción de lluvia anunciada por la Agencia Estatal de Meteorología se iba a cumplir, muchos palentinos no quisieron dejar de acercarse hasta el Sotillo para recorrer los puestos instalados y degustar una ración de caracoles. Así, desde primeras horas de la tarde el parque palentino situado al otro lado del Carrión fue recibiendo visitantes atrevidos que no quisieron dejar de cumplir con la costumbre de festejar San Marcos. Atrevidos porque desafiaron a la lluvia, pero armados con paraguas para que, si finalmente hacía acto de presencia, no les pillara desprotegidos. Y bien les vinieron los paraguas, porque las predicciones finalmente se consumaron y algunas de esas nubes descargaron unos buenos chaparrones que hicieron torcer el gesto a los comerciantes que instalaron sus puestos.

Y es que, lo que podía ser una exitosa romería al caer en sábado y decidir el Ayuntamiento de Palencia prolongar la instalación de los puestos y atracciones durante todo el fin de semana, quedó un tanto deslucida por la lluvia. Aún así, la actividad central de la romería, el concurso de caracoles, pudo celebrarse con total normalidad, ya que el Consistorio instaló unas casetas para que los quince participantes pudieran cocinar el guiso si tener que preocuparse de la tormenta.

El olor de los quince guisos, elaborados en su mayoría con recetas que han ido sobreviviendo generación tras generación, fue atrayendo a la zona de las casetas a muchos de los palentinos que estaban en el Sotillo, curiosos por ver cómo los cocineros se desenvolvían preparando este plato de la cocina tradicional.

Novatos y veteranos

Compartiendo caseta se encontraban algunos veteranos ganadores de ediciones anteriores con otros novatos en estas lides, como las amigas y compañeras de trabajo María Jesús Casares, María del Mar Campos, Encarna Nieto, Mayte Ariño, Filomena Oliveri y Ariela Candelario. «Nos hemos animado a participar para que Filomena, que es italiana, y Ariela, de República Dominicana, conocieran esta tradición», explicaba María Jesús mientras ultimaba el guiso.

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Los cocineros dispusieron de una hora para elaborar sus platos, tras la que el jurado, compuesto por representantes municipales, de la Federación de Vecinos, de la Asociación de Allende el Río, de los hosteleros, de la Sociedad Gastronómica Chariades y del Club del Gourmet, se retiró para degustarlos. Y no lo tuvieron fácil, según señalaron algunos al término de la cata, aunque finalmente decidieron otorgar el primer premio, dotado con 250 euros y una lámpara en forma de caracol, a Lourdes Gil, que participaba por primera vez en el concurso junto a su hija, Isabel Alonso. «Veníamos con toda la ilusión del mundo y nos hemos llevado una gran sorpresa», señalaba exultante la ganadora .

El veterano Julio César Zamora fue distinguido con el segundo premio, dotado con 150 euros y otra lámpara en forma de caracol, mientras que los 100 euros del tercer premio y el consiguiente trofeo recayó en Cándida Bartolomé, que estuvo acompañada por su hijo, José María Tejedor.

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Además, todos los palentinos que lo quisieron pudieron degustar una ración de caracoles a un precio de 3 euros en la caseta regentada por el bar Casco Viejo.

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