El 71% de los 1.115 habitantes que ha perdido la provincia en un año son vecinos de la capital

Los 939 nacimientos registrados en la provincia de Palencia en el 2020, año marcado por la pandemia, y los 840 de 2021 no hacen más que subrayar que la tendencia de caída en la natalidad que registra la provincia en los últimos años se ha agudizado. La cifra mantiene la tendencia de un siglo, el XXI, que arrastra un descenso progresivo de niños en la capital y en la provincia: 983 nacimientos en 2018, 927 en 2019, 939 al año siguiente, 840 en 2021 y 462 en los seis primeros meses de 2022, que si se extrapolan volverán a colocar el año en las cifras de 2019.

Es evidente que la delicada situación que se vivió durante la pandemia determinó muchas maternidades y en muchos casos se aplazó una decisión tan importante, como sucede cuando hay un gran problema que desborda lo personal. «El problema es que la edad a la que se tiene el primer hijo, aparcar durante un año o dos esta decisión implica renunciar definitivamente a la descendencia», asegura el experto en Geografía Humana, Enrique Delgado.

Además, en lo relativo a la natalidad, en Palencia se confirman dos cuestiones muy importantes. Por una parte, la desacralización o desvinculación de los nacimientos con el matrimonio porque de los 401 nacimientos que hay en la ciudad, 210 son de mujeres que están casadas y 191 a mujeres no casadas. O lo que es lo mismo, casi el 50% de las mujeres han tenido hijos en Palencia sin haber establecido vínculos definitivos, cuando hace 20 años solo el 10% de las mujeres que no estaban casadas tenían hijos acentuando un cambio social que aleja cada vez más a la cigüeña del animal sagrado que respetaban griegos y romanos

El aporte que hacen las familias migrantes al saldo demográfico es otro elemento a destacar, según el profesor de la Escuela de Educación de Palencia. La conclusión se extrae de los datos del INE: el número de hijos de madre extranjera ha pasado de 120 en 2020 (lo que supuso el 12,8% del total de nacimientos en la provincia de Palencia) a 85 nacimientos en 2021 de madres extranjeras (el 10,1%), una caída que también está marcada por el efecto pandemia. Si bien, teniendo en cuenta que en 2021 la población extranjera solo representa el 4,6% del total, «se demuestra el peso que tiene en la natalidad» en una provincia donde la gravedad de la situación se multiplicaría si no fuera por el aporte que hacen las familias de origen extranjero. «Ese 10-12% en la natalidad es una proporción importantísima que demuestra que las mujeres extranjeras están cumpliendo un papel muy importante en la renovación demográfica», sostiene el experto autor de artículos y publicaciones sobre la evolución demográfica de la provincia.

Pero no hay que olvidar que la clave demográfica en la provincia la marcan las defunciones. En 2021 se produjeron 2.267 fallecimientos, de forma que el crecimiento vegetativo en la provincia representó una pérdida de 1.427 personas, solo en el balance entre nacimientos y defunciones.

Además, de los 2.267 fallecimientos, 967 muertes se produjeron en la capital, que representa casi el 50% del total provincial, pero supone menos del 40% en el registro de defunciones, lo que confirma que la población está mas envejecida en el medio rural que en la capital y por tanto, que la provincia no puede aportar más porque está agotada demográficamente hablando. Otro apunte a tener en cuenta, según los datos definitivos a 1 de enero de 2022, que hacen caer hasta los 158.000 los habitantes del conjunto de la provincia, es que el 71% de los 1.115 vecinos que ha perdido Palencia corresponden a la capital.

Otra conclusión que se puede extraer de las estadísticas del INE es que el envejecimiento en la provincia es el origen de las pérdidas reales de población. «Este es el motivo real por el que la población palentina está decreciendo a una velocidad de crucero», afirma Delgado. También hay que tener en cuenta que de los 2.267 fallecimientos que hubo en la provincia de Palencia en 2021, solo 16 eran extranjeros, lo que demuestra que la población extranjera es bastante más joven, está sana, en edad reproductora y en definitiva, que «está trayendo hijos a nuestra provincia».

Además en 2021 llegaron a Palencia 704 extranjeros y se marcharon al extranjero 473 personas, lo que deja un saldo migratorio con el extranjero positivo de 231 personas. Sin embargo, el saldo interprovincial es negativo en 11 personas porque han venido menos personas a vivir a Palencia desde otras provincias españolas de las que se han marchado, lo que deja un saldo migratorio global de 220 personas. De esto se deduce, según Delgado, que no se puede atribuir a las migraciones la perdida demográfica que está sufriendo la provincia, «Una provincia extraordinariamente agotada que ya no da más de sí, que ya no puede trasladar a casi nadie fuera, pero se beneficia de una corriente migratoria muy exigua, pero positiva al fin y al cabo», señala Delgado.

La teoría se confirma con los datos de 2020, un año marcado por la pandemia en el que llegaron a Palencia 611 extranjeros y se fueron 336 debido, dejando un saldo positivo de 275 personas y un saldo global 295 porque el interprovincial también fue positivo en 20 personas. Esto indica que, pese a la pandemia, la tendencia es mantener saldos migratorios positivos basados fundamentalmente en extranjeros que vienen a vivir a la provincia de Palencia.

Se confirma también que «la gente viene menos», algo que Enrique Delgado achaca a la falta de expectativas laborales. «Si hubiera expectativas de trabajo y brazos abiertos para recibir a esa población, podría empezar a haber cierta recuperación demográfica», asegura. Sobre todo, teniendo en cuenta que los extranjeros que llegan a la provincia son personas jóvenes que quieren formar una familia, aportan rejuvenecimiento demográfico y además no cargan sobre el sistema público de salud. «Hay que generar actividad económica que atraiga a población extranjera que traiga sus propios modelos demográficos y los incorpore aquí», concluye.

Esta falta de expectativas también afecta a los jóvenes palentinos que ya no se va a trabajar a otras provincias, sino también al extranjero donde encuentran soluciones laborales más atractivas. «Esta fuga de cerebros también contribuye a que haya una espita de salida, pero no pesa tanto como para alterar el balance migratorio global, tiene un peso importante en la franja de 21 a 30 años pero es muy relativo si se compara con las entradas de población extranjera o con los movimientos interprovinciales», asegura.

Tampoco puede decirse que los movimientos entre provincias estén agotados, pero sí que las provincias que tenían mayor dinamismo y actividad y actuaban como un imán para la población, han congelado el proceso. Del mismo modo, la capital palentina tampoco puede sacar más sangría demográfica de los pueblos, donde reside una parte muy exigua de la población en edad de emigrar (entre 19 y 35 años) y los jóvenes que se quedan en los pueblos tiene alguna vinculación laboral o familiar y ninguna intención de irse. La capital es incapaz de atraer jóvenes de la provincia pero además está desplazando a la población más joven hacia los municipios del alfoz como Villamuriel, Grijota o Villalobón, tres municipios de la provincia donde en 2021 hubo más nacimientos que muertes.