«La Rioja es la cuna del español del siglo XI»: reconoce el gobierno riojano en el proyecto Valle de la Lengua, incluido en el ... muy bien pensado Plan de Transformación que se dispone a sacar adelante con los Fondos NextGeneration, oportunidad aprovechada para impulsar la recuperación económica y la cohesión social de aquella Comunidad a través de una iniciativa que conlleva la creación de un centro de aprendizaje del español en el monasterio de Suso de San Millán de la Cogolla, corazón de un campus dotado de una «red de alojamientos […] con unas 1.500 plazas», que devolverá la plenitud al monasterio de Nájera y revivirá el valle del Cárdenas.
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Desde la evidencia de que las Glosas Emilianenses son del XI, ¿hace falta recordar que el español se anuncia en las pizarras visigodas de Ávila y Salamanca y que está plenamente confirmado en el Becerro gótico de Valpuesta y en la Nodicia de Kesos del monasterio los santos Justo y Pastor de Rozuela? Y más aún: ¿fijamos la atención en el comienzo de las libertades o en la primera manifestación del castellano como lengua oficial? Entonces son ineludibles el Fuero de Brañosera, establecido mientras Europa se hundía en lo más oscuro de la Edad Media, y el Tratado de Cabreros.
Estupendo, estupendo. Pero, mientras en La Rioja cazan al vuelo la ocasión única de los Fondos Next para alzarse con el santo y la limosna del español como recurso económico sobre la base de unas glosas del XI, aquí nos asomamos a la ventana para ver cómo el futuro pasa de largo.
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