Políticos contra la salud pública
«Nada más que insultan, francotiradores contra la información, más radicales que aquellos a quienes defienden, envenenando a la gente»
Si se tratase de nuestro perro, le pondríamos un bozal, una cadena y el letrero de 'Cuidado con el perro'. Si fuese nuestra pareja, nos ... separaríamos por comportamiento violento. Si un hijo nuestro, le llevaríamos al psiquiatra, le obligaríamos a hacer psicoterapia. A ningún amigo le admitiríamos un comportamiento tan incívico y gamberro y, si se tratara de nosotros mismos, habría que admitir que tenemos un serio problema y que nuestra personalidad resulta tóxica, que apestamos la tierra.
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Pero son nuestros políticos, nuestros representantes los que se comportan de manera indigna, ofensiva e intolerable y poco podemos hacer. Insultos, acusaciones, escupitajos, tú más, tú más, corrupciones, abucheos, infamias, mentiras, verdades, todo suena igual en sus bocas airadas. Se grita y no se gobierna, encabronan al personal y al país. Y esa ira, esa sinrazón, ese estercolero en el que han convertido el escenario político –¿cuánto hace que no se formula una idea, una propuesta en voz calmada?– se traslada a la gente y, sobre todo, a los medios de comunicación. Hay periodistas que insultan, insultan, insultan… Nada más que insultan, francotiradores contra la información, más radicales que aquellos a quienes defienden, envenenando a la gente.
¿Qué demonios está pasando con nosotros? Doy gracias al cielo de que no sea el momento de la Transición, el de hace casi cincuenta años. ¿Se imaginan a Sánchez, a Feijóo, a Abascal, a Ayuso, a Puente, a Tellado, a Álvarez de Toledo, a tantos, bordando la concordia, dibujando el entendimiento? Esta gente me recuerda mucho más al 36 que al 76.
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