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Reuters

Grandes borrascas se acercan por el Atlántico

«¿Es inevitable que nos convirtamos en una sucursal estadounidense, que nuestros usos políticos y sociales se contaminen de forma inevitable?»

Tomás Val

Valladolid

Jueves, 2 de octubre 2025, 07:05

La actualidad política es como uno de aquellos viajeros de antaño, emigrantes que abandonaron el terruño y que, pasado un tiempo, un tiempo largo, regresaban ... de visita. Mi tío Licinio volvió de Venezuela un mes o dos. Andrés se fue a Francia y volvía, ya casi viejo, durante las vacaciones de Navidad. E iban a casa de sus familiares y amigos, hoy donde unos –los más cercanos –, mañana donde otros, contando sus vivencias, muchas mentiras, alguna verdad y los que pasaba en sus nuevos países. Poco a poco, anunciando adelantos, tendencias. El futuro es así, el tiempo es como aquellos viejos familiares que traían novedades.

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Lo que hoy sucede en EE UU llegará dentro de un tiempo. Sonará el timbre de casa y esos disparates que hoy nos asombran desde el Telediario estarán en nuestra puerta, para darnos un abrazo y para, a diferencia de Licinio o Andrés, quedarse definitivamente. ¿Hay algo de misterioso en todo esto? ¿Es inevitable que nos convirtamos en una sucursal estadounidense, que nuestros usos políticos y sociales se contaminen de forma inevitable?

Hoy, los Estados Unidos tienen muy poco bueno que exportar: sólo miedo, sumisión, coacción, violencia, odio… Ignoro si podemos evitarlo de alguna manera, no se me ocurre ninguna y, por primera vez en mis muchos años, no encuentro ninguna razón para la esperanza. No hay señales en el horizonte de un mundo mejor, el pensamiento parece haber desaparecido, las grandes universidades se han rendido, el matonismo es la forma preferida por los poderosos, se mata impunemente. Todo lo que se acerca es malo. Y, por si fuera poco, hoy entierro a mi madre.

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