Susto o muerte en Argentina y Venezuela
«Por fin, todo el continente respirará cuando Maduro caiga, solo o acompañado (pronostico que en escasa y mala compañía)»
Hace una semana los argentinos tuvieron elecciones legislativas. Lo hicieron seguros de que el resultado no sería manipulado después, a diferencia de lo que ocurrió ... en la campaña presidencial de Venezuela, robada por el dictador Nicolás Maduro. Argentina sigue siendo una Democracia, aunque el condicionamiento estadounidense de un rescate financiero de miles de millones de dólares pudo influir bastante en la abstención y el apoyo al presidente Javier Milei.
Puede que la próxima vez las cosas cambien y los opositores al actual mandatario en Buenos Aires logren convencer a más electores. Todo dependerá del éxito o fracaso de las políticas de recuperación económica, que han de producir efectos sobre la vida de la gente, no sólo en las cifras macro de déficit, deuda o inflación. Al menos, la alternancia es posible, justo lo contrario de lo que sucede en Caracas, sede del totalitarismo delincuente que ha expulsado a millones de venezolanos de su país.
Quienes permanecen aún allá tienen que sufrir un control extremo de su vida, ahora tecnificado mediante la VenApp, la aplicación en los teléfonos móviles que permite denunciar a cualquier persona si alguien sospecha que está actuando contra el régimen, es decir, luchando por la libertad. Otras experiencias similares nos llevan a los tiempos represivos en los países del bloque comunista, lo que nos cuenta la recomendable película La vida de los otros. Promover las delaciones y los chivatos es una idea fatal.
También evidencia que el tirano es un cobarde muerto de miedo. Maduro se sabe jefe de una organización criminal. Desde Venezuela se exportan redes de extorsión, narcotráfico y desestabilización política a todo el continente, con efectos muy graves en el área andina. Pero ahora su negocio delictivo está seriamente amenazado, por primera vez en mucho tiempo. Han robado con tan avaricia, asesinado y torturado a tanta gente, que nunca se irán de rositas. Van a purgar las atrocidades pasando el resto de su vida en la cárcel en el mejor de los casos, porque no debe descartarse un final horrendo como el de Gadafi, quien fue linchado por su propia gente.
Es muy probable que sean los que más tienen que perder quienes sacrifiquen al Dictador. La razón es sencilla: aquellos militares que muevan un dedo para defender a Maduro, también serán condenados de por vida. Los soplones colaboracionistas serán identificados, no tendrán ninguna oportunidad en la nueva sociedad venezolana, cuando la Democracia regrese. Ciegos, sordos y bobos son quienes no reconocen a María Corina Machado como la líder del presente y el futuro. Ella representa la libertad, la vuelta de los derechos y el sentido común al país americano.
Y muy mal papel siguen haciendo los gobiernos de la zona que no rompen relaciones con Venezuela. Ya debieran estar tendiendo puentes con la oposición democrática. Por supuesto, en España hay quien tendrá que responder allá por sus tejemanejes. Puede que hasta descubramos dinero escondido a nombre de testaferros. Disimulos financieros que saldrán a la luz, con efectos depurativos sobre patologías de la Democracia española. Todos los viajes a Caracas deberían hacerse públicos, dar explicaciones de su agenda concreta y demostrar la ausencia de lucro en esas visitas.
Por fin, todo el continente respirará cuando Maduro caiga, solo o acompañado (pronostico que en escasa y mala compañía). Millones de emigrantes forzados por la situación en su país, regresarán. Esto relajará la presión migratoria en Colombia, Chile, Perú, Ecuador…, en tantos lugares donde la crisis de Venezuela repercute directamente. Será el principio de una esperanza de recuperación democrática, crecimiento económico y respeto de las libertades, justo lo contrario que sufren hace años.
Y en Argentina, la Democracia seguirá viva, como en otros lugares donde hoy gobierna la Derecha, mañana la izquierda y pasado quien la ciudadanía prefiera. Porque allí la gente sí decide, no es oprimida por gentuza sin escrúpulos, impresentables como este tipo que ha machacado a los venezolanos con su mezquindad, su egoísmo y el apoyo de otros estúpidos complacientes. Algunos de ellos aun defendiendo al tirano desde medios de comunicación españoles o en la poltrona del Congreso de los diputados.
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