Día internacional de la paz
«Cada cual es muy dueño de tener su opinión sobre los conflictos internacionales: sea prorruso convencido, crítico con las dictaduras árabes, judío contrario al actual gobierno de Israel o iberista utópico»
Aunque parece un sarcasmo, este domingo se celebra el día internacional de la paz. Son tiempos tan crueles con los más débiles que apenas nos ... resta colaborar con Unicef, Médicos sin Fronteras, Amnistía Internacional o cualquier otra entidad que oriente sus esfuerzos a paliar las violaciones de los derechos humanos. Puede que incluso este tipo de compromiso sea ofensivo para algunos líderes determinados a impulsar terribles guerras.
Demasiados grupos de interés tienen ganas de refriega. Nos fuimos de vacaciones malhumorados; regresamos peor. En septiembre, los enfrentamientos violentos continúan protagonizando la actualidad. Hay demasiada gente enfadada, tanta que las discusiones se envenenan y cada uno toma partido sin reparar en los matices de las posiciones ajenas. Así, olvidamos que cabe condenar las muertes sin poner en riesgo a nadie. También pasamos por alto que es verosímil aceptar la legítima defensa sin hacer apología de las agresiones a inocentes.
Cada cual es muy dueño de tener su opinión sobre los conflictos internacionales: sea prorruso convencido, crítico con las dictaduras árabes, judío contrario al actual gobierno de Israel o iberista utópico. Toda visión puede ser defendida con argumentos, incluso resultar convincente para seres humanos abiertos a las razones de otros, aunque este último tipo de personalidad escasea cada vez más. Los dialogantes están en peligro de extinción porque las redes nos etiquetan, encasillan nuestro perfil y filtran la información que recibimos.
A este fenómeno de las 'burbujas', que es causa evidente de la polarización, se suma una teoría política denominada 'agonismo', consistente en menospreciar el consenso, la búsqueda de acuerdos o el respeto por la pluralidad de programas políticos. Jefecillos de extrema izquierda y ultraderecha lo aplican al pie de la letra, hasta tal punto que puede considerarse igual su objetivo: imponer la propia agenda por encima de la de los demás, al margen de consideraciones liberales, sin respeto alguno por la alteridad (los otros). Y lo peor es que están arrastrando a su campo de batalla el discurso del centro izquierda y del centro derecha, considerados débiles o tibios en sus mensajes a una opinión pública artificialmente exacerbada.
El estilo guerrero explica buena parte de los abusos dialécticos contemporáneos. Es la causa de tanto malestar sostenido en la vida pública y de un clima irrespirable en las relaciones internacionales. Cada día con menos rubor, se considera que el triunfo pasa por aplastar a los rivales, abusar de la fuerza hasta encontrar un límite, perder los escrúpulos, priorizar la victoria como único propósito. Ningún principio se respeta entonces en la liza del acoso y derribo personal, con resultados nefastos.
¿Quién podrá después reconstruir la convivencia? 'Paz' significa ponerse de acuerdo en algo, pactar, coincidir en el mínimo común denominador necesario para el entendimiento humano. Lo contrario que ocurre cuando nos quieren obligar a tomar partido por un bando. Toda persona sensata sabe bien que a veces tienen más razón unos, otras los otros, a menudo nadie parece en su sano juicio. Hasta los extremistas pueden estar en lo cierto a veces, pero pierden su legitimidad porque nunca aceptan el punto de vista ajeno.
Para evitar esta patología, convendría promover una buena práctica, saludable en todo debate público: siempre incluir las diversas perspectivas. Y va siendo hora de que alguien controle más los vídeos que circulan en algunas redes, invitaciones al odio que no resultan sancionadas. Las sociedades tienden a olvidar sus peores errores cien años después de cometerlos (esta amnesia se denomina prescripción inmemorial). Después de un siglo se repiten los fiascos, con millones de muertos.
En fin, en el día internacional de la paz, dedico un modesto homenaje a quien fue sabio director de este periódico y admirable escritor, Delibes. Releer Las guerras de nuestros antepasados puede ser ahora un ejercicio recomendable. Su personaje, Pacífico Pérez, escuchaba a su 'bisa', a su 'abu' y a su padre relatar los combates que los hicieron hombres, pero no tenía ninguna gana de vivir la misma experiencia. El propio Don Miguel recordaba su paso por la marina durante la Guerra Civil, sin ninguna gana de matar a nadie.
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