Patraña
Crónica del manicomio ·
«Una hipótesis no tiene la contundencia necesaria para ser viral, y hoy todo lo que no pueda serlo carece de un puesto asegurado en la sociedad»Cada vez que escuchamos decir eso de «nadie puede negar que» o «como todos sabemos», adivinamos que lo que viene detrás es una patraña. Hay ... fórmulas retóricas que traicionan a quien las emplea, y esas afirmaciones que dan por supuesto un consenso general, al que nadie parece oponerse, es una de ellas. El curso lógico se invierte. Primero te dan por convencido, para allanar el camino, y después intentan convencerte.
No es buena cosa que todos pensemos lo mismo. Y si se llega a esa coincidencia por deducción y razonamiento, bien vamos, y no queda más remedio que aceptar el aserto general y reconocer la solvencia de lo expuesto. Pero cuando se usa deliberadamente una premisa convertida anticipadamente en verdad y, sobre todo, si se ofrece despojada de las características propias de un supuesto, seguro que después nos van a dar de comulgar con ruedas de molino, que es una imagen encantadora aunque contundente.
En mi profesión este tipo de patochadas es muy común. Como la psiquiatría es una disciplina que tiene pocos conocimientos seguros, pese a dárselas de científica e intentar equipararse a cualquier otra rama médica, necesita de tanto en tanto envidar con este tipo de encantamientos para asegurar su posición. Un recurso corriente es afirmar, por ejemplo, que, «como todos sabemos», el trastorno bipolar es genético y de causa cerebral. Naturalmente, nadie lo sabe en realidad, pues no hay la más mínima prueba que lo demuestre. Ni siquiera sabemos con exactitud a qué re refieren con trastorno bipolar, un mal tan reciente que no existía cuando yo empecé la especialidad. Una enfermedad inventada por quienes sacan beneficio de estos inventos. Pero es cierto que cualquiera puede comentar sobre la marcha que no aproveché mi tiempo y acabé en la ignorancia. Aunque en mi defensa tengo un fácil argumento. Me refiero a eso de que «como todo el mundo sabe», he sido un chico estudioso y atento.
En realidad, lo que la patraña pone en evidencia es el arrinconamiento de la hipótesis. La hipótesis ha dejado de gustar y su uso ya no atrae ni funda el conocimiento social. Literalmente viene a significar lo que «está puesto por debajo», y ya nadie se conforma con esa posición subordinada. El ciudadano quiere verdades y hechos fácticos, pero la hipótesis, que ni niega ni afirma, vive en la ambigüedad y sin garantías. Una hipótesis no tiene la contundencia necesaria para ser viral, y hoy todo lo que no pueda serlo carece de un puesto asegurado en la sociedad.
En 'El hombre sin atributos', Robert Musil creó un personaje principal, Ulrich, que quería vivir hipotéticamente. Un proyecto que ahora encaja mal con el hombre del presente, que en cuanto crece llena de atributos la especie. Las ciencias avanzan que es una barbaridad pero, como todos sabemos, las cosas del alma siguen sin progresar.
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