La patita

Si uno atiende a lo que lleva semanas haciendo el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, para no estar en precampaña lo disimula bien. Hiperactivo e incansable, puede visitar hasta tres sitios al día en la comunidad y todavía tener tiempo para la promoción de su imagen política fuera de los límites de Castilla y León. Para no estar en precampaña, los cinco consejeros del PP fingen muy bien. El presidente no les deja parar. Hasta la titular de Educación, la soriana Rocío Lucas, se mueve estas semanas, pese a sus casi nulas aptitudes de simpatía y cercanía con estudiantes, padres y madres de alumnos y profesores. ¡Cómo no estará el patio político popular en Castilla yLeón por un posible adelanto de las autonómicas! Hasta quien es incapaz de conseguir votos trata de mostrarse amable.

Cómo no estará de excitado el ambiente preelectoral en Castilla y León que los de Ciudadanos, en sus múltiples y pintorescas facciones –igeistas, cada vez menos; inesianos, los más; los sin tierra, que crecen y crecen, y los amortizados–, cada día están más solos. Para ser ellos y los del PP una piña, como se encarga de predicar sin éxito el vicepresidente, portavoz y consejero de todo lo de Ciudadanos en la Junta, menos de Cultura porque no llega, Francisco Igea, lo enmascaran que da gusto. Es imposible ya encontrar a un cargo del PP en un acto que protagonice uno de Ciudadanos. Todo un síntoma de que cuando se rompa la coalición, una parte no derramará ni un suspiro. El PP ya actúa como si el partido de Inés Arrimadas tuviera fecha de defunción. Y para darle gusto, los ciudadaneros ya enseñan la patita y parecen 'dispuestos' a hacerle el penúltimo favor al PP (acelerar las elecciones).

Tiempo lleva aguantando este cronista de todo menos lindezas por la afirmación, repetida en esta columna dominical, de que al menos dos procuradores naranjas –otra fuente sostiene que tres– ponen ojitos al PSOE si su secretario regional, que no líder, presenta otra moción de censura a partir de marzo y resulta que eso ha quedado más que ratificado esta semana cuando la coordinadora regional ciudadanera, Gemma Villarroel, no ha tenido empacho en admitir lo que muchos tienen en la cabeza: si hay que hablar con el PSOE de Tudanca, se habla (y después se pacta, claro). Por mucho que corrigiera en Twitter , dejó claro que si Tudanca presenta moción, al PP le ponen ruedas para expulsarlo cuanto antes de la Junta. Por cierto, para los que aún se creen a la que manda en el PSOE regional, Ana Sánchez, cuando dice que no habrá moción de censura: si Tudanca no la formula, tal y como le van las encuestas –en su contra todas– será candidato amortizado. Habrá moción de censura... si antes no hay elecciones.

El relato del anticipo electoral tendrá el jueves 18 un capítulo interesante. Ese día, en las Cortes, el PSOE pedirá (también Podemos y Vox) que se devuelvan los presupuestos a Carlos Fernández Carriedo, el consejero de Economía y Hacienda, en quien el presidente Mañueco tiene puestas todas sus complacencias contables públicas. Pedirle a Tudanca un presupuesto alternativo es como querer que una vaca dé ginebra y reclamarle una alternativa al presupuesto sería pretender que brote alfalfa de un rosal. Los que están al frente de este PSOE solo piensan en el domingo 28 y que sea reencumbrado Luis Tudanca como secretario regional: así se garantizan ir en las listas de las próximas elecciones y seguir cobrando mucho y trabajando poco. Se les ve la patita. El Presupuesto se seguirá tramitando después del jueves. Siguiente capítulo del relato del adelanto electoral: final de diciembre; la factura de PorÁvila no parece hoy fácil de tragar por el PP y puede ser el argumento definitivo del adelanto electoral.

«Quien sea capaz de hacer que su adversario se desplace hacia donde uno desee, se situará en una posición de ventaja». Sun-Tzu dixit. ¿Quién puede convocar elecciones? El presidente de la Junta. Solo él. Y se cuida mucho de no enseñar la patita.