La multiplicidad
Crónica del manicomio ·
«El mundo se ha vuelto extremadamente complejo y no hay un panóptico mental que nos permita tener un conocimiento enciclopédico»En el ciclo de conferencias que dictó Italo Calvino en 1984, bajo el título de «Seis propuestas para el próximo milenio», una de ellas, en ... concreto la última, elige la 'multiplicidad' como signo de los tiempos que estaban por venir y que acabaron por llegar. Es difícil no aceptar que lo múltiple recorre hoy nuestra cultura de extremo a extremo. No sé si el resto de sus vaticinios fueron tan atinados como este, aunque me temo que sí.
Hoy todo es plural. El mundo se ha vuelto extremadamente complejo y no hay un panóptico mental que nos permita tener un conocimiento enciclopédico. La figura del sabio universal, que reunía sobre su única persona los saberes del mundo, ha desaparecido. Ni siquiera las enciclopedias, que se proponían aunar los conocimientos, están en el mercado de los libros. Su heredera, la Wikipedia internáutica, resulta en realidad una acumulación libre y caótica de saberes sin visos de unicidad.
El Uno se ha roto, ha explosionado y sus fragmentos se extienden por la sociedad. Todo son cachos. Se salta de un consumo a otro sin continuidad. El mundo es plano, mera superficie, sin verticalidad. No hay jerarquía del tiempo ni de autoridad. Todo sucede en un presente que elimina las franjas del pasado y los escalones del futuro. No hay capas ni estratos, sólo montones por acumulación del capital. La historia, que es el respeto civilizado por los pisos de abajo, no se cultiva y cuando aprieta y se impone, pronto se la reduce a una curiosidad, a un adorno académico o a un soplo de nostalgia. En el plano uniforme en el que habitamos, las cosas se disponen irregularmente pero al mismo nivel, siguiendo la lógica de un capilar.
El politeísmo ha vuelto. Cada uno tiene su dios individual, aunque ahora el ángel custodio ha sido sustituido por el psicólogo, que hace sus veces y se muestra siempre dispuesto a aconsejar y orientar en esa confusa maraña. Aunque los más desconfiados se preguntan, sin respuesta, quién orienta al psicólogo, pues también deambula por la misma superficie, convertido en un consejero civil y secular que, pese a todo, simula serenidad en medio del tráfago general.
Mientras tanto, siguiendo los mismos dictados, los sexos se han multiplicado y el cariño se ha vuelto poliamoroso. Ya no hay hombre o mujer. Ahora hay homo, hétero, bi, pan o asexual, por una parte, o cis, trans y no binario, por otra. No hay parejas sino parejos. Nada es fácil de identificar porque todo es plural y fugaz. Hasta la sexualidad se ha fragmentado y circula por aplicaciones de citas o en forma de 'sexting', convertida en un breve mensaje acompañado de la correspondiente imagen sexual.
Bajo la multiplicidad todo parece banal, pero nada lo es. El más mínimo componente puede convertirse en mortal. Los elementos, aunque se cuenten con los dedos, o solo con un dedo, son pandémicos y metastásicos por naturaleza. Lo suyo no es permanecer sino multiplicar.
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