Mitología de la fe
Después de las palabras ·
La fe no es una simple cuestión religiosa, es una declaración de principios de la voluntad sustentada en la conciencia. La religión extorsiona el alma ... de quien cree en ella, la Iglesia controla voluntades y la fe abusa de la esperanza, y lo que llamamos espíritu no deja de ser un sabotaje de la vida. La humanidad necesita y cree en símbolos y se aferra inopinadamente a ellos, la humanidad misma es otro símbolo de la vida.
La ciencia es un dominio sin límites, pero con fronteras. Los planteamientos científicos son poderosos y más propios de la juventud y de la madurez; en el tercer ciclo de la vida, la prioridad es más de origen sociológico y filosófico. Tal vez el alma se sobrepone poco a poco a la materia, o quizás se solapan y se funden. Realmente podemos ser espíritus desalmados y materia animada. En el fondo del proceso civilizador, el diálogo socrático es el eco que no cesa. La eterna conversación dialéctica de los humanos es la letanía que mueve el mundo.
La ética de la fe es la instantánea del comportamiento, no se trata solo de una cuestión moral, sino de un viaje iniciático de la humanidad hacia un mundo desconocido e inquietante. La moral llega a ser un concepto anacrónico en un mundo que habla demasiado de una ética que en el fondo desprecia. Cada verdad en la que creemos esconde una mentira, y algo más preocupante, cada mentira puede esconder una verdad. La vida se ha convertido en una sempiterna escenificación teatral de palabras, actos y sentimientos. Todo es una función impostada y representada con gran verosimilitud, como si fuera la verdad incontrovertible. La mentira domina el mundo contando infinitas verdades relativas. La vida es suplantada por su apariencia, y también es sustituido el humano por su hipocresía.
La mitología de la fe es impura religión abarrotada de dioses menores y caprichosos, capaces de asombrar y seducirnos. El mito de la fe es una sombra alargada de vida.
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