Los toros y las cosas del ayer
«Sigue siendo más atractivo el escándalo de una plaza con trajes de luces que la trivialidad del espacio cívico y políticamente correcto»
Mejor un centro social que un centro comercial, como le ocurrió a las Arenas de Barcelona. La tendencia de reconvertir espacios ha llegado también a ... Valladolid: una fundación animalista pide reconvertir la plaza de toros en un espacio multifuncional.
Nada nuevo en los planes urbanísticos de las ciudades, donde las fábricas de ron y ginebra que explotaban iletrados han acabado siendo teatros, y los mataderos, centros de exposiciones donde en lugar de reses cuelgan cuadros.
Todos ellos son lugares que cayeron en desuso con el paso del tiempo y las modas. Fijémonos en cómo el coliseo de Roma, un lugar en el que se enfrentaba a esclavos con fieras, ha quedado ahora como símbolo de belleza.
Hay, sin embargo, una distancia evidente entre estos y la plaza vallisoletana: todavía se llenan las 15 filas de tendidos colocados en forma de un tambor de estilo románico y neomudéjar. Y, lo que es más importante, todavía hay muchos apasionados de la tauromaquia que ven arte en los naturales, las verónicas y las girandillas.
Pedir que se celebren charlas en talleres para aprender a escribir de forma creativa en un lugar en el que se han batido a muerte figuras como Fanfarria –el único toro indultado de la historia de la plaza–, y la novillera Juanita Cruz –que en 1936 se presentó como la primera mujer torera, a pesar de estar prohibido en España–, es interpretar que ha sucedido algo que no ha pasado: los toros no son cosa del ayer. Sigue siendo más atractivo el escándalo de una plaza con trajes de luces que la trivialidad del espacio cívico y políticamente correcto.
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