Resaca nacional

Lejos de celebrar un genocidio, como maldijo ayer Belarra, la Fiesta nacional se cuela en el calendario de todos los españoles y gran parte de hispanoamericanos para recordarnos un momento histórico que cambió la forma en la que se configura el mundo tal y como ahora lo conocemos.

Fue hace ya más de cinco siglos cuando un grupo de osados marineros llegaron a unas costas inhóspitas para descubrir que el Occidente no estaba solo, que existían otras personas como ellos con todo un Nuevo Mundo por escribir.

La osadía de Colón y su puñado de tripulantes sirvió como el inicio de un ciclo en el que la diplomacia entre pueblos marcó el devenir de varias civilizaciones. Fueron años difíciles en los que los Reyes Católicos invirtieron su suerte para hacer de la Corona una casa mayor allende los mares.

Más allá del despliegue de las fuerzas armadas, los vítores a la futura reina de España o los abucheos al Presidente en funciones, el 12 de octubre nos recuerda muchos de los orígenes de nuestra cultura, un legado fruto de las expediciones, los intercambios y el progreso conjunto de dos continentes. Es esto lo que levanta tanta resaca nacional este viernes, en el que cada cual ha hecho memoria de lo que significa ser español, con alegría o sin ella.