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Incendio el pasado verano en la zona limítrofe entre Orense y Zamora. Mariam A. Montesinos-Efe

Las cosas cambiaron, y nosotros con ellas

«Gran parte de los españoles han olvidado de dónde vienen y tampoco parecen entender que un país es una trama de afectos que te hace sentirte en comunidad con personas a las que nunca conocerás, pero con la cual compartes una identidad»

Miércoles, 12 de noviembre 2025, 07:19

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Este verano fuimos testigos, en la Raya de Zamora y de Orense, de los estragos del paso del tiempo. Uno lo va viendo, verano tras ... verano, año tras año: muere aquel anciano, esa familia deja de volver al pueblo, primero en Semana Santa, luego ya en verano, y al final, aquella casa del barrio bajo se terminó de caer con las lluvias del otoño. «El tiempo es una lluvia paciente y amarilla», escribió una vez Julio Llamazares, y uno lo va viendo, pero no quiere asumirlo. Muchos de los pueblos de estas envejecidas provincias de interior se van apagando poco a poco, y la naturaleza, inmisericorde, se va cobrando su venganza. Lo que hace cuarenta o cincuenta años era 'ager', tierra cultivada y cuidada, se ha convertido en 'saltus', tierras agrestes, salvajes, llenas de biomasa que, tras una primavera lluviosa, son un combustible listo para arder.

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