Aprender de los errores del pasado

«Hay films que ayudan a entender la historia inmediata a partir de unos hechos verdaderos; o previenen acerca de los peligros de dejar suelto al demonio de la violencia y del terror»

Luis Díaz Viana

Valladolid

Sábado, 23 de diciembre 2023, 00:43

Sigue debatiéndose la paulatina reforma -contenida en el decreto curricular de Bachillerato- que fue propuesta hace más de año y medio. Entonces, se alertó por ... parte de algunas instituciones que podría conducir a una suerte de abandono del conocimiento de nuestra historia; ya que, si los alumnos estudiaban sólo lo acontecido en este país a partir de 1812, quedarían al margen sucesos tan trascendentes como el reinado de los Reyes Católicos, la Reconquista contra los musulmanes o el descubrimiento y dominación de América. Y lo que parecía más grave para muchos: con esa supuesta estrategia de escamotear el papel imperial que desempeñó España en el mundo, decaería «el orgullo de ser españoles». Hasta la Real Academia de la Historia, advirtió -no sin motivos- de cierto riesgo: «Hay un exceso de presentismo y de exclusiva atención a la más reciente etapa de la historia contemporánea en la determinación del programa de 'saberes básicos'. Este sesgo presentista produce planteamientos explicativos que privan a los estudiantes de la necesaria visión diacrónica que caracteriza la perspectiva histórica integrada».

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Si bien la tendencia al presentismo siempre la ha habido y la habrá en historia, puesto que -tanto al leerla como escribirla- no dejamos de estar infiriendo e interpretando al pasado para comprender lo que sucede en el presente y conformar lo que queremos que sea el futuro. De manera que el interés por temas o personajes concretos, dependiendo de las épocas que vivimos, no constituye ninguna casualidad (como tampoco lo es la omisión u olvido de otros). En esa lucha por la apropiación del ayer, con frecuencia se incurre en curiosas paradojas. Así, ¿qué orgullo cabe sentir, desde los sectores reaccionarios de nuestra nación, por la injusta decisión de los Reyes Católicos de expulsar a los judíos españoles, precisamente ahora que los grupos más conservadores apoyan de forma incondicional políticas genocidas como las del actual gobierno de Israel? ¿No sería mejor reivindicar acontecimientos como la llamada 'Controversia de Valladolid' donde eclesiásticos españoles se plantearon la 'humanidad' de los 'salvajes' de los pueblos conquistados?

Tras la polémica suscitada por críticas de peso, como la anterior, el Ministerio modificó sus postulados iniciales, demorando la aplicación completa del nuevo modelo a lo largo de una serie -más o menos definida- de cursos académicos. Pero la verdad es que la reorientación que quería darse al currículo de los bachilleres también obedecía a aspectos que cabe considerar como pertinentes: sobre todo, si se tiene en cuenta que -durante décadas- resultaba habitual que, a causa de la extensión del programa (o la incomodidad por tratar determinados asuntos), no se llegara nunca a abordar la Guerra Civil y la dictadura franquista.

De ahí -quizá- que la desmemoria, unida a la 'ley de miedo y silencio' de tantos años, haya llevado a que surjan movimientos que miran con nostalgia tiempos abyectos. Y que los jóvenes normalicen signos o actitudes que jamás deberían regresar, como si fueran cosas ya inocuas -e incluso perfectamente admisibles-; cuando, desde una perspectiva democrática, en absoluto lo son. Es innegable que, a menudo -y, por ejemplo, en bastantes películas- se ha tratado demasiado esquemáticamente la situación de la España de la República y la posterior contienda, hasta asemejarse a un 'spaghetti western' de buenos y malos. Y lo que ocurrió entonces o lo que ocurriría después era mucho más complejo y profundo. Sin embargo, hay films -como el que se está exhibiendo actualmente en los cines con el título de 'El maestro que prometió el mar'- que ayudan a entender la historia inmediata a partir de unos hechos verdaderos; o previenen acerca de los peligros de dejar suelto al demonio de la violencia y del terror. Aquéllos que -en el caso que narra esta producción- se apoderaron de las tierras castellanas y leonesas mientras corría el verano de 1936. Porque importante es conocer toda la historia, pero saber cuál fue la realidad más próxima que nos ha precedido resulta esencial para que -en un futuro- no se repitan los mismos errores del pasado.

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