Una parada rural
«Como ya ocurriera con las frecuencias del AVE, ahora las paradas de autobús. De nuevo el Ministerio de Transportes saca la tijera para confeccionar un mapa con ajustes»
Aún reivindicándome como un animal urbano, no podría pasar por alto las bondades que esconde el territorio acotado por el aire puro, las aguas más ... cristalinas y donde las horas discurren a un tempo distinto a la gran ciudad. Los pueblos son yacimientos de vida genuina y reposada, pero donde, no olvidemos, hay vida. Y lo subrayo por si alguien se ha pensado que los que se resisten al asfalto tienen menos derechos que los que habitan las grandes urbes.
Las gentes del medio rural no quieren privilegios, sino servicios de andar por casa. Un médico próximo, una botica por si prescribe algo, una pequeña tienda de ultramarinos y un bar. Si uno tiene la suerte de trabajar en la zona, eso que se ahorra, pero si hay que salir de la linde, un transporte público es lo que conviene. Y de nuevo, el criterio de la rentabilidad, de la competitividad. Como ya ocurriera con las frecuencias del AVE, ahora las paradas de autobús. De nuevo el Ministerio de Transportes saca la tijera para confeccionar un mapa con ajustes: 474 paradas en 346 pequeños municipios. Lo peor de todo es que de nuevo se impone el criterio del tamaño y se penaliza a los territorios más reducidos y con menos población.
Otra vez en el brete de quien quiera servicios que los pague. Cada ajuste, un golpe al padrón. Y de nuevo se carga contra el medio rural que, a este paso, se convertirá en un cuarto rural, la fracción de un todo que acabará en la nada.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.