Malos tiempos para colaborar
«Los alumnos son los primeros en percibir conflictos entre iguales y está bien que ellos tomen partido en situaciones que pueden manejar»
Los colegios van un paso por delante de la clase política. Los conflictos en el aula se alivian con la figura del mediador. Aparentemente podría ... parecer que al profesor se le está despojando de una de sus múltiples competencias, pero no es así. Los alumnos son los primeros en percibir conflictos entre iguales y está bien que ellos tomen partido en situaciones que pueden manejar. Quizás con esta metodología estemos cultivando la sociedad del mañana. Una en la que las diferencias se solventen antes de que sea irremediable.
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Porque en general nos hacen falta muchos mediadores. Las empresas con visión han instaurado la cultura 'compliance', una especie de vigilante de paisano que observa los comportamientos del entorno para evitar riesgos y, de paso, proteger la imagen de la empresa. En casa, tampoco sobran mediadores. Más que nada para que no llegue la sangre al río. Pero, ¿qué pasa con nuestros políticos?
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La polarización hace imprescindible la mediación. El contexto no es favorable. Vivimos en precampaña electoral, de modo que no son buenos tiempos para colaborar. Ni siquiera en la adversidad. Con el terreno todavía humeante, con el dolor de las pérdidas, toca reconstruir. Sacar los colores por la gestión y, al tiempo, reconocer que fueron incendios de sexta generación, no ayuda. Lo que ayuda es anticiparse, prevenir y, en vez de dar golpes bajos, trabajar codo con codo con el que ha sufrido.
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