La venganza es estéril
«Nada se arregla lanzando a la especie humana contra sí misma»
No es posible imaginar una guerra más sucia que la necesidad de ella. El vocablo misil es ya nuestra obsesión. Todo humano guarda un misil ... en su corazón y un detonador en su mente, y guarda más maldad, cuando su corazón es una industria nuclear y su cerebro su supermercado de compra y venta de vida y muerte.
La guerra es un estado de hecho invencible en nuestro mundo. El tiempo no existe en las guerras. El paso de las horas se detiene y la paz es el funeral de toda guerra. No hay claroscuros en la violencia humana cuando los humanos de cualquier nación, raza, género y riqueza la piensan, la deciden, la ejecutan y la sufren. Volvemos a las catacumbas de la destrucción junto al ángel exterminador.
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La imagen de los vencedores queda grabada indeleblemente en el rostro de los derrotados, pero derrotados lo son todos. Verdad insoslayable es que toda victoria no es más que la venganza de una derrota anterior, y toda derrota sólo es la consecuencia de una victoria pasada. El dulce perfume del triunfo y el amargo sabor de la derrota están condenados a vivir permanentemente la devastación. Guerras cuyo precio mortal es el espejismo de la paz.
La Ley del Talión no es eficaz a medio plazo, la venganza es estéril, la sangre derramada no se lava con más sangre. Nada se arregla lanzando a la especie humana contra sí misma. La muerte no arregla la vida. Un nuevo orden y su correspondiente desorden mantienen el natural desequilibrio del orbe mundial.
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