Desaceleración e incertidumbre
Las variables analizadas por ECOVAEstudios avalan que la realidad económica de Castilla y León auguran procesos de desestabilización en los próximos trimestres
TRAS la presentación del Observatorio Económico del Servicio de Estudios Económicos de Castilla y León (ECOVAEstudios) correspondiente al segundo trimestre del presente año, podemos considerar ... que la situación que estamos viviendo se caracteriza por dos notas: la primera es que el crecimiento de la región es débil; por otro lado, la inflación no cesa y se mantiene en datos elevados, con las consecuencias socioeconómicas que de ello se derivan, siendo la más reseñable en el panorama europeo, con alta afectación de las economías regionales, la de la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE).
Nos enfrentamos, por tanto, ante un horizonte que es complejo, donde la volatilidad e inseguridad se transforman en incertidumbre, lo que afecta al consumo y a la inversión. No obstante, la economía regional viene manteniendo un cierto dinamismo, caracterizado por una cierta resiliencia, apoyado todo ello en la recuperación de PIB postpandemia, un gasto público desorbitado y un sector comercial exterior pujante, dada la alta consideración internacional de las materias primas y productos regionales.
Todo ello aglutina una tendencia coyuntural que no da signos de extrema gravedad, pues los indicadores económicos fluctúan constantemente dando una sensación de estabilidad económica que es totalmente ficticia. En este sentido, y analizando la tendencia estructural, podemos afirmar que la previsión para 2024-2025 no es nada halagüeña debido, principalmente, al inicio de una desaceleración continuada ya que no se están acometiendo las reformas estructurales necesarias, así como a la notable existencia de un descontrol del gasto y, por ende, del déficit público.
Por todo ello, el panorama no es muy alentador. Las principales realidades a las que nos enfrentamos reflejan un elevado gasto público que hace que la fortaleza de la demanda sea ficticia; los presupuestos están desequilibrados y no guardan relación con el momento socioeconómico; la deuda está aumentando hasta límites insospechados; la inflación no termina de disminuir, principalmente, debido al elevado gasto público; la subida continuada de tipos está provocando una pérdida del poder adquisitivo del ciudadano y un empobrecimiento de la población; y a todo esto se le debe sumar la minoración de los márgenes empresariales y la desconfianza de los inversores.
A esto se deben añadir las consecuencias futuras que pudieran surgir de la Guerra en Ucrania, las crisis bancarias que podrían llegar, así como una economía en la UE con problemas coyunturales serios y con tendencia a la baja debido a la caída del consumo privado, a la menor intensidad de las exportaciones, al debilitamiento de la demanda externa y a la minoración de las inversiones.
Con estos antecedentes debemos caminar hacia una toma de decisiones contundentes y sin marcha atrás, como es el retorno al cumplimiento de las reglas fiscales en 2024 y la reducción drástica, y sin miramientos, del gasto público. Pero también tenemos que ser previsores ante los diferentes escenarios venideros, como es el escaso crecimiento de la economía de la eurozona, ya que Alemania se encuentra en una recesión, Francia e Italia creciendo menos del 1% del PIB y una economía europea, en general, con escaso crecimiento.
Todos estos hechos hacen más que posible una recesión técnica coyuntural, aunque todo depende de cómo se vaya actuando tanto a nivel europeo, nacional como regional, donde los Gobiernos tienen un papel determinante, aunque sea preocupante la poca o nula capacidad de respuesta que podrían tener sino reaccionan a tiempo. Podemos afirmar, por tanto, que las variables analizadas por ECOVAEstudios avalan que la realidad económica de Castilla y León se encuentra en un momento de desaceleración e incertidumbre, con procesos de desestabilización en los próximos trimestres. Por ello, es más que necesario que se afronte la realidad socioeconómica sin fisuras, con prudencia y con sentido común al objeto de lograr mantener el estado del bienestar.
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