El debate político, en el barro
«Se han movido los límites de lo tolerable hasta tal punto, que no parecen importar demasiado ni la calidad ni la coherencia de los argumentos, sino solo el impacto que causarán y la ventaja mediática que podrá obtenerse de ellos»
Si el nivel del debate político ya venía aquejado de una notable degradación desde hace tiempo, los últimos y recientes episodios han terminado por colocarlo ... en el suelo. Pero no en un suelo limpio y transitable; todo lo contrario, en un suelo sucio y embarrado a más no poder, del que da la impresión que no hay ninguna voluntad de salir y ni tan siquiera de asearlo mínimamente. Como si, agotado el tramo de la confrontación propiamente política, se hubiera decidido pasar a otra fase, esa en la que ya no importa tanto ganar el debate, con mejores o peores argumentos, sino más bien hundir al protagonista. Bien a la vista está que los elementos a organizar para obtener una ventaja política, sean ideas, proyectos, o iniciativas, han quedado penosamente sustituidos por los audios, los videos, los wasaps, los informes, las fotos y todas esas cosas con que tanto nos hemos familiarizado últimamente.
El último debate celebrado en el Congreso de los Diputados a propósito de las andanzas del conocido trío (Ábalos-Koldo-Cerdán), es una muestra más que evidente del ecosistema en que se desenvuelve la vida política española actualmente. Explicaciones, lo que se dice explicaciones sobre por qué esas personas estaban allí, por qué dejaron de estarlo, qué hacían, desde cuándo, para qué, etc., más bien pocas y difusas; y eso que hubo preguntas muy directas y muy precisas sobre lo ocurrido, que se eludieron como tantas veces ocurre en este tipo de debates, en los que se ofrece la posibilidad de eludir hábilmente lo incómodo y reconducir lo demás a un espacio donde sea posible obtener alguna ventaja comparativa sobre el adversario, que de eso se trata por encima de todo lo demás. Y así se percibe en la distancia; donde en algún tiempo hubo tenacidad, vehemencia, tensión parlamentaria incluso, ahora te deslumbran los destellos que proceden de las armas blancas, relucientes y afiladas, con que se acude a la sesión, porque ya se intuye de antemano que habrá ocasión para entrar en el cuerpo a cuerpo, o tal vez sea ya esa la intención preconcebida.
No es de extrañar, pues, que en esa célebre sesión a la que me refería, la evocación de la familia, los parientes, ya lo sean por consanguinidad o por afinidad, los amigos, o los allegados, se convirtiera en lugar común, tuviera o no relación con el feo asunto que había provocado el debate. Se han movido los límites de lo tolerable hasta tal punto, que no parecen importar demasiado ni la calidad ni la coherencia de los argumentos, sino solo el impacto que causarán y la ventaja mediática que podrá obtenerse de ellos. Y lo más grave de todo ello es que esos contenidos no son fruto ni del calentón escénico ni de la improvisación espontánea; como casi to en la política, sea acertado o erróneo, es la manifestación de una estrategia pensada y conscientemente ejecutada.
Una reciente encuesta del CIS, muy comentada estos días a pesar de que a los sondeos de este organismo se le suele conceder escasa credibilidad, puede proporcionar alguna clave de lo que está pasando tras haberse desvelado el más que famoso Informe de la UCO y la identidad de las tres personas afectadas, al menos hasta el momento presente. Porque nadie es capaz de asegurar ahora mismo que no haya más audios, más wasaps, más fotos, más testimonios comprometedores o más pruebas de convicción, lo que alimenta un clima de sospecha, de alerta y de expectación que no le viene nada bien al desenvolvimiento razonablemente normal de la actividad política o institucional.
Viene a decir ese sondeo que, por efecto de los casos de corrupción, y seguramente también del alto nivel de los presuntos corruptos y del tono soez de sus conversaciones, el PSOE habría descendido algo más de siete puntos respecto del apoyo electoral estimado en el sondeo mensual anterior. Siete puntos en un mes, bajar del 34 al 27% en la estimación del voto, es una barbaridad. El PP retrocedía también, aunque solo ocho décimas, hasta un 26,5%, quedando prácticamente en empate técnico con el PSOE, lo que viene a significar que no es quien se beneficia especialmente de la caída del adversario. Y siendo todo eso llamativo, aunque más o menos previsible, lo más notable es que en ese sondeo VOX escalaba casi seis puntos, colocándose en un 19% en intención de voto. El estudio de procedencia y trasvase de votos entre PP y VOX venía a decir que si el PP recogía como voto útil procedente de VOX unos doscientos cincuenta mil, el trasvase del PP hacia VOX superaba el millón. En el caso del PSOE, el pronunciado descenso beneficiaba un mínimo a Sumar y a Podemos, situados en el 7,8 y 4,4%, respectivamente, lo que supondría que la mayor parte del voto perdido estaría refugiada en la abstención. El impacto de lo ocurrido en el voto femenino y en el voto joven, o los datos de confianza en los principales líderes hacen el panorama aún más oscuro.
De los sondeos siempre se dice que son una foto del momento y que, salvo sorpresa, están todavía suficientemente alejados del momento electoral (dos años, si la legislatura no se interrumpe antes, lo que no es descartable). Pero, con todo el margen de error que puedan tener, marcan una tendencia y condicionan las estrategias a aplicar, como también impulsan las reacciones y los comportamientos. Tampoco se podrá decir que es este sondeo del CIS el que lo ha removido todo, porque ya venía de antes, peo sí expresa de manera abierta un estado de opinión que muchos otros sondeos habían detectado,
En el caso del PSOE, ya que no se ha considerado la posibilidad de una cuestión de confianza parlamentaria, la reacción pasará por recuperar esa confianza de los socios de otra forma; concretamente, atendiendo reivindicaciones que fueron objeto de acuerdos de investidura con los partidos nacionalistas de Cataluña y de Euskadi, lo que abrirá otro frente para el debate crispado. Las iniciativas de esta semana en materias sensibles como la financiación, la Seguridad Social y las competencias acaban de hacerlo visible.
En el caso del PP, el reto ahora es doble: seguirá aspirando a recuperar voto útil de VOX, pero la prioridad estará en evitar el trasvase a la inversa. Y la tentación de radicalizar el discurso a tal fin ya ha dado muestras palpables últimamente, a la vista de las nuevas líneas de ataque personal, cuya eficacia, que no su corrección, está por ver.
Así que es muy probable que se nos avecine un otoño tórrido, más que caliente, y que ni siquiera la canícula nos dé un respiro. Pero tómenselo en lo que sea posible; háganlo por propia iniciativa, por ustedes mismos. Y a ver si cunde el ejemplo.
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