El cuento de la felicidad en el trabajo
El foco ·
El aumento desmesurado de los problemas de salud mental en el ámbito laboral está directamente vinculado a la deshumanización, principal causa de deterioro psíquicoJesús G. Maestro
Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada
Domingo, 10 de agosto 2025, 00:03
En los últimos años, y sobre todo después del confinamiento del covid, se ha impuesto una 'narrativa dominante', más bien un 'cuento de dominio público', ... sobre la felicidad en el trabajo. Este 'relato' se presenta como una verdad incuestionable y necesaria, de tal modo que quien no lo acepte se convierte en un problema para los demás.
Dicho sin rodeos: si no eres feliz en el trabajo, eres un mal compañero. Ahora resulta que si te quejas de algo en el trabajo no es que tengas un problema laboral, sino que el problema eres tú. Y todo porque no sabes ser feliz en el trabajo.
Sin embargo, al analizar con rigor los informes, datos estadísticos y testimonios que se aducen, esta 'narrativa' se revela más como un cuento que como una realidad. Estos 'relatos' sobre la felicidad en el trabajo hacen pensar en las aventuras de Alicia en el país de las maravillas.
Nos ponen como ejemplo a trabajadores de países escandinavos, y se nos dice que debemos imitarlos, porque acuden felices a sus labores: aman lo que hacen a diario y afirman incluso que no dejarían de trabajar aunque tuvieran dinero infinito. Esta hipérbole, que parece salida de la imaginación de un personaje de Aldous Huxley en 'Un mundo feliz', contradice radicalmente la experiencia común y los datos de otros informes más realistas, donde la mayoría de la población no solo no ama su trabajo, sino que lucha por sobrevivir en ambientes laborales muy duros y adversos, donde la felicidad ni está ni se la espera.
Este tipo de relato actúa como una especie de catequesis moderna sobre la felicidad laboral: si no eres feliz en tu trabajo, es porque no has asumido la 'filosofía' correcta o porque esperas que otros (tus compañeros o jefes) hagan el trabajo que te corresponde hacer a ti. De esta manera, cualquier problema laboral se individualiza y desvincula de las condiciones materiales y sociales que regulan legalmente la experiencia colectiva del trabajador.
Lo que el sistema dice está muy claro: si no eres feliz en el trabajo, es porque no trabajas como es debido, pues el trabajo está ahí para hacerte feliz. Menos mal que no nos dicen que «nos hará libres». Está claro que estos relatos, o cuentos, según se mire, prestan más atención a la rentabilidad del trabajador que a sus derechos. Se habla de la felicidad laboral, no de los derechos de los trabajadores.
Reconozcámoslo sin complejos: el trabajo es aquello que solo se hace por dinero. La felicidad empieza al terminar la jornada
Este 'catecismo de la felicidad laboral' no es un fenómeno novedoso ni exclusivo de sociedades democráticas o liberales. Su función es fundamentalmente ideológica: se presenta como un mandato o imperativo, una norma que obliga a los trabajadores a mostrar una actitud positiva frente a sus tareas, independientemente de las condiciones reales del trabajo o de sus efectos psíquicos. Este 'catecismo' sostiene, de modo dogmático, que «cuanto más trabajes, más feliz serás», un axioma que los datos empíricos desmontan con contundencia.
Frente a la retórica de la felicidad, los informes sobre salud mental de los trabajadores presentan un cuadro alarmante. Según encuestas recientes, durante el último año, dos de cada diez trabajadores han sufrido problemas o síntomas relacionados con la salud mental, un porcentaje que se ha duplicado en poco tiempo: del 13% en 2021 al 26% en 2024. Más aún, un 42% de los trabajadores afirma haber experimentado algún problema mental atribuido directamente a las condiciones laborales.
Estos números acreditan que la 'felicidad laboral' es más una imposición ideológica del mercado que una realidad en la vida de los trabajadores. La sobrecarga de trabajo, identificada como la principal causa de malestar, afecta al 64% de los empleados, a los que ocasiona problemas de salud mental. Este deterioro psicológico no es superficial, sino que en una proporción creciente se manifiesta en síntomas graves, que requieren atención médica y hospitalización.
La contradicción entre el 'catecismo de la felicidad laboral' y la realidad del trabajador no puede ser más clara: a mayor intensidad y duración del trabajo, mayores son las probabilidades de sufrir enfermedades mentales. Este dato debería cuestionar radicalmente cualquier discurso optimista sobre la felicidad en el trabajo.
El aumento desmesurado de los problemas de salud mental en el ámbito laboral está directamente vinculado a la deshumanización del trabajo, fenómeno que se convierte en la principal causa de deterioro psíquico. Dos de cada tres trabajadores afectados asocian su malestar a esta causa. Por otro lado, la falta de reconocimiento y la precariedad laboral actúan como factores que agravan la situación, seguidos de la dificultad para la conciliación y la inseguridad en el empleo, especialmente entre los trabajadores más jóvenes.
Este panorama revela que el mercado laboral contemporáneo se configura, en buena medida, como un mecanismo que extenúa y destruye la salud psíquica del ser humano. Lejos de ser un espacio de realización personal o felicidad, el trabajo se convierte en un espacio de desgaste y sufrimiento, en el que la inteligencia personal queda marginada en favor de la lógica fría y exigente del mercado.
La realidad demuestra cómo este relato no solo ignora las consecuencias de la vida laboral, sino que además contribuye a una alienación profunda del trabajador. La persistencia de esta 'narrativa' falsamente positiva oculta la creciente sobrecarga negativa del mundo laboral: precariedad, inseguridad y falta de reconocimiento que afecta a millones de personas. De este modo, el 'catecismo de la felicidad laboral' funciona como una especie de argumento, ciertamente falso, que sirve para justificar condiciones laborales insoportables y silenciar el malestar individual y general, hasta convertir el trabajo en un dispositivo de destrucción psíquica.
Reconozcámoslo sin complejos: trabajo es aquello que solo se hace por dinero. La felicidad, como la libertad, empieza, si hay suerte, cuando termina la jornada laboral.
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