Un olor insoportable en política, de Miguel Ángel a Leticia
«Las naciones solo necesitan dos cosas para prosperar: buena educación e instituciones limpias»
Llevo 10 años en este apestoso oficio de la política y no puedo decir que no haya visto 'casi' de todo, pero este hedor resulta ... ya insoportable. El imparable descenso a las cloacas de esta legislatura amenaza con arrastrar a este país a la barbarie. No puede ser. No podemos seguir así. Es irresponsable, inmoral y peligroso. Irresponsable porque se está cargando de razones a quienes no ven más salida que el autoritarismo populista. Inmoral porque se desprecia a los ciudadanos. Ciudadanos que se levantan cada mañana, a trabajar y a enfrentarse con sus obligaciones, desayunando, todos los días, café con mierda. Es además peligroso, muy peligroso. Peligroso porque en una situación en la que se deslegitiman todas las instituciones los ciudadanos pueden verse impelidos a la ley del más fuerte como última ratio de subsistencia ante la arbitrariedad.
«Donde no hay ley, no hay libertad», esa frase de Locke debería de presidir todas las instituciones democráticas. Si cambiamos la justicia por la venganza, si sustituimos el derecho por la coacción, si trocamos la legítima defensa en chantaje… ¿Qué será de los débiles? No es de izquierdas lo que se está haciendo. Nunca prosperó la igualdad, ni la solidaridad en los regímenes sin Estado de Derecho. Tampoco prosperara la economía allá donde se cambie la libre competencia por los contactos y los favores ocultos. En lo visto estos días no hay 'empresarios' hay gánsteres dispuestos a todo para salir adelante. Acemoglu y Robinson lo sintetizaron bien en su 'El fracaso de las naciones'. Las naciones solo necesitan dos cosas para prosperar: buena educación e instituciones limpias. No confundamos un crecimiento circunstancial empujado por una situación excepcional con el progreso de una nación. Cuando se acabe el viento de cola nos daremos cuenta de que no éramos tan buenos marineros.
Pero no podemos confundirnos otra vez. El problema de la corrupción no se soluciona cambiando a unos por otros. No ocurrió con la corrupción del PP al cambiarla por la del PSOE. De hecho, queda claro en estos días, los mismos personajes siniestros juegan con unos y con otros. El problema es cambiar las normas. Transparencia, acabar con el autoritarismo en los partidos y reforzar a los controladores, en lugar de invadirlos. Si cambiamos a Leire por Miguel Ángel haremos un pan con unas tortas, otra vez. Ese fue el sentido de aquellos «nuevos partidos» que fracasaron a la hora de cambiar las normas. Lo se bien porque yo fui uno de ellos. Fracasamos en la ley de transparencia porque el PP no la quiso, fracasamos en el código ético porque el PP lo cambió en cuanto salimos del gobierno, fracasamos porque no nos dio tiempo de instaurar normas. Normas. Esa es la esencia de la democracia. Buenas leyes y buenas instituciones.
Miles de personas arriesgan sus vidas por llegar a nuestras costas huyendo de regímenes donde todo está podrido, donde la arbitrariedad pone en riesgo la existencia, donde los poderosos juegan con la vida de los mas débiles.
El peligro estos días no viene de quienes vienen desde África. El peligro es que nuestros gobernantes acaben llevándonos a África.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.