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El daño

«Arañar el corazón ajeno no es un atributo propio del presente. Es, sencillamente, el mal universal. Es la condena de quien no ha tenido suficiente ternura al lado como para aprender a lamer y a besar»

Fernando Colina

Valladolid

Viernes, 24 de marzo 2023, 00:03

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No hay condición más adversa que la de quien no sabe acercarse al corazón ajeno sin hacerle daño. Tratar de aproximarse a otro y al ... querer intimar acabar raspando, irritando o haciendo sufrir es sin duda una de las experiencias más amargas de la vida. Y, sin embargo, es un mal muy extendido que causa angustia y soledad. Incluso se piensa que es un defecto propio de la subjetividad moderna. Aunque quizá el defecto de los modernos consista en esto, en creer que todo ha cambiado y que las cosas están en continuo tránsito. Sin embargo, basta con leer a Cicerón, a Plutarco o a Tácito para comprender que las experiencias básicas de la existencia conservan la misma e inalterable sustancia. El amor sigue siendo imposible, la guerra no descansa y los duelos persisten. Cómo se haga el amor, la guerra o la visita a los cementerios es lo de menos. La forma es un revestimiento superficial. Igual da hacerlo en virtual, en metaverso, en analógico o en manual. Las apariencias no engañan, aunque juguemos a hacerlo. Son solo apariencias y autoengaños. Quizá nos creamos nuevos y recién estrenados a cada momento, porque eso llena la vida de historia, de ilusión y de ese descontento que empuja la vida y le concede la frescura de la juventud.

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